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Verdades, bulos y la tinta del calamar del PP

El diputado del Grupo Mixto y exministro de Transportes, José Luis Ábalos
16 de octubre de 2024 22:19 h

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Un repaso a los titulares de los últimos días es realmente descorazonador para los ciudadanos que aún no se han desconectado del barrizal en que se ha convertido la política española. El mínimo decoro debería llevar a PP y PSOE a no situarse en el ‘y tú más’ aunque no han dado pista alguna de que vayan a optar por el pudor. Siendo esa la premisa y con el propósito de que este no sea un artículo para hooligans (ni de unos ni de otros) es evidente que no todas las actuaciones son equiparables.

Sobre la trama de corrupción conocida como 'caso Koldo' lo realmente relevante es el informe de la UCO. Al menos hasta ahora. Pese a que no todas las conclusiones de las pesquisas de la Guardia Civil acaben siempre confirmándose, lo mínimo que puede decirse sobre esta investigación es que es demoledora para José Luís Ábalos. Se le atribuye un “papel relevante y de responsabilidad” en la red que operaba desde el Ministerio de Transportes y desmonta los argumentos que en entrevistas y tertulias llevaba meses dando. El piso para su novia y el chalé cerca de Sotogrande que pagaba un empresario retrotrae a esa España de los Correa y Bigotes que el PP de Feijóo hace ver que ni existió y el PSOE de Sánchez prometió que no volvería.

El ‘caso Koldo’ es también el ‘caso Ábalos’ pero por más que el PP se esfuerce, y es evidente que se esfuerza mucho, este no es el ‘caso Sánchez’. Al menos con la información que se ha conocido hasta ahora. Esgrimir que un medio publicó una grabación de un supuesto empresario que no se identifica y que no aporta prueba alguna cuando afirma que llevó bolsas de dinero a la sede de Ferraz y fundamentar en eso una querella es una maniobra más que endeble. Solo se explica por la estrategia de hacer el mayor ruido posible aunque después no tenga recorrido judicial. Mancharlo todo, cual tinta de calamar, cuando solo limitándose al informe de la UCO hay material suficiente para que cualquier partido de la oposición pueda formular preguntas muy pertinentes al Gobierno. 

Es cierto que el ministro de Transportes, Óscar Puente, fue diligente no solo encargando una auditoría en la que se detectaron “irregularidades” en los contratos para la compra de mascarillas durante la pandemia sino también destituyendo a algunos de los cargos que procedían de la etapa de Ábalos. Es la actuación correcta y haría bien el PP en reconocerlo. Porque seguro que es mejor realizar ese examen interno e incómodo y no esconder las conclusiones que destruir los discos duros de dos ordenadores como se hizo en la sede del PP cuando se investigaban las cuentas en negro que había diseñado su tesorero.

También es verdad que el PSOE le reclamó el acta de diputado a Ábalos aunque este se negó a entregarla. Ahora bien, si es diputado es porque el partido lo metió después en una lista. Lo recuperó para el Congreso pese a que a fecha de hoy todavía nadie ha explicado los motivos de su destitución al frente del Ministerio ni tampoco por qué se le volvió a repescar. El PSOE debería aclararlo porque una manzana no es un cesto pero si los millones se defraudaron también gracias a la falta de vigilancia de distintas administraciones significa que más de uno hizo mal su trabajo. Eso no implica haber cometido un delito pero sí que los controles para prevenir la corrupción fallaron puesto que la sospecha es que se antepuso el partidismo, la influencia del que fuera número dos del partido, al buen servicio público. 

El PP no va a frenar porque ha recuperado la aznaridad, ese estilo zafio de hacer política, y como bien recuerdan muchos periodistas gallegos, si Feijóo promocionó a Miguel Tellado fue para que actuase como antes en Galicia y ahora en el Congreso, sin ningún escrúpulo. El líder popular no frenará aunque tampoco será capaz de presentar una alternativa creíble a la actual mayoría parlamentaria porque por más que algunos en Junts jueguen al despiste, Jordi Turull lo ha dejado claro: “Una moción de censura con PP y Vox es una auténtica fantasía”.  

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