Esa es la dicotomía, se retira el mejor deportista que jamás hayan visto mis ojos pero, a la vez, no puedo separar las gestas heroicas de sus declaraciones desafortunadas. Es una pena pero Rafa me ha decepcionado. No entiendo qué necesidad tenía de firmar un contrato millonario con un país donde se oprime a las mujeres, se las juzga y anula por quitarse un velo de la cara o donde por el simple hecho de amar libremente te meten en la cárcel. Rafa ha dicho que tiene mujer, hermana y madre y que por eso quiere lo mejor para las mujeres (sesgo de 1º de machismo). También ha dicho que quiere que las mujeres ganen más que los hombres pero solo si lo generan, que es como obviar siglos de atrasos y vejaciones a las mujeres. Cuando surgió el debate sobre actualizar las retribuciones de las mujeres en el deporte y asimilarlas más a las de los hombres, Rafa dijo que no quiere que a las mujeres se les regale nada, que se lo ganen en las pistas...Cuando fue padre dijo cosas que no ofrecen desperdicio alguno. Que no tenía pensado que la paternidad le hiciera cambiar sus hábitos deportivos , vamos, que iba a seguir haciendo la misma vida mientras que su mujer cuida del niño...También dijo que le debe mucho a su mujer porque ha sabido sacrificarse como nadie...sacrificarse para que él siga haciendo su vida de manera inalterada, como si no hubiera tenido un hijo. No juzgo al deportista, tampoco a la persona, pero debo ser sincero y decir lo que siento cuando veo a Rafa Nadal, y aunque hoy toca lo que toca, no puedo separar al deportista de la persona, y me da mucho coraje que se vaya diciendo que Rafa ha sido un gran deportista porque tiene unos valores insuperables, yo creo que no, que Rafa Nadal pertenece a esa España cañí, ancestral, machista e inveterada que se resiste a modernizarse y a pasar página. Enhorabuena, Rafa.