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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

José Fernández-Albertos - @jfalbertos

Leire Salazar - @leire_salazar

Lluís Orriols - @lluisorriols

Marta Romero - @romercruzm

Pablo Fernández-Vázquez - @pfernandezvz

Sebastián Lavezzolo - @SB_Lavezzolo

Víctor Lapuente Giné - @VictorLapuente

Luis Miller - @luismmiller

Lídia Brun - @Lilypurple311

Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

Los españoles quieren mudarse a Galapagar

Leire Salazar

Nota: La autora del post y todos los editores de Piedras de Papel lamentamos que la publicación de éste haya precedido en pocas horas a la noticia del nacimiento prematuro de los hijos de Irene Montero y Pablo Iglesias, a los que les deseamos lo mejor en estas duras circunstancias.

¿Qué educación quieren las familias?

Irene Montero y Pablo Iglesias no son los únicos que prefieren, para sus hijos, una educación alejada de las clases magistrales tradicionales. En un estudio del Pew Research Center llevado a cabo en el año 2016, se preguntó en 19 países por la importancia que se atribuye a distintos modelos educativos. En concreto, se preguntaba si lo más importante era que las escuelas del país enseñaran de manera prioritaria las competencias académicas básicas y la disciplina, por un lado, o que fomentaran preferentemente la creatividad y el pensamiento crítico/independiente, por otro. Los resultados para España pueden sorprender. El 67% de las personas consultadas en España manifestó como prioritario que la escuela debía fomentar el pensamiento crítico y la creatividad y solamente el 24% consideró conveniente que la escuela se centrara en la adquisición de competencias a través de la disciplina.

Lo más interesante de estos resultados, sin embargo, no se encuentra en que ésta sea la modalidad más deseada sino en lo transversal que resulta esta preferencia en nuestro país. En todos los países ricos incluidos en el estudio hay evidentes diferencias ideológicas en la importancia que se otorga a cada tipo de educación y, en términos generales, los ciudadanos de izquierda prefieren en mayor medida el modelo basado en la creatividad y el pensamiento crítico.

En España esta pauta se confirma, pero las diferencias son sustancialmente menos marcadas que en otros estados y tanto los ciudadanos de derecha como de izquierda apoyan este modelo en mucha mayor medida que en otros contextos (74% de los ciudadanos de izquierda y 62% de los de derecha). El consenso, por lo tanto, es marcadamente más transversal que en otros países, especialmente que en Estados Unidos (67% frente a 33%) o el Reino Unido (60% frente a 29%). Esta misma pauta se repite si desagregamos por grupos de edad, con una brecha mucho menor en España y niveles más altos de apoyo a este tipo de formación incluso entre los ciudadanos de más edad –el 73% de los ciudadanos entre 18 y 34 años y el 62% entre los mayores de 50.

¿Qué ofrecen las escuelas?

Algunas de las características que solemos asociar a los métodos educativos innovadores tienen en realidad una larga historia, e incluso en España han tenido implantación histórica en (contados) proyectos inspirados en la Institución Libre de Enseñanza o herederos de la misma. Sin embargo, es cierto que en las últimas décadas ha sido cuando han proliferado escuelas con metodologías muy variadas y “con apellido” (Waldorf-Steiner, Montessori) que tenían ya mucha presencia en otros países. Al tiempo, y sin necesidad de que se adscriban a uno de estos modelos particulares, en muchos centros privados y concertados se están implantando continuamente innovaciones pedagógicas que en principio se alinean con estas preferencias mostradas por las familias.

Aunque en teoría estas competencias están recogidas en el sistema educativo público español, en la práctica los requisitos de cumplimiento curricular y la carrera de los centros por lograr buenos resultados en las pruebas estandarizadas dificultan enormemente su pleno desarrollo en la escuela pública. Esto explica que las familias que cuentan con más recursos para cambiar de barrio o de municipio de residencia y con más información sobre el funcionamiento del sistema puedan optar en mayor medida a los escasos centros públicos que, como el CEIP La Navata de Galapagar, combinan calidad académica con modelos pedagógicos innovadores.

¿Se podrían universalizar estos modelos?

Dado que parece que este tipo de escuelas o este tipo de metodologías son las más demandadas por las familias españolas, alguien podría plantearse si sería conveniente generalizarlas. Sin pretender evaluar los pros y contras de todos los posibles escenarios ni ofrecer respuestas cerradas, concluyo este post trayendo al debate algunas restricciones a las que se tendría que enfrentar una posible universalización de este enfoque.

Primero, existe evidencia empírica que sugiere que los modelos educativos “alternativos” no favorecen por igual el aprendizaje de todos los tipos de alumnos. Como resume de manera muy clara Antonio Cabrales en este post, los estudios más rigurosos sobre el tema apuntan a que los métodos tradicionales (con más énfasis en los contenidos, la memoria y la repetición) producen de media mejores resultados en las chicas, los estudiantes con menor rendimiento y los de familias con menos recursos socioeconómicos. Si estos resultados son ciertos, puede ser crucial plantearse cómo alinear los modelos pedagógicos de estas escuelas “alternativas” con las pautas de crianza y las aproximaciones al aprendizaje que se ejercen en las familias para que los beneficios puedan generalizarse.

Segundo, el mercado laboral en España ya parece que tiene severas dificultades para integrar en buenas condiciones a los estudiantes formados en nuestro clásico sistema memorístico e hipertrofiado de contenidos (desempleo, sobrecualificación, precariedad). ¿Podría el tejido empresarial absorber nuevas cohortes de ciudadanos creativos y con espíritu crítico? ¿O es plausible pensar que precisamente la capacitación en estas competencias modificará de manera sustancial el mercado laboral, aumentando drásticamente el número de puestos en innovación y desarrollo?

Tercero y relacionado, es razonable pensar que las competencias que en principio se adquieren más y/o mejor con los métodos modernos (el pensamiento crítico, la creatividad, la diversificación de estrategias para la resolución de problemas complejos) tendrán un mayor rendimiento en sectores y ocupaciones a los que es más complicado acceder desde la clase (de origen) trabajadora. Si es cierto que estos métodos benefician desproporcionadamente a los estudiantes de las clases medias-altas, la generalización de estos métodos podría tener el efecto no previsto de aumentar la herencia de las desventajas y de limitar la movilidad social.

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