Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
Los políticos españoles son activos en las redes sociales. Más del 85% de los diputados estatales y autonómicos tienen cuentas de Twitter y el número de seguidores es considerable, con unos 17.000 de media en 2018. ¿Cómo es su experiencia en este medio? Este post reflexiona y aporta datos sobre un aspecto concreto de la actividad de los políticos en las redes: La hostilidad que sufren en el día a día. Además de examinar el volumen de comentarios insultantes que reciben los políticos, analizamos si el contenido varía en función de su sexo.
Para analizar la cantidad de comentarios hostiles que reciben los políticos en su cotidianidad, con Javier Beltrán, Alba Huidobro y Yeimy Ospina codificamos a mano 8.767 respuesta de ciudadanos a tweets escritos por políticos entre enero y junio de 2018. En esta muestra, 1.961 mensajes o un 23% del total eran hostiles, aunque el grado de agresividad varía desde el desacuerdo a los mensajes amenazantes o insultantes. Por tanto, la mayoría de tweets que reciben los políticos no son hostiles, pero hay una minoría muy importante que sí lo son.
Algunos ejemplos de comentarios hostiles (recortados para no facilitar su identificación) son: “cobráis sin dar golpe”, “iros a la mierda”, “tú no creas empleo ni en sueños”, “eres la peor socialista de la historia”, “jajajajjajajjja”, “que poca vergüenza tenéis”, “ni proponéis ni solucionáis”, “cada día se os ve más el plumero”, “hijos de puta”, “y una mierda”, “ni una verdad, sigue en tu mundo”, “no se puede ser más demagogo, falso y sinvergüenza”, “ignorante”, “qué tonterías dices”,“de qué estercolero fascista te han sacado a ti?”, “eres un plasta de cojones”, “lo que nadie entiende es que tú seas diputada”, “qué cara más dura tienes”, “no te has enterado”, “qué asco das”, y así cientos y cientos de comentarios. Nos hemos acostumbrado a leer comentarios hirientes, pero vale la pena parar un minuto para pensar sobre cómo nos sentiríamos al recibir un mensaje así.
Tres factores se conjugan para explicar tanta hostilidad. Una característica bien conocida de la interacción no presencial es que es mucho menos costoso psicológicamente ser hostil con alguien a quien no miramos a los ojos. Seguramente pocas profesiones están tan desprestigiadas y sufren tantos estereotipos negativos como la de políticos. El tercer factor es la polarización política actual, como se ve en la muestra en los muchos comentarios agresivos hacia políticos independentistas.
¿Reciben hombres y mujeres en política diferentes tipos de comentarios hostiles? Para examinar esta cuestión, codificamos manualmente los tweets de la muestra como sexistas o no sexistas. En este caso, encontramos que los tweets claramente sexistas son pocos: menos de un 1% del total y entre un 2% y 3% de los que reciben las mujeres, aunque algunos de estos mensajes pueden ser profundamente ofensivos.
Para mirar si un tipo de insultos se dirige particularmente contra hombres o contra mujeres hemos usado métodos de machine learning para analizar más de 200.000 respuestas dirigidas a políticos. Con una regresión Lasso predecimos el sexo del receptor con todas las palabras usadas en los mensajes. Los resultados muestran qué palabras se usan más a menudo para dirigirse o bien a hombres o bien a mujeres. De éstas, seleccionamos los posibles insultos y los apelativos familiares, que dan información valiosa sobre cómo tratamos a las personas.
Vemos que los insultos que sobre todo se usan en contra de políticos hombres se refieren a su capacidad (gilipollas, imbécil, payaso) y su lealtad (chaquetero, traidor). Entre los insultos que se dirigen más frecuentemente contra políticas que contra políticos encontramos los clásicos (fea, zorra, estúpida), así como insultos relacionados con la corrupción (choriza, cleptómana) y con el fascismo (hitleriana, fascista).
Por último, vemos claras diferencias en cómo nos dirigimos con apelativos familiares a hombres y mujeres. Mientras que a los políticos se les llama con términos como majete, tío o chaval, entre los apelativos que se usan más a menudo para dirigirse a políticas encontramos numerosas referencias al aspecto físico como guapi, guapa, rubia, hermosa o bonita.
Cabe especular sobre qué consecuencias tiene esta agresividad sobre los políticos. Una es replegarse y enviar mensajes unidireccionales interactuando poco con los ciudadanos. La dureza de las redes seguramente también afecta a quién decide entrar en política y cómo cambian aquellos que entran. Quizás hoy menos que nunca, es muy difícil que las personas sensibles se sientan cómodas en política. Finalmente, es alarmante que como sociedad normalicemos esta humillación constante.
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