Entre las muchas causas que podrían explicar por qué Kamala Harris perdió las elecciones en EEUU, se ha señalado el excesivo énfasis de su campaña en el tema del aborto, en detrimento de otros temas que quizás eran más importantes para muchos votantes. Es un motivo plausible. ¿Pero por qué se equivocó ella o su equipo de campaña? ¿Fue un error de cálculo? Un artículo publicado este año en el American Journal of Political Science junto a mis coautores Nikolas Schöll y Gaël le Mens (titulado “How Politicians Learn from Citizens’ Feedback: The Case of Gender on Twitter”) sugiere que la razón puede ser una mezcla del funcionamiento normal de las campañas junto al trato diferencial que reciben hombres y mujeres en política.
Los políticos se mueven en un entorno con mucha incertidumbre sobre qué temas preocupan a los ciudadanos. Aunque intenten usar encuestas u otras herramientas, los volúmenes de información que manejan son enormes, y una heurística (un atajo cognitivo para tomar decisiones) frecuente es el feedback que reciben por parte de los ciudadanos. El “aprendizaje por refuerzo” es útil porque nos permite tomar decisiones de manera rápida, en este caso sobre qué temas priorizar en una campaña.
Sin embargo, este mecanismo también puede introducir sesgos. En el artículo argumentamos y mostramos que las mujeres políticas reciben respuestas positivas desproporcionadamente más altas cuando discuten temas relacionados con el género en comparación con sus homólogos masculinos. Nuestros datos son sobre España, pero el argumento es general. Para Harris, una agenda de campaña inicialmente amplia probablemente incluyó temas atractivos para varios segmentos de votantes. Sin embargo, a medida que su campaña evolucionó, es posible que haya observado respuestas más fuertes a temas como el aborto.
En el artículo exploramos los mecanismos que explican por qué las mujeres políticas podrían gravitar más hacia “cuestiones femeninas”. El primero es la motivación intrínseca, es decir que quizás a las mujeres en política les interesan más los temas de género. El segundo es la autoselección de la audiencia, si las personas a quienes más les interesa el género siguen más a políticas mujeres. Y el tercer mecanismo es el trato diferencial basado en el género del candidato, quizás tratamos diferente a hombres y mujeres. Encontramos sólo evidencia sobre el tercer mecanismo de trato diferenciado.
Aunque necesitaríamos datos más detallados para ver si esta conjetura es cierta, en su discurso de concesión, la referencia inmediata de Harris al aborto como un tema clave fue recibida con un gran aplauso. En cambio, habló poco de otros temas.
Enfatizar demasiado el aborto podría parecer un paso en falso, y quizás lo fue. En todo caso, el análisis del artículo sugiere que esta decisión puede reflejar las dinámicas normales de una campaña electoral junto a sesgos subyacentes en cómo los ciudadanos interactúan con las políticas mujeres, en lugar de un error consciente de estrategia de campaña.
3