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El PP de Rajoy desdeña a Aznar en el día de su adiós

Los populares durante el congreso del partido.

José Precedo

“Sólo he sido presidente del PP 14 años, del Gobierno, ocho años y diputado, 20, pero probablemente eso no da derecho a ninguna invitación”. Los lamentos de José María Aznar en vísperas del congreso que va a jubilar este fin de semana a Mariano Rajoy, el hombre que él mismo eligió como sucesor, no han encontrado consuelo en el atril del hotel madrileño donde el PP celebra su convención. 

Ninguno de los líderes que ha tomado la palabra este viernes -el responsable del Comité Organizador, Luis de Grandes; la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el propio Rajoy- ha pronunciado el nombre del expresidente. El silencio sobre la figura de quien fue el presidente de honor -hasta que decidió renunciar al cargo- resultó atronador. Al dirigente que refundó el centro derecha a principios de los 90, que estuvo en La Moncloa durante ocho años y que apadrinó a la mayoría de los presentes,  ni se le mencionó. Lo que no quiere decir que no recibiese mensajes. 

Primero fue la presidenta del Congreso -del de los diputados y también de este del PP en el que ahora ejerce de árbitro en la batalla interna-, Ana Pastor, tal vez la marianistas más convencida, que presentó a su amigo como “el mejor presidente del partido”. 

Lo mismo que hizo la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, cuando llegó su turno. Ni una palabra sobre Aznar, en cuyo Gobierno trabajó desde el segundo escalafón. La número dos de Rajoy presentó también a su jefe “como el mejor presidente”, tras haber dejado asomar unas lágrimas cuando sonó por megafonía el himno de España.

Que al expresidente ya nadie le teme lo había desmostrado el día anterior Luis de Grandes, un cuadro de tercera fila encargado de coordinar el congreso. Aznar, el líder que se ofreció para unificar de nuevo el centroderecha haciendo guiños a Ciudadanos y a Albert Rivera, no estaba en la lista de invitados, dijo de Grandes,  por “el desdén” con el que ha tratado al partido. Si lo que buscaba el antiguo líder era protagonismo, el encargado de responderle fue uno de esos funcionarios del partido al que pocos ponen cara fuera de la sede de Génova 13.

Faltaba por pronunciarse Rajoy, el hombre tranquilo que siempre rehuyó la pelea con su mentor, con el dirigente que lo designó mediante un dedazo en 2004 y que después le ha hecho la vida imposible con sus críticas veladas, sus insinuaciones constantes y los piropos a Ciudadanos. Y el último día, en el último segundo el todavía presidente decidió responder a su manera. Arrancó su discurso recordando que se siente orgulloso de ser militante del Partido Popular y añadió, por si acaso, que seguirá siéndolo siempre. Luego encadenó media hora de ataques a Pedro Sánchez, la izquierda, la ultraizquierda, el independentismo, y, en definitiva a “los que decidieron utilizar la puerta de atrás para poder gobernar”. Y para el cierre reservó un palo más para el dirigente que le cedió los trastos en el partido. “Me aparto pero no me voy. Y desde luego seré leal y todos sabéis que yo sé lo que es ser leal”. El auditorio estalló en el más larga de los aplausos. Una ovación para Rajoy que también tenía mensaje para el expresidente.

Un sector del PP dice adiós en este congreso a 14 años de liderazgo de Rajoy, pero a quien de verdad intenta fulminar es a José María Aznar. Las urnas dirán si el aznarismo tiene una segunda oportunidad con la victoria de Casado.

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