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Rivera busca en la lucha contra la corrupción su baza electoral frente a un PP al que ve a la baja

Aunque en Ciudadanos oficialmente niegan que esté en campaña, Albert Rivera trabaja ya con la vista puesta en las elecciones de 2019 y en la posibilidad de que Mariano Rajoy se vea obligado a adelantar las generales. Ante ese hipotético escenario, que en las filas populares no descartan si al presidente del Gobierno se le complica la legislatura, Rivera quiere estar preparado.

Por ello, ha empezado a distanciarse del PP conjugando dos mensajes que cree que le van a dar réditos electorales: que Ciudadanos es inflexible con la corrupción, y que es un partido autónomo, capaz de negociar con el Gobierno temas de calado -como los Presupuestos Generales del Estado, cuyo apoyo ha confirmado aunque con condiciones -, o de desmarcarse de él cuando lo considera necesario.  

Este último jueves Rivera ponía en práctica esa estrategia con su inesperada decisión de abstenerse sobre el decreto ley de la estiba momentos antes de que se iniciara el debate. El asunto era delicado, pero Rivera prefirió arriesgarse aun a sabiendas del chaparrón que le iba a caer encima por parte del Ejecutivo y del grupo conservador.

Aunque en el PP sabían que ni con el apoyo de Ciudadanos iban a ganar la votación del decreto, el inesperado portazo les ha indignado, especialmente a Rajoy que le ha llamado a capítulo. Los populares atribuyen su cambio de postura a que no quería sumarse a la foto de la derrota con los propios estibadores sentados en la tribuna de invitados.

Fuentes de Ciudadanos, sin embargo, afirman que nunca comprometieron su voto afirmativo, que, por otro lado, tampoco era “decisivo” para sacar el decreto adelante. Aseguran que desde el principio advirtieron al PP de que lo condicionaban a que el ministro de Fomento demostrara “talante negociador con el sector”, algo que, según ellos, “no ocurrió”. También desmienten que la decisión de abstenerse fuese unilateral de Rivera, sino que la consensuó con su equipo.

En Ciudadanos están satisfechos de haberse desmarcado del decreto y se atribuyen parte del “éxito” de que ahora el Gobierno vaya a retomar las negociaciones con los sindicatos para reconducir la situación y modificar el texto. “Eso es hacer política”, afirma un diputado del grupo naranja.

“Nos estamos convirtiendo en decisivos”

La furibunda reacción en las filas conservadoras contra Rivera le ha hecho crecerse. “En un Parlamento sin mayoría absoluta nos estamos convirtiendo en decisivos en muchas cuestiones”, se jactó el jueves en Mijas.

Pero ese desplante al Gobierno, de alguna manera, también se ha interpretado como una respuesta a todos los que Rajoy le ha ido dispensando a él a lo largo de estos meses, especialmente en lo referido a las medidas anticorrupción contenidas en el pacto.

Los más recientes, las pegas que les han puesto para limitar los mandatos y los aforamientos, y su oposición a respaldar la comisión de investigación sobre la financiación supuestamente ilegal del PP. La negativa a registrarla no sorprendió ni tampoco enfadó a Rivera cuya estrategia electoral precisamente pasa por que los ciudadanos vislumbren que su partido va en serio en la lucha contra la corrupción, la segunda preocupación de los españoles, según el CIS. 

En Ciudadanos ven positivo que se les vea capaces de alcanzar acuerdos con otros grupos de la Cámara. Incluso con Unidos Podemos, con los que están a años luz en materia económica o en política territorial. Sin embargo, se han acercado a ellos y al PSOE en busca de una mayoría alternativa para sacar adelante esas medidas de regeneración democrática que rechaza el PP. 

“Ciudadanos ha conseguido grandes cambios: en tres meses de legislatura hemos puesto en marcha hasta una comisión de estudio del saqueo de las cajas de ahorro”, presumió también en tierras andaluzas Rivera.

Optimistas con los sondeos

En el partido resaltan el hecho de que algunas de las encuestas que han publicado algunos medios de comunicación les dan un repunte electoral frente a una bajada al PP, unos resultados que consideran que son el fruto de esa estrategia.

Además, la victoria de los liberales en Holanda ha dado alas a Rivera para reforzarse en la idea de que las reformas en Europa deben impulsarlas partidos como el suyo, que se define como liberal progresista. “Los liberales han vuelto para gobernar España” y para “librar la batalla a los nacionalistas y los populistas”, reiteró el domingo en Cádiz como ya lo hizo en su discurso de clausura de la IV Asamblea General.

A pesar de la evidente tensión que se palpa entre ambas partes, Rivera ha dejado claro que seguirán sentándose a negociar con el Gobierno otros asuntos, además de  los Presupuestos Generales, cuyo apoyo, no obstante, condicionan a que Rajoy incluya los cerca de 4.000 millones de euros que exigen para sus medidas sociales, como dependencia, educación y plan contra la pobreza infantil, junto a la puesta en marcha de la tarifa plana para autónomos o el complemento salarial para los jóvenes.

Este miércoles, paralelamente, Ciudadanos abordará con el ministro de Energía el impuesto al sol para deshacer la pésima imagen que dieron alineándose con el veto del Gobierno contra la proposición de ley sobre autoconsumo energético que ellos mismos se habían comprometido con el PSOE a apoyar.

“Ahora lo que queremos es que se levante ese veto porque creemos que no hay motivos para vetar esa supresión del impuesto”, ha señalado Rivera, que ha añadido que una ley de transición energética “puede ser el espacio para hablar de esa supresión del impuesto al sol”.

Con ese juego de tira y afloja, pero sin romper la cuerda, va a seguir Rivera mientras hace llamamientos al PSOE para que asuma también su “responsabilidad” y no “bloqueen a España” .

El presidente de Ciudadanos resumía el otro día así su estrategia frente a un PP que ve a la baja, cercado por la corrupción: “No hemos venido a participar en la fiesta sino a que se acabe la fiesta”.