La amnistía cierra una etapa política en Catalunya pero añade incertidumbre a la legislatura
Cuando Pedro Sánchez entró este jueves por la puerta del hemiciclo, el debate estaba a punto de terminar. Los diputados de Vox ya habían intentado boicotear la sesión con interrupciones constantes y gritos de “traidores” y “corruptos” a los socialistas. Feijóo había llamado “cobarde” al presidente. Los independentistas habían escenificado una falsa unidad y celebrado el cierre de un ciclo político y la presidenta del Congreso, Francina Armengol, había llamado al orden en varias ocasiones.
Para sorpresa de propios y extraños, el presidente del Gobierno prefirió ahorrarse el trance, acudir sólo a la votación y despachar la histórica jornada con un mensaje en su cuenta de X (antes twitter):
“En política, como en la vida, el perdón es más poderoso que el rencor. Hoy España es más próspera y está más unida que en 2017. La convivencia se abre camino”. Hablaba, claro, de la aprobación de la ley de amnistía en un Pleno de máxima tensión y con una votación sin sorpresas: 177 votos a favor y 172 en contra. El Pleno discurrió entre el júbilo de los independentistas y las provocaciones de una extrema derecha que buscó en todo momento reventar la sesión. La paciencia de Francina Armengol evitó el propósito de los ultras, que en pie desde sus escaños y en actitud desafiante encadenaron una ristra de exabruptos contra los ministros y toda la bancada socialista.
El Gobierno renunció a su derecho a tomar la palabra y delegó la defensa de la ley no en su portavoz parlamentario, Patxi López, sino en el diputado Artemi Rallo, que no atinó ni con el tono ni con el fondo de una intervención que incluso sus propios correligionarios calificaron de “inapropiada y extemporánea”. El socialista no se privó, eso sí, de advertir a Feijóo de que “será devorado por los suyos” y a Abascal, de que será engullido por “la bestia neofascista que recorre España y Europa, un monstruo que los españoles pararán el 9 de junio”.
El tono elevado e institucional del que careció el diputado socialista lo aportó ya en pasillos el ministro de Justicia, Félix Bolaños, al afirmar que la amnistía cierra una etapa “de conflicto, de tensión, de enfrentamiento y abre una nueva de futuro y de hacer política dentro de la Constitución”. También defendió que la norma de olvido penal ya “ha funcionado” porque ha permitido “normalizar la situación en Catalunya” y que con su aprobación definitiva se “abre una era de futuro y de acuerdo entre diferentes”.
Todo en una jornada con la que los independentistas también dieron por concluida una etapa, pero no el conflicto catalán, y en la que la neoconvergente Míriam Nogueras no ahorró críticas al poder judicial y se refirió a la amnistía como “una victoria democrática y curativa”, mientras el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, proclamó directamente “la primera derrota del régimen del 78”.
Un Feijóo duro en el tono, pero visiblemente molesto con las provocaciones de los ultras, evitó esta vez igualarse a sus socios de Vox, si bien se permitió expedir el certificado de defunción de un PSOE de más de 140 años de historia y atribuir la ley a “la ambición de un solo hombre”. Se refería a un Pedro Sánchez al que acusó de otorgar “privilegios” a unos ciudadanos sobre otros y de ofrecer “impunidad” ante los tribunales a cambio de los siete votos de Junts que permitieron su investidura, lo que en su opinión es una forma de “corrupción política” que merece la convocatoria inmediata de elecciones anticipadas. Era la enésima vez en seis meses de legislatura que clamaba por la disolución de las Cortes para que los españoles votasen otra vez. Seguro que tampoco será la última.
Que este jueves acaba para el Gobierno de Pedro Sánchez el peregrinaje parlamentario de la ley de amnistía es tan obvio como que empieza ahora un incierto periplo judicial que nadie sabe cómo acabará. El camino no será fácil. De hecho, Feijóo deslizó la posibilidad de que los jueces impidan la ejecución de la ley mientras que Rufián animaba a los demócratas a que no lo permitan y los fiscales del juicio del procés entregaban al Fiscal General del Estado sin que nadie se lo hubiera pedido un informe en el que concluyen que el delito de malversación no es amnistiable y que la orden de detención contra Carles Puigdemont no puede ser retirada.
Próxima meta volante, las europeas
La ley que nace con el aval político de más de 12 millones de españoles a través de sus representantes tendrá ahora que ser aplicada por jueces y tribunales, que tendrán la última palabra, aunque en La Moncloa defienden que la norma “quedó de facto sentenciada con el resultado de las elecciones catalanas” en las que por primera vez en más de 40 años el independentismo perdió la mayoría en el Parlament cierra un ciclo político en Catalunya. Pero esta es una circunstancia que si bien pone punto y final a una etapa de confrontación política, institucional y territorial, también añade incertidumbre a una de las legislaturas más tensas de la democracia.
La próxima meta volante son las elecciones europeas del próximo 9 de junio a la que seguirá la investidura del próximo president de la Generalitat. Sin ser rojiblancos y tampoco 'cholistas', en La Moncloa abogan por ir partido a partido y, desde ahora, más allá de las decisiones que jueces y tribunales vayan adoptando respecto a la ley de amnistía, centrar todos los esfuerzos en los comicios que elegirán al nuevo europarlamento. La cita, en opinión de la fontanería 'monclovita', será “muy clarificadora” para enderezar el rumbo de la legislatura y poner a Feijóo frente al espejo de “una realidad incómoda” para el PP.
Los socialistas confían no en ganar las elecciones, pero sí en que la diferencia entre PP y PSOE sea mínima, un optimismo que atribuyen a que, desde el efecto Milei, Feijóo no ha conseguido instaurar su propio marco discursivo y ha quedado atrapado en el incómodo cerco delimitado por sus socios de Vox a punto de llegar al ecuador de la campaña. De ahí, añaden, que “se haya aferrado a la desesperada al no caso de Begoña Gómez”, en alusión a la actividad profesional de la esposa de Sánchez.
Si el PSOE sale indemne de las europeas y los populares no barren como pronosticaban hace un par de meses, “el PP tendrá que cambiar de estrategia o sustituir a su líder”, algo que no descartan en la Moncloa teniendo en cuenta las continuas interferencias que emite la madrileña Isabel Díaz Ayuso, que este jueves, sin esperar al resultado de la votación del pleno e incluso antes de que interviniera Feijóo, anunció un recurso de inconstitucionalidad contra la ley de amnistía.
Claro que, una vez aprobada la amnistía y si, tras el 9J, Salvador Illa logra presidir la Generalitat, tanto Junts como ERC carecerían de motivación para seguir prestando apoyo en Madrid al Gobierno de Sánchez. Pero esa es una pantalla de la que La Moncloa no quiere oír hablar, ya que dan por hecho que, a pesar de la incertidumbre, la legislatura seguirá su curso, que Puigdemont carece de argumentos para explorar una moción de censura junto a un PP “echado en los brazos de Vox” y que habrá Presupuestos Generales del Estado para 2025. Que no decaiga el optimismo.
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