Mujer, negra, bisexual, defensora de las minorías, nacida en una favela y activista de derechos humanos, la memoria de Marielle Franco sigue viva a dos años de su asesinato, un crimen aún sin esclarecer y por el que se clama justicia más allá de Brasil.
La concejala fue acribillada el 14 de marzo de 2018 junto a su conductor, Anderson Gomes, tras participar en un acto de mujeres negras en el centro de Río de Janeiro. Pese a la detención de dos acusados, para su familia y otros activistas de derechos humanos, el crimen genera aún más preguntas que respuestas.
Tras 24 meses de lentas y poco transparentes investigaciones, el quién y el por qué de su asesinato siguen sin ser resueltos, un atentado que su hermana Anielle califica como el “primer magnicidio femenino en la historia de Brasil”.
OPERATIVO “MEDIÁTICO”
Las respuestas han sido pocas. Coincidiendo con un operativo “mediático” por el primer aniversario del asesinato, las autoridades arrestaron a dos exagentes de Policía que ya fueron denunciados penalmente como los autores materiales del crimen.
Ahora, un año después, y a tan solo un par de días de cumplirse el segundo aniversario de su muerte, la Justicia anunció que el juicio de los expolicías será con jurado, una decisión que los tribunales solo ordenan en situaciones especiales relacionadas con algunos delitos como el de homicidio agravado.
Si bien la decisión de la Justicia fue aplaudida por la familia de la activista y por organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos, la falta de transparencia del proceso continúa, según denuncian las ONGs.
OPACIDAD
Para Jurema Werneck, directora ejecutiva de Amnistía Internacional (AI) en Brasil, “no es correcto” que los avances sobre el proceso de la activista se conozcan por los medios de comunicación, justo antes de que se cumpla alguno de los aniversarios de su muerte, y no directamente por las autoridades que tienen la obligación de informar.
“Las autoridades tienen un deber de transparencia; deben informar a la sociedad y actualizarla, y hasta el momento no han hecho nada a ese respecto y no sabemos cuál es la excusa”, aseguró Werneck en entrevista con Efe.
“Nosotros no paramos y continuamos buscando una respuesta para saber quién mandó matar a Marielle. En este período continuamos movilizando personas y ya casi tenemos un millón de firmas que respaldan esa petición”, añadió.
La insatisfacción por el pobre resultado de las investigaciones también la siente la familia de la activista.
Anielle, hermana de la concejala y directora del Instituto Marielle Franco, reconoció a Efe que el tema es “muy complejo” y advirtió que, aunque el caso está en “una segunda página” tras conocerse que los expolicías señalados del crimen rendirán cuentas ante un jurado, aún falta “concretar” las cosas.
LUCHA INTERNACIONAL
La lucha por esclarecer el crimen ha traspasado fronteras y tiene respaldo de un sinnúmero de países en Europa, Asia, América y hasta en Australia, por “el ideal de humanidad que ella simboliza”.
Marielle Franco, socióloga y concejala por el izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL), trabajaba por los derechos de los más necesitados, los de las mujeres y los jóvenes negros de las favelas, y también por los de la población LGTBI.
Una enseñanza que, para su hermana, “es enorme” porque muestra que las ideologías políticas no están por encima del valor humano.
“El legado que ella deja es que la gente tiene que creer, tiene que tener esperanza, tiene que levantarse todos los días y creer que habrá nuevos días”, afirmó.
QUÉ DICEN LAS INVESTIGACIONES
Hasta el momento solo hay dos presos por el crimen: Ronnie Lessa, agente jubilado de la Policía Militarizada y acusado de disparar el arma que dio muerte a la concejala, y Elcio Vieira de Queiroz, un exagente expulsado por sus vínculos con criminales e inculpado de conducir el automóvil desde el que se realizó el asesinato.
El magistrado que decidió que el caso sea juzgado en un tribunal con jurado consideró procedentes las acusaciones de homicidio doloso de la Fiscalía contra los expolicías y alegó que “hay pruebas de materialidad de los dos crímenes”.
Sobre los inductores del crimen, la Policía ha admitido varias hipótesis, desde la participación de grupos milicianos (parapoliciales), integrados por expolicías o agentes en activo corruptos que controlan algunas favelas de Río, hasta la de políticos de esta ciudad brasileña molestos por la popularidad de la concejala. Aún así sin avances, pistas o identificación.
TERCER SOSPECHOSO, VINCULADO CON BOLSONARO
Adriano Magalhaes da Nóbrega, un tercer sospechoso que estaba siendo investigado por el caso y que tuvo vínculos con la familia del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, fue abatido en febrero pasado en el estado de Bahía en una cuestionada operación policial.
El conocido como “capitán Adriano”, miembro de la Policía hasta 2014 y después convertido en pistolero a sueldo y jefe de las milicias en Río, fue galardonado en 2005 con la principal condecoración otorgada por la Asamblea Legislativa regional a petición de Flávio Bolsonaro, senador e hijo del mandatario.
La Fiscalía nunca aclaró su posible implicación en el crimen.
“Creo que no hay cómo estar satisfecho (con la investigación). Algunas cosas sí y otras no. La palabra no creo que sea satisfecho. Creo que nos contentamos con lo que hay pero esperamos por la otra respuesta y por la solución del crimen”, aseguró Arielle.
“En este momento la desconfianza sigue, la falta de información sigue y hay una gran decepción en relación con el trabajo hecho por las autoridades hasta ahora”, dijo la directora de AI, organización que sigue de cerca el caso.
Así, las pesquisas sobre el asesinato de Marielle siguen, dos años después, sin reparar a su familia y sin responder a la gran pregunta: ¿quién la mandó matar?
María Angélica Troncoso y Carlos A. Moreno