“La convergencia entre Podemos e IU es irreversible. Seríamos muy torpes si pretendiéramos revertirla”
El nuevo secretario general del PCE, Enrique Santiago (Madrid, 1964), visita eldiario.es un día después de ser ratificado en el cargo por el Comité Central del partido, aunque su nombre ya sonaba desde el pasado mes de noviembre. Veterano militante comunista intentó disputar el liderazgo de IU a Gaspar Llamazares, aunque no lo logró por uno de esos acuerdos burocráticos tan habituales en los aparatos de los partidos.
Abogado de profesión, ha sido secretario general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), ha liderado la ofensiva de IU contra la corrupción del PP en la querella por los llamados papeles de Bárcenas y ha participado activamente en los acuerdos de paz en Colombia que han permitido, con muchos problemas, poner fin a medio siglo de enfrentamiento armado.
Ahora vuelve a la primera línea política. Y su impronta ya se nota en el PCE. Una reciente resolución apostaba de forma explícita y clara por profundizar en la confluencia entre IU y Podemos. Santiago defiende en esta entrevista dicha convergencia, cree que es irreversible y aplaude la irrupción del partido que lidera Pablo Iglesias.
El pasado domingo el Comité Central del PCE le ratificó como secretario general. ¿En qué va a cambiar la organización con usted al frente?
Vamos a intentar llevar adelante lo aprobado en el XX Congreso que celebramos el pasado mes de diciembre. Quizá el cambio más profundo debe ser el incremento de la presencia del PCE en el conflicto social. El recorte y la negación de derechos está llegando a cotas impensables y cada vez está más claro que el modelo aportado por el Estado para salir de la crisis perpetúa la crisis como forma de vida. El conflicto social cada vez va a ser más importante ya que las carencias de nuestro pueblo son cada vez más evidentes. Los comunistas tienen que estar ahí, en el conflicto social, que es donde se organizan las conciencias.
La movilización social luego hay que convertirla en movilización política y desde ahí impulsar los procesos de convergencia política y de unidad popular, que es el segundo gran reto que sale de nuestro congreso.
La tradición del PCE era precisamente estar presente en ese conflicto social. ¿Por qué lo había abandonado?
El PCE ha priorizado sus esfuerzos en función del momento político. Hemos atravesado unos años en el que la política tendía hacerse en las instituciones. Esto le ha ocurrido a los partidos y a los movimientos sociales. Ahora nos vemos en la necesidad de incrementar su presencia en el conflicto debido a los recortes y a la negación de derechos debido a que las instituciones son incapaces de garantizar esos derechos que recoge la Constitución.
Cualquiera que quiera un futuro mejor para nuestro país, una sociedad más justa, ve la necesidad de incrementar el trabajo en el conflicto social para reivindicar la garantía de los derechos que aparecen en la Constitución y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Si la institución no hace nada contra los recortes, ¿es por falta de capacidad de decisión? ¿Dónde se produce entonces esa toma de decisiones?
Nuestra democracia cada vez tiene menos capacidad de toma de decisiones. La reforma del artículo 135 de la Constitución lo deja claro. Si lo sumamos a los procesos de construcción de la UE lo que hay es una clara transferencia de la soberanía nacional a instituciones que carecen de un control efectivo por parte de los ciudadanos. Desde esas instituciones se interfiere y ordenan las políticas, especialmente sociales y fiscales.
La raíz de todo el problema es una pérdida de soberanía nacional constante que responde a la estrategia de ir a una modelo de sociedad en Europa gobernada por los poderes económicos y financieros.
Habla de la soberanía nacional. Una de las bases del comunismo es el internacionalismo, la unión de la clase trabajadora sin distinción de fronteras. Pero en los últimos tiempos el concepto de soberanía emerge en Europa, cuando parecía que se había abandonado, que era algo antiguo.
Los comunistas claro que somos internacionalistas. Estamos a favor de la desaparición de las fronteras porque los Derechos Humanos no pueden tener fronteras. Lo que no estamos dispuestos a permitir es que determinadas potencias mundiales anulen la capacidad de decisión de los pueblos del planeta. En un mundo muy unipolar, al menos en occidente,cuando existe un centro del imperio que refuerza sus poderes militares y económicos y no respeta el concierto legal internacional es impone la unilateralidad, es la pérdida de soberanía nacional tiene que ir acompañada de la construcción de otro sujeto político unitario. Mientras eso no sea así, la soberanía nacional es imprescindible para garantizar los derechos de los pueblos.
Militante muy activo, intentó liderar IU, secretario de Convergencia, luego se centró en su labor de abogado (paopeles de Bárcenas) y en Colombia con las negociaciones de paz. Vuelve ahora a primera línea. ¿Por qué este regreso?
Yo soy militante comunista desde mi infancia, desde las movilizaciones estudiantiles de la Enseñanza Media del curso 70.80. Es algo de lo que me siento muy orgulloso. Lo que ocurre es que siempre he tenido una clara vocación en la defensa de los Derechos Humanos y afortunadamente tengo una profesión que me permite hacerlo de una forma activa y eficaz, sobre todo. Siempre he combinado la actividad profesional con la militancia política porque son dos actividades que deben ir coordinadas. Solucionar lo micro tiene que ir acompañado de transformar lo macro. Si no, únicamente pones parches. Y lo que queremos es construir un modelo social donde no sea necesario poner parches.
En distintos momentos uno se ve compelido a realizar determinadas tareas. Cuando me presenté a la Coordinación Federal de IU yo estaba trabajando tranquilamente como secretario general de la CEAR. Ahora me he encontrado en una situación parecida. Una serie de compañeros y compañeras me han pedido que realice esta tarea. Si hay una coyuntura y se me pide colectivamente que realice una tarea, me cuesta mucho decir que no.
Nunca he buscado la Secretaría General del PCE, no ha sido algo que me haya obsesionado.Tengo mucha actividad y muchísimo entretenimiento igual de útil. No siempre la dirigencia interna es lo más útil a la sociedad.
En el XX Congreso el PCE ha recuperado su capacidad electoral, la opción de presentarse a unas elecciones como tal. ¿Se plantean que el PCE se presente fuera de IU a unas elecciones?
El compromiso del PCE con IU es claro y no tiene marcha atrás. El futuro de IU es el del PCE. IU es un proyecto que los comunistas y otras personas hemos diseñado, impulsado y construido. nuestra estrategia no es ni mucho menos volver a un espacio de trabajo político limitado o acotado electoralmente a los comunistas y a sus propuestas.
Nuestro convencimiento, como lo ha sido siempre en la historia del comunismo internacional, es crear amplias alianzas, amplios bloques políticos. Incrementar la base social de los sectores que buscan transformaciones. Los comunistas somos conscientes de que nuestra posición ideológica es muy avanzada, muy construida, muy elaborada. Y no pretendemos exigir al resto de los ciudadanos que apuesten por una opción tan construida y elaborada, sino por el cambio y la transformación social. Ojalá se vayan acercando a las propuestas del PCE y comprendan que el mundo necesita transformaciones radicales.
La convergencia se construye en torno a programas, a propuestas concretas e inmediatas. La aspiración del PCE siempre será construir amplísimas alianzas políticas electorales en torno a programas que mejoren las condiciones de vida de nuestro pueblo. Y cuanto más amplias, mejor.
El PCE ha aprobado en su Congreso un documento muy claro y explícito de defensa de esa convergencia con Podemos y han exigido a Podemos y a IU que profundicen en esa alianza. ¿Cuál debe ser el objetivo de esa alianza?
Crear un Bloque Social y Político. Un bloque histórico capaz de gobernar este país. Eso requiere no solo apoyo electoral para alcanzar las institucionesº del Estado. Requiere una importante base social. No basta con alcanzar las instituciones del Estado porque las tomas de decisiones no se toman exclusivamente en las instituciones. Se toman en centros de poder económico, de poder militar, que escapan al control de las instituciones españolas pero que determinan nuestra vida cotidiana y nuestro futuro.
Por eso nuestra apuesta es crear una amplia alianza político-electoral con otros sujetos. Para nosotros, la existencia de Podemos es una grandísima y excelente noticia. Que en España surja una fuerza política que está en un ámbito de progreso, que aspira a la mejora de las condiciones de vida de nuestro pueblo, a unas políticas económicas y sociales a favor del común, es algo muy importante para nosotros. Significa un paso adelante en la conciencia de la sociedad española.
El proceso normal es converger con IU para ampliar la presencia en las instituciones de las fuerzas alternativas. A la vez, necesitamos ampliar la base social, ese bloque histórico que apoye ese trabajo en las instituciones. La izquierda, en el sistema capitalista, siempre estará en inferioridad de condiciones si su única fuerza es la institucional. La izquierda que apuesta por acabar con los privilegios de los que gobiernan el mundo, de los poderosos, no lo va a tener fácil. Por eso requerimos el apoyo social.
Ayer leía [por el domingo] que 300 personas disfrutan de la misma capacidad económica que los 3.000 millones más pobres. Llegamos a dos conclusiones. No es un mundo justo y esas 300 personas, y lo que representan, no van a permitir por las buenas que les arrebaten el poder. Lo vemos en Brasil, lo hemos visto en Venezuela, en Ecuador y en tantísimos lugares donde se intentan construir sistemas alternativos que hagan perder privilegios a los poderosos.
Es absolutamente imprescindible que los avances en las instituciones por parte de la izquierda alternativa y las fuerzas de progreso vayan acompañadas de un incremento del apoyo popular. Si no, no tenemos nada que hacer. Nuestro poder real es el pueblo organizado.
En Grecia, Syriza logró entrar en las instituciones, logró un apoyo social masivo con aquel referéndum y multitudinarias manifestaciones en la calle. Y no pudieron, no supieron o no se atrevieron.
La UE les dijo que iba a asfixiar a todos los griegos. Syriza llegó al poder y no había correlación de fuerzas en la UE capaz de garantizar el cambio de las políticas en Grecia.
No parece que vaya a darse una correlación muy distinta en los próximos tiempos.
Ha habido avances interesantes en el Partido Laborista británico, con el Front de Gauche en Francia, hay un gobierno de progreso en Portugal donde están comunistas y Bloco de Esquerdas.
La situación de Grecia habría sido muy distinta si en la Europa meridional hubiera habido consolidadas instituciones de gobierno que realmente hicieran políticas de izquierdas y hubieran podido influir en la UE.
Hay que tener claro que los cambios políticos y sociales no siempre se producen en el periodo de tiempo que dura una vida humana, ni mucho menos. Hay que crear condiciones y acumular fuerzas. Quién iba a pensar en los años 90 que una fuerza de izquierdas arrasaría en las elecciones en Grecia.
¿Cree el PCE que la salida del Euro o de la UE es una solución?
España y los países de la Europa meridional van a tener que salir de este modelo de UE. Es evidente. Y van a tener que salir de círculos económicos que descansan en políticas monetarias y no en políticas fiscales. Es imposible controlar la economía y realizar políticas autónomas en este sistema.
Esto lo hemos discutido en nuestro congreso. El PCE ha debatido y aprobado que en esta UE es imposible garantizar los derechos económicos y sociales de los pueblos. Y que es imposible garantizar el bienestar de los sectores más empobrecidos y desfavorecidos. Por eso el PCE plantea poner en marcha un debate. No vale solo decir que este modelo ni sirve, nos hace falta saber cuál es el modelo alternativo y ponerlo en marcha con otros países de nuestro entorno, especialmente de la Europa meridional. En política económica, desgraciadamente, siempre va a haber contradicciones entre los intereses del norte y del sur de Europa.
Nuestra política es buscar modelos alternativos de desarrollo y de relaciones económicas y sociales entre los pueblos en Europa pero fortaleciendo los lazos entre los países meridionales para garantizar otras políticas.
En aquella resolución en la que hablaban de profundizar la confluencia con Podemos también criticaban que se estableciera un debate sobre las siglas y sobre los minutos en televisión. ¿Han entrado Podemos, IU, Unidos Podemos, en unos debates que les separan de ese objetivo de alcanzar la institución para cambiar las cosas?
La izquierda siempre ha sido muy plural, quizá ese sea nuestro problema táctico. Todos queremos estar en posición de la verdad y es muy difícil acertar con estrategias comunes.
No cabe duda que dentro de Podemos y de IU hay sectores que no son tan favorables a la confluencia. En la XI Asamblea de IU hubo una apuesta más que mayoritaria por la convergencia. En Vistalegre 2, también existió esa apuesta.
¿Siguen vigentes hoy esas apuestas? ¿Con igual fuerza que entonces?
Por supuesto. Y cada vez tiene más fuerza y más convencimiento. Somos más conscientes, en IU desde luego y me da la impresión de que en Podemos, de que hay que anteponer lo fundamental para nuestro pueblo a las cuestiones secundarias.
Y las cuestiones secundarias son eso, las siglas, las listas y las posiciones. Lo fundamental es unir para construir alternativas sólidas para nuestro pueblo y crear programas coherentes y eficaces. En eso vemos muchos avances. Por ejemplo, en torno a las políticas contra la corrupción donde IU se ha destacado por su papel activa. Y vemos que por parte de Podemos se consulta mucho a IU. Imagino que en otros terrenos será al revés.
La convergencia es irreversible. Con el sistema que tenemos, muy torpes seríamos si pretendiéramos revertirla.
Con Alberto Garzón supongo que habla más ya que comparte militancia. ¿Ha hablado ya con Pablo Iglesias?
Ahora tendremos que hablar más. Por si alguien tiene dudas, el PCE y la dirección del PCE, que yo la represento, somos de absoluta confianza para IU y para Podemos. El PCE es una perfecta herramienta para ayudar a cohesionar esa unidad popular.
Tengo una excelente relación con Alberto, con Pablo hablo menos ahora pero hace años, cuando yo tenía otras responsabilidades. Pero francamente tampoco me hace falta hablar mucho con Pablo. Entiendo perfectamente sus posiciones y las decisiones que toma como secretario general de Podemos. Pablo es una persona que tiene un interés fundamental, mejorar las condiciones de vida de toda la sociedad española. Tanto él como Alberto están pagando un coste muy alto por estar en primera línea.
Dice que la convergencia es irreversible. ¿Caminan Podemos, IU, el PCE y demás actores hacia un sujeto común en el medio plazo?
Eso es lo que acordamos en la XI Asamblea de IU. Trascender IU, ampliar su base social y dar lugar a un nuevo sujeto político más amplio que ojalá converja con otros actores. No solo Podemos, también las mareas, En Comú y todo lo que se ha ido generando alrededor de los ayuntamientos del cambio. Hay muchos elementos con los que se puede fraguar ese sujeto superador. Y nosotros estamos en ese proceso.
Ahora bien. Para llegar a ese proceso con garantías de éxito es fundamental la existencia de una IU fuerte y sólida. Cada vez más extendida y fortalecida. El PCE no apuesta por debilitar o disolver IU para avanzar hacia otro sujeto. Eso no daría resultado.
Durante mucho tiempo, y esto es quizá una sensación porque los periodistas nos movemos mucho por titulares y por momentos, parecía que el PCE estaba escondido, que vivía una suerte de segunda clandestinidad. En los últimos tiempos ha recuperado parte de su personalidad.
Se puede hacer más visible el trabajo concreto del PCE porque en nuestro país se ha disparado el conflicto social, como decíamos antes. Y los comunistas siempre, a lo largo de la historia, hemos sido buenos organizadores de la resistencia.
También ha ocurrido otra cosa. Lo que está cediendo es un discurso cultural, el del Fin de la Historia que nos intentaron colocar como hegemónico al principio de los años 90 con la desaparición de los países socialistas del Este de Europa. Ese discurso presuponía la falta de necesidad de las fuerzas transformadoras y revolucionarias como es el PCE. El devenir de los acontecimientos demuestra que mientras exista el capitalismo harán falta fuerzas capaces de transformarlo o que luchan por transformarlo. Y, francamente, quien con más compromiso, legitimidad y ética ha abordado siempre esa lucha contra el capitalismo han sido los comunistas.
No salimos de una segunda clandestinidad que no ha existido, ahora la sociedad española comienza a darse cuenta de que ese mundo idílico del fin de las contradicciones entre clases y modelos sociales que nos habían presentado se desvanece cuando vemos que las 300 personas más ricas del mundo controlan el mismo capital que los 3.000 millones más pobres.
Se cumplía en pleno XX Congreso el centenario de la Revolución Rusa. ¿El relato de entonces vale para hoy? ¿Hay que rehacer consignas y relatos?
Entre la revolución soviética y hoy han ocurrido muchas cosas. La más importante, la derrota del nazismo y el fascismo en Europa gracias fundamentalmente a la Unión Soviética y al trabajo del movimiento comunista internacional.
La derrota del fascismo nos trajo el Estado Social y de Derecho, la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el nuevo derecho internacional. Eso son conquistas consolidadas que se intenta retrotraer. Desde luego el capital tiene interés de volver a la época de los zares, a que seamos siervos de la gleba.
Si el capital profundiza sus políticas neoliberales hasta el extremo de volver a poner a los trabajadores y trabajadoras en la misma situación que estaban los siervos en 1917, pues evidentemente la forma de llegar al poder será la misma que utilizó Lenin en 1917. Tontos no somos.
Si por el contrario el neoliberalismo permite un mínimo mantenimiento de derechos económicos y sociales generados gracias a la derrorta del fascismo y del nazismo, pues la forma de conquistar el poder será otro. Somos profundamente democráticos, siempre lo hemos sido. No hay un partido en España que haya luchado más años y de forma más constante por la democracia. Al PCE le ha tocado defender la legalidad democrática del 31, durante la Guerra Civil, luchar en solitario contra la dictadura militar y ser la principal fuerza a la hora de traer y consolidar la democracia en nuestro país. Me sorprende que haya gente que pretenda seguir con el espantajo político de que los comunistas somos contrarios a la democracia. Los comunistas defendemos la democracia más que nadie porque hemos pagado un precio más alto que nadie. Ahora bien, no somos idiotas. Si a nuestro pueblo se le niegan los derechos, si el Estado no tiene legitimidad, cualquier forma de lucha y combate es válida.
Recupero la idea de la soberanía nacional que comentábamos al principio. Usted ha vivido de primera mano los movimientos nacional-populares que surgieron en Argentina, Brasil, Venezuela Ecuador o Bolivia, cada uno con sus matices. Esa noción del movimiento nacional-popular ha saltado ahora a Europa. ¿Cree que hay diferencias entre izquierda y populismo? ¿La izquierda tradicional y los movimientos nacional-populares no son compatibles?
Lo que ha ocurrido en América Latina está muy relacionado con lo que hablábamos al principio. Todos los procesos de defensa de la soberanía, de revoluciones ciudadanas, han tendido a unificar lo que ellos llaman la Patria Grande, toda la América que no es EE UU. La recuperación de la soberanía es imprescindible como paso previo a la unidad de los pueblos. No se puede hacer desde la imposición, se tiene que hacer desde el convencimiento y con políticas de igualdad.
Lo que ha ocurrido en América es la segunda independencia, que está amenazada por una contraofensiva de los EE UU para garantizarse su “patio trasero”, pueblos sin soberanía nacional supeditados. Ese modelo no le ha ido muy bien a los pueblos de América Latina. Lo decía muy bien Evo Morales tras ser amenazado por un diplomático estadounidense que dijo que las políticas del Gobierno boliviano llevan al desastre. Evo respondió que no, que en el desastre ya estuvieron durante los 150 años de control de EE UU. La recuperación de la soberanía nacional y de redistribución hacen que Bolivia avance cada año un 4%, un 5% o un 6%.
Hay un falso discurso sobre el populismo de la derecha y la oligarquía mundial, que intentan descalificar a todo lo que acredite que es posible alternativa a su modelo único.