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Las escuchas resquebrajan el entendimiento transatlántico creado tras el 11S
Los acuerdos de intercambio de datos alcanzados por Bruselas y Washington tras los atentados del 11S están ahora en entredicho después de que Europa haya perdido confianza en EE. UU. por el escándalo de las escuchas a sus líderes, ciudadanos e instituciones.
En pleno escándalo del espionaje por el departamento de seguridad estadounidense, una delegación de la Eurocámara, que ha pedido la suspensión del programa de transferencia de datos bancarios en la lucha antiterrorista con EE. UU. tras conocerse las escuchas, ha viajado a Washington para pedir respuestas a las autoridades.
“Hemos vuelto con más preguntas que respuestas en la maleta”, reconoció a Efe con decepción el eurodiputado ecologista alemán Jan Philipp Albrecht, ponente de la directiva de protección de datos.
Para Albrecht, la Administración del presidente de EE. UU., Barack Obama, “no sabe realmente qué hacer ahora, especialmente desde que en el Congreso han comenzado a levantar la voz por el espionaje”.
“Es la primera vez desde el 11 de septiembre (de 2001) que el Congreso plantea la necesidad de reequilibrar la seguridad y la privacidad, y que Europa se plantea si conviene hacer seguidismo de la forma de actuar de EE. UU.”, dijo Albrecht a Efe.
“En Europa no vemos a todo el mundo como un potencial terrorista o amenaza para la sociedad. Europa no quiere ir por ese camino”, añadió.
El eurodiputado alemán consideró “inadmisible” que el director general de la Agencia Nacional de Seguridad de EE. UU. (NSA, por su sigla en inglés), Keith Alexander, no quisiera recibir a la delegación del Parlamento Europeo en Washington.
La NSA ha sido la agencia estadounidense de inteligencia que ha supuestamente realizado esas escuchas masivas en Europa a ciudadanos y líderes políticos, incluida la canciller de Alemania, Angela Merkel.
“Deberían ser más conscientes de la repercusión de acciones así de cara a la pérdida de confianza hacia EEUU por los políticos y los ciudadanos europeos”, añadió.
En la delegación de la Eurocámara a Washington ha viajado igualmente el europarlamentario español de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) Salvador Sedó, quien apuntó a Efe la necesidad de establecer un código de conducta de los servicios de inteligencia.
Preguntado sobre las repercusiones de las escuchas de cara a la negociación del futuro acuerdo de libre comercio e inversiones que quiere rubricar Bruselas con Washington, Sedó señaló que “la capacidad de presión del bloque europeo es muy pequeña” dado que el intercambio beneficiará en mayor medida a la Unión Europea (UE) que a la confederación.
Sobre la distinta concepción del espionaje para la opinión pública a uno y otro lado del Atlántico, la analista Rosa Balfour, jefa del programa Europa en el mundo del European Policy Center (EPC), destacó a Efe que el asunto del espionaje de la NSA tocó fondo para Europa desde las revelaciones del “pinchazo” al teléfono de Merkel.
“En Alemania, especialmente en la Alemania comunista en la que nació Merkel es un tema muy sensible el espionaje de unos a otros y explica en parte esta cultura de la privacidad que no está tan extendida entre los estadounidenses”, añadió.
Preguntada sobre cuáles son los límites que debería tener la acción de los servicios de inteligencia, la analista dijo que “espiar a un líder de un país amigo no tiene sentido” y que “si un presidente quiere saber algo de su homólogo, debería simplemente levantar el teléfono”.
Balfour explicó a Efe que “este conflicto diplomático será visto así, como un episodio, sin que trunque de forma importante las relaciones bilaterales”, si bien, advirtió que “ambas partes tendrán que poner de su parte para cerrar las heridas”.
Todas las fuentes consultadas por Efe coincidieron en destacar que los últimos acontecimientos han creado un clima aún más proclive para la aprobación de la directiva de protección de datos, que pretende proteger mejor a los ciudadanos y su información personal en internet, antes de las elecciones europeas de mayo de 2014.
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