Las muecas se congelaron y las escaleras de color se volvieron todas azules. Igual que los uniformes que entraban en ese momento, al grito de “¡policía!”, en una de las mayores timbas de póker de Madrid. Fue el viernes por la noche en el sótano del número 81 de la calle Menéndez Pelayo, la frontera oeste del Parque del Retiro, el corazón del Madrid que siempre llega a fin de mes. En el interior, un centenar de personas se disponía o jugaba a la modalidad Texas Holdem, aunque la que triunfa en los últimos tiempos, también en el club, es Omaha: cuatro cartas, cinco comunes, botes llenos. La casa se forra.
Los jugadores estaban en el sitio equivocado, justo en el peor momento. Desde entonces saben que existe una Brigada Especial del Juego en la Policía y que la afición de unos es el trabajo de otros. El golpe policial y judicial responde al carácter ilegal de los juegos de cartas con dinero de por medio. Hay donde se puede jugar, concretamente en los casinos, que pagan sus licencias y están hartos de la competencia desleal. Y hay donde se puede apostar y acabar multado, como en La Perla, nombre del club intervenido.
La operación del pasado viernes por la mañana es la mayor contra las apuestas ilegales en los juegos de cartas que se ha producido hasta ahora en España. Por ahora, el Ministerio del Interior la mantiene en secreto, a la espera de una gran difusión. La Policía le da tanta relevancia que envió a agentes a grabar el operativo para asombro y disgusto de los jugadores, la mayor parte de hábitos ordenados y limpios de antecedentes, según algunos de los presentes.
Estos defienden que allí no se apostaba con dinero real, por lo que no se infringía la Ley del Juego. Pero la Brigada Especial del Juego pisaba terreno seguro. Había infiltrado a agentes entre los jugadores que dieron el aviso de cuando tenían que entrar sus compañeros. Justo se disputaba un torneo 40+10, con hasta 10.000 euros en metálico. Ni uno solo de ellos declarados, por lo que los organizadores podrían estar incurriendo en un delito fiscal, dependiendo de la suma total defraudada, pendiente de establecer.
En La Perla hay diez mesas para torneos, tres mesas de ‘cash’, una barra de bar y hasta cocina. Se puede comer y beber. Hay torneos los domingos, lunes, miércoles y viernes y los jugadores habituales pueden participar en ligas. La casa lo tenía bien organizado. De los torneos se llevan una comisión por cada jugador, entre 5 y 10 euros. Pero las ganancias serias están en las tres mesas de cash, que se llevan comisión por cada mano. No hay billetes encima de la mesa. Pero las fichas han costado billetes antes. Además de al Omaha se juega al póker Texas
Los jefes de La Perla habían abierto otro ‘garito’ en Fuenlabrada, La Parroquia, que podría ser objeto también de la operación, para dar salida a las ansias de juego también en el sur de Madrid. La versión de los afectados es que aquello es una inocente competición sin dinero en juego. El centenar de asistentes fue identificado uno por uno. Se enfrentan a una abultada multa. Los organizadores, a penas de cárcel.
Los chicos de La Perla se habían venido demasiado arriba: montaban torneos benéficos y se presentaban en los casinos con camisetas identificativas, para ira de los dueños que sí pagan impuestos. El viernes por la mañana se encendieron las luces y se acabó la fiesta.