Joan Herrera: “La demanda de la consulta en Catalunya es una expresión más del fin del régimen”
Joan Herrera (Barcelona, 1971) vuelve este martes al Congreso de los Diputados, donde ocupó un escaño durante legislatura y media (2004-2010) antes de encabezar la lista de ICV al Parlament. Y lo hace para defender, al igual que Jordi Turull (CiU) y Marta Rovira (ERC), la propuesta de la Cámara catalana para pedir que se le transfieran las competencias para convocar la consulta. La iniciativa, que cuenta “con el apoyo del 70% del Parlament, se encontrará con la oposición del 84% del Congreso de los Diputados”.
¿Qué mensaje quiere trasladar en su intervención en el Congreso de los Diputados?
Nosotros vamos a trasladar un mensaje de demanda transversal a favor del derecho a decidir a raíz de la sentencia. La respuesta democrática es que se vote. Además, la demanda de los catalanes es una de las expresiones de fin del régimen. Es una crisis democrática y social profunda. Creo que España ha de encarar el debate, que entronca con el 22M, la marea blanca, la verde... Se ha producido una ruptura por parte del Estado a través de la reforma del artículo 135 de la Constitución, la LOMCE, el proyecto de ley del aborto... Va a ser la primera vez que una petición hecha por el 70% del Parlament, con el respaldo del 80% de los ciudadanos sea rechazada por el 84% del Congreso de los diputados. Hay un problema democrático y sólo hay dos formas de abordarlo, con democracia o autoritarismo, aunque este autoritarismo sea constitucional. El 84% de noes no conectan con el 84% de la opinión pública. Al revés, cuatro de cada diez españoles están a favor de que vote Catalunya, pero nadie hace pedagogía; ese es el debate de fondo.
Como usted comenta, la propuesta será rechazada muy mayoritariamente. ¿Qué escenario queda a partir del 9 de abril?
La de la legalidad catalana. Dentro del Estatut hay existe una ley de consultas catalana convoque la consulta, pero es necesario encontrar una salida dialogada. Es un referéndum consultivo que puede dar pie a reformas constitucionales. Hace falta una salida.
Todos los políticos hablan de diálogo. Pero, ¿qué pueden ofrecer para que ese diálolgo sea productivo?
El Gobierno está instalado en el no dialogante, como ha escrito Juan Cruz: es un helado caliente, un oxímoron, una contradicción en sí mismo. Lo que nosotros planteamos, desde una sociedad democrática, es que la salida pasa por la consulta en los tiempos que se acuerden, y lo que está pasando en el Reino Unido con Escocia es el marco. Hay un cambio de esquema mental y la gran mayoría está a favor de la consulta.
Sin embargo, parece seguro que el Gobierno no va a pactar ningún tipo de consulta para el 9 de noviembre. ¿Cuál es su propuesta ante ese escenario?
Nosotros no abonamos la teoría de la declaración unilateral ni de una convocatoria plebiscitaria. Hemos de votar como un solo pueblo y, dada la composición de Catalunya, evitar la cantonalización. Esto es algo que hay que garantizar. Sabemos que esto es una carrera de fondo, es un proceso. Hubo una primera gran expresión a favor de la consulta el 11 de septiembre de 2012, repetida en 2013, y tenemos una capacidad muy grande de resistencia al inmovilismo. Parece como que si no se hace ahora la consulta por motivos legales, será un problema de los catalanes. Pero no es así, esto es un problema de España. Al final, España, si sigue así, llegará a 2020 recentralizada, con los pactos territoriales y sociales rotos, pero la sociedad española es más que eso. No se acaba el problema con no permitir la consulta, eso es no entender nada de lo que pasa, porque lo de Catalunya es una expresión más de escenario del fin del régimen. El PSOE siempre ha estado con los derechos democráticos, con el “Libertad, Amnistía y Estatut de Autonomía”, y ahora está dejando su función histórica.
Entonces, ¿qué defiende para el 9 de noviembre?
La consulta es una expresión ciudadana, y la solución pasa por negociar, no por la unilateralidad; creemos que se puede encontrar solución para la consulta que derive en una reforma constitucional y de estatu quo. La última sentencia del Tribunal Constitucional da pistas al PP para aterrizar en este tema, porque emplaza al diálogo.
En este proceso, partidos de diferentes ideologías están yendo de la mano. ¿El proyecto nacional está por encima de todo lo demás?
Si no estuviéramos nosotros no habría debate social; nosotros somos los que más oposición hacemos en el Parlament al Gobierno de CiU de Artur Mas: ni pactamos presupuestos, ni el Barcelona World ni reformas sanitarias. Una cosa es el debate nacional, que se está produciendo y no podemos negar que existe, y otra el social, en el que siempre estamos nosotros.