Pedro J. Ramírez no se aquieta. El veterano periodista ha advertido a la dirección de Unidad Editorial que no descarta crear un nuevo medio de comunicación si El Mundo cambia de manos y, por tanto, cambia también el espíritu del diario que ha dirigido durante un cuarto de siglo.
El todavía director de El Mundo ha cerrado ya las condiciones de su salida del rotativo que, según diversas fuentes, supondrán una indemnización de entre 15 y 25 millones de euros. Según ha podido saber eldiario.es de fuentes cercanas a las negociaciones, la empresa le ha exigido que no inicie ninguna aventura empresarial periodística en al menos dos años tras su salida. Pedro J. ha puesto como condición que el diario respete su espíritu actual.
Ramírez, que en principio ha sido discreto, ha ido elevando el tono de sus declaraciones públicas en relación con su despido. “A mí no me han sugerido, a mí se me comunicó que se había tomado la decisión de sustituirme”, señaló ante su redacción en su discurso de despedida. Las palabras no han gustado a la dirección de la empresa, que tampoco ha visto con buenos ojos el trato preferencial que el vídeo de ese discurso tuvo el jueves en la home del diario.
Con el paso de las horas, Ramírez ha subido el diapasón de su argumentario. Durante una entrevista en Las Mañanas de Cuatro, Ramírez ha sido rotundo: “Yo he sido entregado a las fauces del poder. He sido el último sacrificio ritual para que el poder acredite su casi omnipotencia en este proceso de desmocratización de la vida española”. Su relato de lo sucedido continúa con la acusación de que “este Gobierno lo que desea es que los medios de comunicación seamos lo más frágiles posibles para que el servilismo y la docilidad paguen dividendos”.
El enfrentamiento de Pedro J. con Moncloa es evidente por ambas partes. Basta con observar las palabras pronunciadas por la vicepresidenta del Gobierno este viernes. Tras el Consejo de Ministros, eldiario.es pidió de Sáenz de Santamaría una valoración sobre la trayectoria de Ramírez. La portavoz del Ejecutivo se limitó a responder ambiguamente que “el Gobierno respeta la labor de todos los directores y periodistas que llevan a cabo su tarea”.
Sólo unas horas antes de las evasivas de Santamaría, el propio Ramírez destripaba ante sus redactores el momento clave de su caída en desgracia: “Aquí empieza el vía crucis. ¡Cuatro horas con Bárcenas! Maldita sea la suerte del día en que a mí se me ocurrió volver a ser reportero por una mañana”, decía Ramírez en referencia a la crónica que firmó relatando sus conversaciones con el extesorero del PP.
El ambiente en la redacción de El Mundo ha pasado de la excitación inicial al decaimiento y los temores de cambios en la propiedad de la cabecera. Son constantes los rumores de venta, y en círculos periodísticos se extiende la teoría de que la fusión con el diario La Razón (propiedad de Planeta) será el siguiente paso emprendido por Unidad Editorial para frenar la sangría de pérdidas.