Una semana después del 20D, Pablo Iglesias visitaba al Palacio de la Moncloa para reunirse con Mariano Rajoy en la ronda de contactos que el líder del partido más votado en las elecciones ha puesto en marcha. Era la segunda vez que Iglesias entraba en la sede del Gobierno. La primera, como secretario general de Podemos para hablar de Cataluña. Este lunes, como jefe de filas de la tercera fuerza en el Congreso. Entre ambas comparecencias se han producido los comicios más igualados desde la transición, pero el mensaje de Pablo Iglesias en la sala de prensa pequeña de la sede del Gobierno ha sido muy similar al del pasado 30 de octubre. Solo un pequeño cambio: lo que entonces eran propuestas preelectorales son hoy líneas rojas que resultan inasumibles para el PSOE y Ciudadanos en una negociación por la investidura que no termina de arrancar.
Este lunes, Pablo Iglesias no ha querido regalar a los medios una frase textual en la que señalara que la celebración de un referéndum en Cataluña es condición imprescindible para un pacto con Podemos. Pero el secretario general de Podemos ha remarcado la línea en el suelo: “Lo mismo que decíamos hace un mes y hace una semana lo seguimos defendiendo”. Hace poco menos de 30 días, en el mismo escenario, Iglesias mostraba su compromiso con la celebración de una consulta en Cataluña. El lunes pasado, a la misma hora que ayer, el líder de Podemos comparecía ante la prensa para profundizar en el análisis de los resultados electorales. Y expresamente vinculó la negociación para una investidura a celebrar dicho referéndum.
Además, por mucho que quiera, Iglesias se debe a sus compromisos con las confluencias. Los 42 escaños de Podemos, más los 27 logrados por las candidaturas catalana, gallega y valenciana, colocan al líder de Podemos con el respaldo explícito de 69 diputados, una quinta parte del arco parlamentario. 12 de esos 27 son de En Comú Podem. Y la líder de esa fuerza política, Ada Colau, lo ha dejado muy claro: “No investiremos a Pedro Sánchez, solo apoyaremos a quien se comprometa con el referéndum”. Iglesias ha reiterado este lunes que harán todo lo posible para que las tres candidaturas tengan grupo propio en el Congreso.
Estas intenciones chocan directamente con la línea roja marcada por el PSOE de Pedro Sánchez. Y de sus barones regionales. El todavía secretario general socialista ha reiterado que nunca pactará una solución para Cataluña que contemple una consulta sobre la independencia. Lo demás sí es negociable, aunque según Pablo Iglesias el líder del PSOE no fue muy receptivo sobre otras medidas el pasado día 24, cuando mantuvieron una larga conversación telefónica. Entre ellas, la bautizada por Podemos como Ley 25, de emergencia social.
Fuentes de Podemos señalan a eldiario.es que su intención no es provocar unas nuevas elecciones. Ni aparecer como un partido que bloquea la gobernabilidad. Ahí se enmarca también la propuesta lanzada por Iñigo Errejón de investir a una presidente “independiente” y “ajeno a los partidos” que pudiera desarrollar las reformas pactadas si, llegado el caso, el bloqueo lo provocan los nombres y no las medidas.
Sin embargo, en Podemos creen que ellos estarían entre los beneficiados unas nuevas elecciones. El propio Pablo Iglesias ya aseguró el 21 de diciembre que estarían “encantados de asumir ese escenario”. Los principales damnificados serían PSOE y Ciudadanos, a quienes este lunes Iglesias ha situado junto al PP en un “bloque inmovilista” y “pro Restauración”.
Pedro Sánchez ya ha señalado que “la repetición de las elecciones es la última de las opciones” y Albert Rivera ha pasado de rechazar una investidura de Mariano Rajoy a defenderla. Este mismo lunes, tras su propia reunión con Rajoy, apelaba a los barones del PSOE para que presionaran a Sánchez en favor de una abstención en la investidura del candidato del PP. Una opción, sin embargo, rechazada por algunos de los principales líderes regionales del PSOE, con Susana Díaz a la cabeza.
Si en las próximas semanas nadie se mueve todo parece indicar que en primavera habrá nuevas elecciones generales. Y para Podemos no parece el peor escenario de los posibles.