Todos quieren ser andaluces en el PP del sur de Madrid
El andalucismo es la nueva moda en el PP de Madrid al sur de la M-40. “Mi padre es de Sevilla y yo soy un enamorado de la Semana Santa y de la Feria”, avisa el candidato del PP en Getafe, Antonio José Mesa. “La familia de mi madre es ‘granaína”, se jacta el aspirante popular en Móstoles, Manuel Bautista. “A Parla la llaman la pequeña Andalucía”, recuerda el contendiente local, José Manuel Zarzoso, reunido con sus compañeros del antiguo ‘cinturón rojo’ madrileño para comer en un restaurante de un polígono de Móstoles. Suena el himno del PP, versión flamenca, y entra Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, que acudió este viernes a la llamada de auxilio para apoyar a los candidatos a las elecciones municipales en los feudos tradicionales de la izquierda madrileña, a poco más de un mes para las elecciones. “Me siento profundamente halagado”, dice. Sonríe de oreja a oreja.
En el PP de Madrid son conscientes de las notables diferencias entre las elecciones de este 28 de mayo y las de 2021, cuando Ayuso ganó de largo los comicios, después de haberlos perdido en 2019 (aunque logró gobernar con Ciudadanos y el apoyo de Vox). La campaña de hace dos años estuvo marcada por la pandemia y las duras medidas sociales y económicas para combatirla, que enfrentaron al Gobierno central con el de Madrid.
Ese marco ya no opera, como tienen constatado en la dirección regional. No es la única diferencia. Otra es la coincidencia con las elecciones municipales. En 2021 Ayuso disolvió la Asamblea de Madrid de forma unilateral y se sacó de la manga unos comicios aislados a mitad de mandato que laminaron a Ciudadanos. Pero este mes de mayo los electores deberán coger también una papeleta para elegir a su alcalde, y los sondeos internos de la dirección apuntan a una gran resistencia de los regidores socialistas, algo que puede incidir en qué papeleta eligen para la Comunidad, como saben bien los estrategas electorales.
Moderación y fraternidad interregional
Ayuso se marcó como objetivo para este 28M la conquista de los bastiones rojos del sur y del este de Madrid. Desde Fuenlabrada, Alcorcón o Parla a Rivas, pasando por algunas grandes localidades del corredor, como Alcalá de Henares, la realidad demoscópica ha hecho que las expectativas se rebajen en el PP. Y no poco. Salvo en situaciones excepcionales, como el gran triunfo del PP de 2011, y momentos puntuales, el sur de Madrid siempre ha sido un feudo de la izquierda, y como tal se comportó en 2015 y en 2019.
Los dirigentes de la campaña de Ayuso han optado, así, por tirar de perfiles pretendidamente moderados para intentar captar voto que pueda huir de Ciudadanos o que dude si repetir su apoyo al PSOE.
Y Juan Manuel Moreno es uno de los principales valores para este mercado electoral tras lograr la mayoría absoluta en Andalucía. El éxodo rural que nutrió de mano de obra barata al Madrid del desarrollismo franquista tuvo gran protagonismo de andaluces, que se fueron afincando al sur de la ciudad, lejos del norte rico. Sus descendientes mantienen hoy vínculos con la tierra de origen a los que el PP también pretende apelar con este despliegue de fraternidad interregional.
No lo tienen fácil en Alcorcón, donde el PSOE gobierna en coalición bien avenida con Podemos. Si algunos en el PP esperaban el regreso del exalcalde David Pérez, actual consejero de Transportes, su apoyo a Pablo Casado en la pugna con Ayuso ha derivado en que el elegido fuese finalmente Antonio González Terol, cuyo vínculo con el municipio es tenue: fue alcalde del municipio limítrofe, Boadilla del Monte, de muy distinto historial político y, sobre todo, social.
“Gracias por venir a este pueblo de rojos”
Cualquier empujón le viene bien a Terol. Y allí empezó Juan Manuel Moreno su breve gira de un día, tomando un café en un bar frente al Ayuntamiento. Decenas de militantes con chalecos azules con el mensaje “Terol 2023” rodeaban a la comitiva, circundados a su vez de simpatizantes –la mayoría, jubilados– encantados de sacarse una foto con Moreno y muy francos en sus apreciaciones políticas.
“Yo no soy del PP, soy de España”, dice Carmelo, aparejador jubilado de 78 años y alcorconero desde la década de los 70 del siglo pasado, mientras asiente Cándida, alias 'Candi', de 72. No creen Carmelo y Candi que pueda gobernar el PP en Alcorcón, por mucho que se note el efecto Bonilla. “Aquí en el sur la gente no está acostumbrada a trabajar”, zanja él.
Otro grupo de jubilados departen divertidos sobre la presencia del presidente andaluz. “¿Lo has saludado? Tenías que haberle dado las gracias por venir a este pueblo de rojos”, le dice uno a otro que acaba de estrecharle la mano. De lejos mira la escena con escepticismo Gabriel, de 53 años, tras posar la mochila en un banco y abrir una cerveza de lata. “Ya no saben qué inventar”, critica. Belén, de 44, que da el pecho a su bebé y es de Jaén, dice que Moreno es simpático. David, su pareja, añade que es “alto” (mide 1,77). Ninguno cree que su paso por Alcorcón vaya a tener efecto electoral.
El pelotón avanza por la calle Mayor, peatonal. Los simpatizantes salen al paso, más de uno convocado con anterioridad. “Este es Manuel, de Jerez de la Frontera, que ha venido a verte”, informa una asesora al presidente. El paseo debería servir para dar a conocer al nuevo candidato local y su lista, tarea en la que se afanan los militantes que captan a los paseantes sorprendidos. “Aquí lo va a tener difícil”, dice una señora a la que le vienen cantando las virtudes de Terol. “Ya fue alcalde, por lo que tiene experiencia, y mira qué guapo es”, le señalan las voluntarias. “Yo soy la número 2”, trata de explicar, instantes después, Begoña Gil, fichaje de Terol, ingeniera aeronáutica. “Ah, ¿también vienes de Andalucía?”, replica una vecina confundida. “No, no, de aquí”, corrige la aspirante.
Tras la comida, a la que asiste el representante de la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Madrid, Moreno se desplaza a Fuenlabrada para participar en un mitin en la Plaza de España, donde están reunidos militantes de todo el sur y feudo absoluto del PSOE, que gobierna con más del 50% de los votos. Los de Getafe manifiestan su asistencia con una bandera de España con el nombre de la localidad impreso.
Hay expectación porque viene Ayuso. Antes, Moreno y el resto de la compañía hacen una parada junto al busto de Blas Infante, líder de un andalucismo menos folclórico que el que hoy celebra el PP madrileño y asesinado por falangistas tras el golpe del 36.
La Fuenlabrada liberal contra la Unión Soviética
Interviene en el mitin la candidata local, Noelia Núñez, que critica enchufes en el Ayuntamiento y el estado de las instalaciones municipales, “más propias de la Unión Soviética que de una democracia avanzada”. Repite la receta que vienen formulando todo el día los aspirantes 'populares': menos impuestos y trabas burocráticas para que aflore el espíritu emprendedor y que baje el paro, como en Andalucía, sin necesidad de entrar en consideraciones sobre la legislación laboral.
Salta al atril Juan Manuel Moreno, que continúa sonriendo ampliamente. “Estoy notando una pulsión de cambio en el sur [de Madrid]”, había dicho antes de comer, tras comparar su trayectoria electoral con la de David contra Goliat. Clama contra el “sanchismo” y dice que van a ganar. El público, cientos venidos también de Leganés, Getafe o Móstoles, aplaude.
El presidente andaluz está tranquilo entre los suyos, pero por la mañana ha tenido que responder ante los periodistas cerca de 20 minutos sobre su ley de regadíos que puede poner en riesgo el parque de Doñana, según las denuncias de científicos y los avisos de la UE. Moreno acabó diciendo que, si Bruselas se lo pide, él cambia lo que haya que cambiar del texto.
Moreno da paso a Ayuso y termina su labor de partido por esta jornada. Este fin de semana también acompañará a Paco Núñez en Toledo. Ya en campaña, se afanará en apoyar al dirigente castellanomanchego en Ciudad Real, por ejemplo, donde Ciudadanos logró un buen número de votos en el pasado ciclo electoral.
Termina Ayuso, que recuerda que coincidió con Moreno Bonilla en la universidad y pasa al ataque contra la izquierda, que a su entender favorece la pobreza para que los ciudadanos “dependan de la administración”. Critica la “imperdonable” lucha de clases, desliza que hay en el Gobierno central quien quiere que los españoles se maten entre ellos como en la Guerra Civil, y está a punto de afirmar, aunque se corrige a mitad de frase, que si en el sur de Madrid a la gente le puede ir mal es por su propia culpa.
La inseguridad, el paro, la 'okupación' y el “rodillo del sanchismo” vuelven a salir a escena, un tema tras otro, sin apenas coger aire para respirar entre una acusación y la siguiente. La audiencia, entregada, no pestañea. Termina y se despide: “Viva Andalucía, viva Madrid y viva España”. La plaza empieza a vaciarse, pero el himno del PP continúa durante bastantes minutos atronando con el eslogan de campaña: “Ganas de ganar”.
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