El fundador de Podemos, Pablo Iglesias, abandonó hace dos años el Gobierno para tratar de frenar lo que este domingo ha sido ya inevitable. El partido que nació en las calles y universidades de Madrid ha desaparecido de la Asamblea de esa Comunidad ocho años después en unas elecciones municipales y autonómicas que también certifican su salida de les Corts valencianas. Los de Ione Belarra tampoco han conseguido uno de los objetivos que se habían marcado para estas elecciones: entrar, por primera vez con su marca propia, en el Ayuntamiento de Madrid. La derrota del partido está atada a la de Izquierda Unida y Alianza Verde, que concurrían en confluencia en todas esas plazas, y a la de una izquierda que pierde casi todo el poder territorial que le dieron las urnas en 2019.
Todo dependía de un 5%, la dura barrera de entrada que impone el sistema electoral en las dos autonomías en juego más importantes de estas elecciones. La candidatura de Podemos-IU-Alianza Verde se ha quedado finalmente acariciando ese porcentaje, que deja en total más de 130.000 votos sin representación. El balance para Podemos es muy desfavorable en general en todo el país. Salen de tres autonomías donde tenían representación y pierden su presencia en cinco de los seis gobiernos regionales donde estaban aunque parte de la responsabilidad en esto la tienen también el PSOE, Compromís y Más Madrid, que no han aguantado como presumían las encuestas de las últimas semanas. Los de Belarra pasan de 47 escaños autonómicos a 15 en cuatro años.
Ese umbral necesario para obtener representación en los parlamentos ha sido tremendamente cruel para Podemos, que en todos esos lugares se ha quedado a escasas décimas de poder entrar. En la Comunidad de Madrid, con un 4,73%; en la capital, con un 4,87. No solo eso, su desaparición de Madrid ha facilitado las mayorías absolutas de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida, y también del giro a la derecha en la Generalitat Valenciana. La lista de Podemos sale del Parlamento de Canarias, donde pierden los cuatro escaños que ganaron hace cuatro años y que les permitieron entrar en el Ejecutivo. La derrota de la izquierda los saca del Gobierno en Aragón, donde Podemos pasa de 5 escaños a 1, y La Rioja, donde se mantienen con dos escaños.
Prácticamente una de las únicas buenas noticias para el partido es Navarra, donde la candidatura de unidad total de la izquierda no independentista pasa de dos escaños a tres. Además se mantienen las opciones de revalidar un gobierno en el que esa candidatura vuelva a tener presencia. La victoria en Asturias de Barbón y la resistencia allí de Podemos abre la puerta a una eventual entrada en ese gobierno.
Podemos habla de una derrota del “bloque progresista”
La secretaria general del partido ha hecho una valoración general a través de las redes sociales. “La derecha y la extrema derecha tienen hoy aún más poder. Hemos puesto todo nuestro entusiasmo y nuestra valentía pero nuestros resultados son malos. Ahora toca ponerse a trabajar porque aunque a veces retrocedamos, esta fuerza política va a estar siempre al servicio de la gente”, ha dicho en un mensaje en redes.
Tanto Jacinto como Sotomayor, los únicos que han comparecido en la sede estatal de Podemos en Madrid, han hecho hincapié en que la derrota ha sido generalizada para “todo el bloque progresista” y no solo del partido. “Nos debería hacer reflexionar a la ciudadanía y al bloque en su conjunto. Se constata la necesidad de la unidad de las fuerzas progresistas con motor Podemos”, ha dicho la candidata a la Comunidad de Madrid en una comparecencia de prensa sin preguntas. “Ha sido una campaña en la que no se ha hablado de los problemas de la gente, de los problemas cotidianos de la ciudadanía. Una campaña en la que en Madrid se ha hablado mucho más de ETA que de los precios de la vivienda”, ha añadido sobre el marco alrededor del que giró la campaña electoral durante la primera semana.
Jacinto y Sotomayor han comparecido entrada ya la medianoche, después de que el recuento haya confirmado unos resultados que dejan al partido en la irrelevancia y que arroja varios interrogantes de cara a la configuración del espacio progresista para las elecciones generales. La izquierda a la izquierda del PSOE tampoco ha cosechado ningún resultado reseñable. La candidata de Más Madrid a la alcaldía, Rita Maestre, ha perdido hasta siete escaños; Mónica García, la aspirante de esa fuerza a la Comunidad, mejora sus resultados respecto a 2021 y sigue liderando la oposición, pero no ha conseguido evitar la mayoría absoluta de Ayuso. La peor noticia para la izquierda es que Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, ha quedado en tercera posición, por detrás de Xavier Trías y del PSOE, y no podrá seguir liderando el gobierno de la ciudad. Es el fin, por tanto, de los ayuntamientos del cambio que en 2015 pusieron la primera piedra para la eclosión de Podemos a nivel nacional. El candidato de Adelante Andalucía en Cádiz tampoco ha conseguido retener el apoyo que hizo alcalde a 'Kichi' hace ocho y cuatro años.
El apoyo de Yolanda Díaz no sirve a Colau
La derrota de Colau tiene también una repercusión nacional. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se había volcado en la campaña de la alcaldesa de Barcelona, con hasta cuatro apoyos a los comuns durante la campaña y algún acto en las semanas previas. Colau se ha quedado a apenas dos centenares de votos de superar al socialista Jaume Collboni, pero la tercera posición deja un mal balance para la regidora y su espacio político, uno de los principales pies de apoyo de Díaz para la construcción de Sumar.
Díaz también había apoyado en campaña a Héctor Illueca, el candidato de Unidas Podemos a la Generalitat, y a Joan Ribó, el líder de Compromís en la ciudad de València. El primero se ha quedado fuera del parlamento autonómico, lejos del 5%, y el segundo ha sido incapaz de retener la alcaldía ocho años después, tras perder un escaño con respecto a 2019 y ante la subida del Partido Popular. La pelea ya fue ajustada hace cuatro años cuando esa ciudad se decantó por apenas 200 votos.
Izquierda Unida crece en Asturias y aguanta en Aragón, Rivas y Zamora
Podemos e Izquierda Unida llegaron estas elecciones a más acuerdos que nunca para concurrir juntos en autonómicas y municipales, aunque en varias de esas plazas no hayan rentabilizado la unidad. Los de Alberto Garzón concurrieron por separado en algunos puntos. En Asturias, por ejemplo, confluyeron con Más País y han logrado tres escaños, uno más que los que obtuvieron hace cuatro años. Allí Podemos ha pasado de cuatro bancas a una después de una legislatura marcada por una guerra intensa pugna interna, con una candidata, Covadonga Tomé, que ganó las primarias enfrentada a la dirección autonómica y nacional.
Ambos partidos también han concurrido por separado en Aragón, como ocurriera también hace cuatro años, pero los de Garzón han aguantado mejor que sus rivales en la izquierda allí. También porque Podemos debía mantener cinco escaños, que se han quedado en uno mientras que IU han mantenido el único diputado con el que contaba.
Izquierda Unida conserva además el poder en dos de sus tradicionales feudos, Zamora y Rivas Vaciamadrid, aunque en ambos sufre también derrotas. En la ciudad madrileña, queda por primera vez detrás del Partido Popular, que pasa de dos a siete concejales. En Zamora, la federación de izquierdas podrá gobernar con el apoyo del PSOE, pese a perder en estos cuatro años cuatro concejales que los alejan de la mayoría absoluta. En Rivas también se tendrán que apoyar de nuevo en el PSOE para gobernar. Podemos, que se salió a última hora de una candidatura de unidad, ha quedado sin representación, al quedar unas décimas por debajo del 5%. Son más de 2.000 votos que han quedado en nada y que habrían servido para superar al PP como primera fuerza.
Garzón también ha evaluado los resultados de la noche con un mensaje en Twitter en el que se ha mostrado preocupado del “avance de la ola reaccionaria”. “El retroceso general de las izquierdas y de los gobiernos progresistas es un aviso muy claro que tenemos que saber escuchar. Hay que tomar nota. ”Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina, y no hay un minuto que perder para recuperar confianzas y ganar mayorías sociales“, ha sostenido.