Exdiputados del PP, una abogada del Estado y los líderes del partido: el grupo parlamentario de Vox
Tras las elecciones generales, Vox prepara un grupo parlamentario en el Congreso con sus 24 escaños (nueve mujeres y quince hombres). La extrema derecha llevará a la Cámara Baja -con menos fuerza de la que esperaban sus dirigentes- su discurso racista, machista, homófobo y nacionalista español. De ser un partido residual y extraparlamentario ha logrado convertirse en la quinta fuerza nacional. En Andalucía, donde tiene otros 14 escaños, esta formación va dejando huella en temas como la lucha contra la violencia de violencia de género y la memoria histórica.
Santiago Abascal ya advirtió este lunes que no van a cambiar su discurso y que seguirán “diciendo” en la tribuna parlamentaria lo mismo que han planteado “fuera del Congreso”. A partir de ahora, tendrán que decidir cómo conforman su grupo. Aunque en las elecciones se ha quedado fuera algunos candidatos muy cercanos a Abascal, su núcleo fuerte ha entrado como diputados.
En las próximas semanas se determinará también el papel que jugará en su equipo Kiko Méndez Monasterio, su mano derecha, que no figuraba en listas y hasta ahora se ha presentado como “asesor externo” de la formación, pero en el que Abascal se ha apoyado durante toda la campaña. En 1999 Méndez Monasterio fue condenado por agredir a Pablo Iglesias y otros estudiantes de la Universidad Complutense.
Otro de los nombres que ha adquirido relevancia en este partido y que tampoco ocupa ningún puesto político es Rafael Bardají, vocal del Comité Ejecutivo Nacional. Tras las elecciones andaluza se incidió en sus relaciones con Steve Bannon, exasesor de Donald Trump. Este antiguo cargo de confianza del Gobierno de Aznar durante su presidencia, también fue director de política internacional de la Fundación FAES.
Junto al presidente de la formación también ha obtenido escaño por Madrid Javier Ortega-Smith, secretario general de la formación, e Iván Espinosa de los Monteros, vicesecretario de Relaciones Internacionales. Los tres han transitado sin abandonar el partido el periodo que transcurrió desde el nacimiento de la formación hasta los comicios andaluces, cuatro años de “travesía por el desierto” en la que sus mensajes gozaron de intrascendencia política y mediática.
Ortega Smith ha tratado de convertirse para sus seguidores en un azote contra los líderes independentistas. El candidato a la alcaldía madrileña y su compañero Pedro Fernández, que también ha conseguido escaño por Zaragoza, representan a la acusación popular en el juicio del procés. Su partido ha intentado viralizar sus interrogatorios a acusados y testigos. En el Tribunal Supremo han adoptado un perfil bajo y han protagonizado una acusación errática, como cuando olvidaron preguntar al major de los Mossos, Josep Lluis Trapero, por la reunión que la cúpula del cuerpo mantuvo con Puigdemont en la que aseguró que declararía la independencia si el 1 de octubre había violencia.
A partir de ahora, esos cara a cara con miembros de formaciones secesionistas también se producirán en el Pleno y comisiones del Congreso. Otro de los rostros más visibles del partido, Espinosa de los Monteros ha adoptado un perfil internacionalista. Antes de la campaña, acudió a Washington DC para reunirse con miembros de la administración de Donald Trump. También acompañó a Abascal en su visita a Polonia a la sede del partido ultraconservador en el Gobierno, Ley y Justicia. Es el autor de otra de las frases célebres de la campaña. “Me gusta el olor a pánico progre por las mañanas”, dijo el viernes en el cierre de la campaña cuando Vox fantaseaba con entrar en el Congreso con más de 60 diputados.
Las PNL de Vox
Vox entra en la Cámara Baja como un partido nuevo y gran parte de sus diputados llegan sin experiencia en el ejercicio parlamentario. En la noche electoral, Ortega Smith trató de consolar a los suyos anunciando que sus parlamentarios serán “torbellinos” en el registro de proposiciones no de ley (PNL), unas iniciativas parlamentarias que en el caso de salir aprobadas por el Pleno tienen un valor simbólico puesto que no son de obligado cumplimiento para el Gobierno. “Les van a hacer retratarse y lo saben”, aseguró sobre estas iniciativas. Entre los 24 diputados con los que cuenta Vox, hay antiguos representantes del PP que sí tienen más experiencia en la gestión legislativa.
Una de ellas, Rocío Méndez Monasterio, volverá al Congreso con el mismo discurso que mantuvo entre las filas populares durante tres legislaturas (entre 2004 y 2016), su crítica a la interrupción voluntaria del embarazo. Mientras representaba a la formación de Pablo Casado llegó a romper en 2015 la disciplina de voto del partido al no posicionarse a favor de la reforma de la ley del aborto promovida por el Gobierno de Mariano Rajoy. Vox le devuelve la oportunidad de sustentar estos argumentos en una formación en la que no hay debate interno sobre la derogación de la normativa actual.
Otro de los diputados experimentados que incorpora esta formación es Ignacio Gil Lázaro. Vuelve al Congreso, tras 33 años dentro de esta Cámara, primero como representante de Alizanza Popular y después del PP, vuelve con esta nueva formación. En su etapa previa ocupó puestos en las comisiones de Interior, Consitucional y de Reglamento.
Entre los expertos en Defensa, destaca la presencia de uno de los militares retirados que suscribió en agosto un manifiesto que enaltecía al dictador Francisco Franco, Agustín Rosety Fernández de Castro; así como la de Manuel Mestre Barea. Vox destacó sus trabajos sobre teoría militar aérea de las Fuerzas Armadas, al anunciar el fichado de su diputado por Alicante. Sin embargo, tal y como publicó esta redacción, Mestre se acreditó la originalidad de artículos publicados en la revista del Ejército del Aire que en realidad fueron traducidos de revistas estadounidenses.
Entre los diputados también hay profesionales en temas educativos y económicos, asuntos que vertebran algunas de las comisiones del Congreso. Uno de los que han obtenido en Murcia, Joaquín Robles López, es docente de Filosofía en el Instituto San Juan de la Cruz, de Caravaca. Por su parte, el representante por Valladolid, Pablo Sáez, es economista.
En esta legislatura también se estrena el único gran fichaje que este partido consiguió incluir en sus listas, la diputada por Granada Macarena Olona. En los mítines de campaña ya adoptó un discurso muy duro contra la corrupción recordando su experiencia laboral como abogada del Estado. En Euskadi denunció en la Fiscalía los sobrecostes en la construcción de una lonja de pescado a cargo de las empresas FCC y Lurgoien. Esta letrada también fue la impulsora de la denuncia de la implicación de PP y PSOE en el caso Mercasa. Vox no perderá la oportunidad de exhibir en el Congreso la experiencia de una de las pocas altas funcionarias del Estado con las que cuentan entre sus filas.