Abascal exprime la tragedia para arrebatar a Casado el liderazgo de la oposición
Santiago Abascal ha decidido aprovechar al máximo la tragedia sanitaria y económica del coronavirus para intentar catapultarse como jefe de la oposición orillando a su verdadero titular, Pablo Casado. El líder de Vox considera que el dirigente del Partido Popular no está siendo suficientemente contundente contra el Gobierno por lo que no es merecedor del papel que la Cámara le otorga automáticamente al ser el portavoz del principal grupo parlamentario. El PP tiene 88 escaños, 36 más que los 52 de la formación de extrema derecha.
Aunque los discursos de ambos dirigentes no se diferencian demasiado en el fondo -incluso han presentado ya alguna propuesta conjunta ante la Mesa del Congreso-, Abascal ha alimentado en los últimos días la idea de que el líder del PP, con el que libra una lucha sin cuartel por arrebatarle el electorado de la derecha más extrema, es demasiado tolerante con el presidente del Gobierno.
“Me sorprende que el señor Casado aún tenga tanta paciencia con ustedes. Es ya el santo Job del Congreso”, afirmó en el Pleno del Congreso en el que se votó la nueva prórroga del estado de alarma. En aquella dura intervención el líder de Vox lanzó a su homólogo del PP unos dardos envenenados que Casado recogió desde su escaño con sonrisa forzada después de oír cómo le había lanzado varias alabanza, destacando su “contundencia”, “claridad” y “vehemencia” con la que en su opinión había expresado momentos antes el sentir de “muchos españoles que están perdiendo la paciencia con este Gobierno”.
“A pesar de que les tiende la mano, ustedes sistemáticamente les atacan desde esta tribuna”, le recriminó a Sánchez, para de inmediato sentenciar que el sucesor de Mariano Rajoy “es el líder del segundo partido más votado” pero no el principal grupo de la oposición ya que ese papel lo “está ejerciendo Vox”, como verdadera “alternativa patriótica”. Por si había duda, el pasado miércoles, en una comparecencia tras la Junta de Portavoces, volvió a dejar sentado que este Gobierno de “matasanos”, “mentiroso”, “nefasto” y “destructivo”, “solo merece la oposición que le está haciendo Vox”.
Aunque Abascal no ha querido participar en ninguna de las reuniones telemáticas que ha mantenido hasta ahora Sánchez con los líderes de los partidos -que han sido más bien escasas-, al final ha accedido a formar parte de la Comisión del Pacto para la Reconstrucción después de ver que Casado conseguía que se desarrolle en el Congreso, lo que ha allanado el camino para que el PP, que se mostraba reticente, participe en el diálogo. Tras pensárselo, el líder de la extrema derecha también se sumó a la idea y así lo anunció en Twitter.
Querellas contra el Gobierno de Sánchez e Iglesias
El acuerdo entre el PSOE y el PP para abrir ese foro parlamentario pilló a Abascal anunciado una ristra de querellas y denuncias contra el Gobierno. La primera,“por imprudencia grave con resultado de muerte” por la gestión del coronovirus. Pero también para que la Justicia investigue quién dio la orden de destinar recursos de la Guardia Civil “para minimizar las críticas a la gestión del Gobierno” frente a la pandemia.
Ahora las dos derechas han dejado entrever que utilizarán esta comisión para seguir erosionando al Gobierno y para obligar a Sánchez a una “rendición de cuentas” por su gestión de la COVID-19. La lista de comparecientes que están barajando es larga, aunque aún no se han sentado siquiera las bases del funcionamiento de la comisión. Y ahí va a ser donde Abascal va a dar la gran batalla por imponerse frente a Casado. “Nosotros no vamos a abandonar a los españoles. Vamos a defenderles siempre de este Gobierno criminal”. “Vox no le tiene miedo”, ha dejado dicho en su perfil de Twitter.
Vox y la “cárcel chavista”, el “gulag”, y el “geriatricidio”
En este mes y medio de confinamiento, el tono del líder de Vox ha ido in crescendo. Ha pasado de votar a favor del primer decreto sobre el estado de alarma a negarse a apoyar los dos últimos y el que se debatirá este miércoles.
El debate para aprobar el último decreto fue todo un ejemplo de que la formación de extrema derecha no solo no iba a apoyar el plan de desescalada del Gobierno sino que había decidido continuar con su 'escalada' de descalificaciones e insultos. Abascal traspasó varias líneas rojas acusando al presidente del Gobierno y a sus socios de tener a todos los españoles en “arresto domiciliario” y de haber convertido España en una “gigantesca cárcel chavista que funciona con cartillas de racionamiento”. “Ustedes han protagonizado la peor gestión sanitaria de la pandemia en el mundo, y eso lo saben hasta en Australia”, sentenció.
Abascal reprochó al presidente del Gobierno que “ni siquiera haya sido es capaz de honrar a los muertos con un luto oficial”. “¿Cómo van a honrar a las víctimas si han puesto más empeño en ocultarlas que en protegerlas?”, se preguntó, insistiendo en que su equipo de expertos -al que no para de descalificar- oculta a los españoles las cifras reales de fallecidos, especialmente en las residencias de ancianos que, según dijo, se han convertido en “auténticos gulags” mientras España se llena de “féretros invisibles”.
Esos féretros que Vox ha utilizado en fotomontajes como el de la Gran Vía de Madrid y que, según Abascal, “retratan perfectamente el dolor de esta tragedia que el Gobierno y sus satélites mediáticos pretenden ocultar”. La utilización de esa imagen le costó una controversia con el autor original de esta fotografía que exigió al partido que la retirara. Pocos días después, el eurodiputado Hermann Tertsch subió a Twitter otro montaje muy similar pero esta vez con hileras de ataúdes junto a la sede del PSOE, acompañado del mensaje: “Así debería amanecer Ferraz”.
Mucho más allá llegó la secretaria general del grupo, Macarena Olona, que en una entrevistas en TVE acusó al Gobierno de “estar aplicando la eutanasia de manera feroz” en las residencias de mayores. “Este gobierno socialcomunista quiso introducir en España la regulación de la eutanasia por la vía de los hechos”, señaló. Ante esta acusación los socialistas han anunciado una querella contra Olona.
Precisamente, las numerosas muertes de ancianos en estos centros de Madrid han sido utilizadas por la dirigente regional de Vox, Rocio Monsterio, para intentar abrir fisuras en el Gobierno autonómico del PP y Ciudadanos. Monasterio solicitó a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, que cese al consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, de Ciudadanos, por la gestión en las residencias, y si no lo hace, pidió a éste que dimita. “Hemos abandonado a nuestros mayores en un verdadero geriatricidio”, afirmó Monasterio, cuyo partido es necesario para que prospere en la Asamblea regional cualquier proyecto o propuesta del Ejecutivo conservador.
Los ultranacionalistas de Hungría, ejemplo para Vox
Frente a la “desastrosa” gestión del Ejecutivo español, el líder de extrema derecha ha puesto como ejemplo al gobierno de Hungría del ultranacionalista Viktor Orban que “ha enviado mascarillas a todos los hogares”. Lo que no ha dicho Abascal es que la mayoría de la oposición se opuso a que Orban gobernara el país sin control parlamentario, por decreto y de forma indefinida para atajar esta pandemia. Sin embargo, gracias a la mayoría de la que goza en el Parlamento, junto con la formación de extrema derecha Nuestra Patria –Jobbik–, el primer ministro húngaro logró sacar adelante su propuesta.
Abascal también cree que Sánchez y su Gobierno está instalado en “una deriva totalitaria”, “manipulando la realidad” y “amordazando la libertad de expresión” de la oposición y de la ciudadanía con amenazas a quienes critican sus medidas en las redes sociales. Pero de nuevo olvida que su partido veta a numerosos medios de comunicación a los que impide acudir a los actos políticos que organiza.
Vox también ha acusado al Ejecutivo de dar “golpes de Estado” constantemente con algunas de sus decisiones. La última ocasión ha sido a cuenta de las polémicas declaraciones del jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, general José Manuel Santiago, que reconoció que su trabajo era “por un lado, evitar el estrés social que producen los bulos; y por otro, minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno”.
Lo cierto es que la formación de Abascal ha sido una de las más activas en la propagación de fake news, muy al estilo del presidente estadounidense, Donald Trump, y del brasileño, Jair Bolsonaro. Prueba de ello es que en junio del año pasado la Unión Europea puso a Vox como ejemplo de desinformación y propagación de bulos en redes sociales en campaña electoral.
Los dos partidos que se han visto más afectados por las falsedades de Vox han sido Unidas Podemos y PSOE, que hace poco ya denunció al partido de extrema derecha ante la Fiscalía por posibles delitos de odio, injurias y calumnias por varios mensajes dirigidos desde su perfil oficial en Twitter sobre el control parental de los hijos. “Lo que no soportamos es que os metáis en nuestra casa y nos digáis como tenemos que educar a nuestros hijos. Y menos aún que con dinero público promováis la pederastia”, llegó a decir el partido ultraderechista en Twitter.
Los de Abascal están obsesionados con que el Ejecutivo está “comprando” a los medios de comunicación y para demostrarlo han denunciado los 15 millones de euros que el Gobierno ha repartido a las televisiones privadas de forma excepcional a raíz de la crisis del coronavirus “para compensar una parte de los costes de los prestadores del servicio de comunicación audiovisual de televisión digital terrestre de ámbito estatal, derivados de mantener durante un plazo de seis meses determinados porcentajes de cobertura poblacional obligatoria”. Sin embargo, para Vox se tratan de “15 millones de euros criminales para comprar a las televisiones mientras no compran material de protección para sanitarios, Fuerzas de Seguridad del Estado y Fuerzas Armadas, y mientras cobran sus cuotas a los autónomos a los que no les permiten trabajar”, según denunciaron en la red.
Junto a eso también han criticado “las ruedas de prensa de uniformados al más puro estilo de Castro, Maduro y Chávez”, los modelos a seguir por el vicepresidente segundo y líder de Podemos, Pablo Iglesias, según cree Abascal. En concreto, el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y Alberto Garzón, líder de IU y ministro de Consumo, se han convertido en una verdadera obsesión para Abascal. A finales de marzo ya advirtió de que el “ala bolivariana” y “comunista” del Gobierno encabezada por ambos estaba empezando a amenazar la propiedad privada.Este miércoles alertado de que el dirigente de Podemos, con la renta básica que ha pedido impulsar, lo que en realidad quiere es “llevarnos al paraíso comunista”.
El partido de extrema derecha, que lleva semanas promoviendo -con poco éxito- caceroladas contra el Gobierno casi a la misma hora de los aplausos que les brinda la ciudadanía a los sanitarios, ha pedido ahora que cesen esos homenajes. La idea ha partido del eurodiputado Hermann Terstch, uno de los dirigentes más radicales de Vox.
Este viernes, 1 de mayo, los de Abascal jaleaban en las redes la protesta “contra el desconfinamiento caótico, con más multas que test, y la prohibición de manifestarse incluso de forma segura”.
En sus mensajes, la formación de extrema derecha ha utilizado tres fotografías, una de ellas con una imagen del cuadro del popular levantamiento en Madrid en la que podía leerse: “Por menos, echamos a patadas a las tropas de Napoleón, despierta”, y el 'hasgtag' #menosresistiréymásresistencia.
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