El coronavirus lo invade todo. En sentido literal y figurado. No podemos escapar de la pandemia, porque la tenemos encima. No amaina la tormenta y lo que vislumbramos en el horizonte son negros nubarrones. Sin embargo, hay otra pandemia, aún más silenciosa, que conviene no obviar. Cada cuarenta segundos muere por suicidio una persona en el mundo. ¿Quién se ocupa de este drama?
Con cifras de contagios y fallecidos por COVID-19 creciendo cada día es fácil olvidarse del suicidio. Entre otras cosas, porque la mayoría se siente inmune a esta causa de muerte. El sentido de la inmunidad lo tenemos averiado los humanos. A la vista está con el relajo que se observa en las calles ante la amenaza del coronavirus. Cuanto más ante un tipo de muerte que depende, exclusivamente, de uno mismo. Aparte de ser un tema tabú aún para muchos.
La ONU viene alertando de esta otra pandemia silenciosa. La última vez el pasado septiembre, coincidiendo con el día mundial contra el suicidio, cuando instó a los países a poner en marcha planes de prevención del suicidio. Pero ya sabemos la tendencia general a ignorar las alertas de este organismo. Lo que no nos explota en la cara no existe. Hoy en día solo treinta y ocho países tienen un plan nacional contra el suicidio. España no. Pero donde existen estos programas de salud preventiva, las cifras por esta causa de muerte bajan.
Es el caso de Baleares, que con un plan de prevención, consiguió que las muertes por suicidio se redujeran un 30% en 2018. En Castilla-La Mancha bajaron un 16%. Por el contrario, aumentaron los suicidios en seis comunidades en las que no existen estos planes. En España, solo Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Baleares, Galicia, Euskadi, La Rioja y Extremadura cuentan con programas de salud contra el suicidio. Las cifras oficiales de 2019 no las conoceremos hasta dentro de unos meses y podremos valorar también qué impacto ha tenido el coronavirus sobre esta otra pandemia.
De momento, lo que se ha observado es que en los dos primeros meses de confinamiento descendió el número de llamadas al teléfono contra el suicidio (911 385 385). El estar en casa, con la familia, aumenta la protección de las personas en riesgo y favorece que se hable más. Sin embargo, con la desescalada, el teléfono ha vuelto a recibir más llamadas pidiendo ayuda o información. Cuando hay vías para que la gente pida auxilio, lo pide.
Lo de 'más vale prevenir que curar' no lo aplicamos. Preferimos curar. Solo que la muerte no tiene cura. 3.539 personas se quitaron la vida en 2018 en nuestro país. Este año se estima que se superará la cifra de 2013, cuando más personas se suicidaron en España, más de 3.900. 11 cada día.
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