Adiós a un vecino molesto: arrancan las obras para liquidar la depuradora de San Jerónimo en Sevilla tras casi 40 años
Recta final a casi 40 años de una presencia no precisamente deseada. A principios de abril arrancaron los trabajos para cerrar la depuradora del barrio sevillano de San Jerónimo, unas instalaciones que se inauguraron en 1984 y que se ampliaron en 1991, y que desde el primer momento los vecinos recibieron de uñas. ¿El motivo? Los malos olores que emanan de las instalaciones, algo cíclico durante estas casi cuatro décadas y que afectaba a más o menos residentes en la zona en función de cómo soplara ese día el viento.
La liquidación de la depuradora ya se había anunciado más de una vez, pero adquirió verdadera carta de naturaleza cuando se diseñó el plan de reordenación de las aguas residuales que ahora acomete Emasesa, la Empresa Metropolitana de Aguas. El proyecto consiste en derivar las aguas residuales de la cuenca norte hacia la cuenca sur, de manera que la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) Norte de San Jerónimo dejará de estar operativa al asumir la estación de El Copero la carga que le llegue de ambas cuencas. Estas obras también están ya en marcha para convertirla en 2024 en la mayor depuradora de Andalucía.
Conexión con la calle Lumbreras
Para que esto sea una realidad, se van a trasvasar las aguas residuales que ahora mismo se tratan en San Jerónimo hasta la cámara existente en la calle Lumbreras, para lo que se ejecutará un colector de 1.200 milímetros de diámetro. En total, la obra cuenta con una inversión de 13 millones de euros y tiene un plazo de 11 meses, lo que supone que todo debería estar finiquitado en la primavera de 2022.
El colector que hará posible el trasvase tiene una longitud total de 3.579 metros, y su ejecución se ha dividido en tres tramos. El primero de ellos (de 314,84 metros) se extiende por dentro de las actuales instalaciones y en su parte inicial transcurre en superficie, hasta que se mete bajo tierra.
Microtúnel de 2.500 metros
El segundo tramo tiene 783,41 metros de longitud, que se están ejecutando en zanja a cielo abierto. Los primeros 88,86 metros transcurren por el interior del parque de San Jerónimo y los 694,45 metros restantes van bajo la avenida José Galán Merino.
El último tramo es el más largo (2.500 metros) y para ello se ejecutará un microtúnel que, dada su longitud, se ha dividido en diferentes tramos con un máximo de 450 metros. Esto obliga también a construir cuatro arquetas de ataque y otras cuatro de recepción.
El cierre de la depuradora es un compromiso que el Ayuntamiento de Sevilla ha asumido en más de una ocasión y que, de una vez por todas, se va a convertir en realidad. De hecho, hace una década llegó a redactarse un proyecto para el traslado, lo que incluso provocó un conflicto con La Algaba ya que el objetivo era ubicar muy cerca de su término municipal unas instalaciones que venían precedidas por la fama de su mal olor. Tras ese fracasado intento, la primera medida concreta en la depuradora no llegó hasta 2019, con unos trabajos de desodorización con una inversión de un millón de euros.
Eliminar vertidos del entorno de Doñana
El desmantelamiento de este complejo se enmarca en un proyecto mucho más amplio, que se beneficia de fondos europeos al considerarse que la depuración de residuos de Sevilla es clave al tratarse de una zona sensible del entorno de Doñana. En colaboración con la Junta de Andalucía y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, forma parte de un convenio con la Administración andaluza por importe de 128 millones de euros.
Esto permitirá modernizar todas las infraestructuras de tratamiento y depuración de aguas residuales, que se centralizará en una gran estación en El Copero, en término municipal de Dos Hermanas, que dispondrá de nuevos sistemas de protección ambiental. Esto implicará la canalización de las aguas residuales que actualmente se tratan en las depuradoras de San Jerónimo y Tablada, paso previo al cierre de ambas, manteniéndose las de Ranilla y Mairena como apoyo.
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