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Así es la ayuda a los refugiados en Ucrania que se moviliza desde Sevilla y Huelva

Un grupo de voluntarios organiza la ayuda recibida en un almacén en San Juan de Aznalfarache.

Fermín Cabanillas

7 de marzo de 2022 10:24 h

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Entre la localidad sevillana de Herrera y el campo de refugiados ucranianos de Cracovia hay unos 4.200 kilómetros. Son 42 horas conduciendo sin parar, y es el camino que van a recorrer desde el próximo miércoles Teo y Toni. Son Teo Suárez y Toni Martín, dos vecinos de este municipio que van a llevar a los refugiados dos furgonetas cargadas hasta arriba con la ayuda que han reunido sus 7.000 vecinos.

El viaje de Teo y Toni, además, será de ida y vuelta solidarias, ya que a su regreso traerán en su furgoneta a todas las personas que puedan que estén huyendo de la guerra, y busquen en España, aunque sea de forma transitoria, un futuro alejado de las bombas.

El caso de Herrera es paralelo al de varios municipios de las provincias de Huelva y Sevilla, donde las dos iglesias de la provincia están trabajando en coordinación para reunir todo lo necesario y conseguir llevarlo cuando antes a los refugiados.

Pero también están trabajando en el sentido inverso, y este martes llegarán 67 refugiados en autobús, los primeros que se han rescatado de la frontera polaca. Las gestiones del párroco Dmytro Savchuk en la Iglesia católica ucraniana de la calle Santa Clara, en el centro de Sevilla, que coordina ambas iglesias, han sido decisivas para ello. El resto lo han puesto empresas y chóferes que se han prestado a conducir horas sin contraprestación alguna.

Por el momento, las dos iglesias están recibiendo, además de kilos de ayuda humanitaria, el ofrecimiento de muchas personas abriendo sus casas para las personas desplazadas. La idea es que todas tengan alojamiento cuando se bajen del autocar.

De eso se encargan, entre otros, Dimitri, un ucraniano que trabaja como profesor de canto en la localidad sevillana de Marchena. Como él, muchas personas anónimas están haciendo lo que pueden para llevar ayuda a la frontera entre Ucrania y Polonia. Como Covey Alquiler, que ha cedido dos camiones a un particular para el transporte de ayuda humanitaria con destino Polonia.

San Juan de Aznalfarache, epicentro de la ayuda

Aunque los puntos de recogida de ayuda se pueden encontrar casi en cualquier pueblo, llama la atención lo que se está organizando en San Juan de Aznalfarache. En Sevilla hay un grupo de ucranianos que se han concentrado varias veces desde que empezó la guerra, y su portavoz es Diana Tykhonenko. El pasado jueves, lanzó un llamamiento para que alguien les dejase un local en el que organizar todo lo que le estaban llevando para sus compatriotas que, hasta ese momento, tenía como podía guardado en el taller en el que trabaja su marido en el polígono Carretera Amarilla. Dos horas después de lanzar la petición por redes sociales, ya tenían su local, propiedad del dueño de un taller en San Juan.

Lo más urgente

Allí, en menos de dos días se han reunido decenas de cajas de Ibuprofeno, Nolotil, antibióticos, Augmentine, lincomicina, apósitos, vendajes, adhesivos de pinzas para suturas, porta agujas, agentes hemostáticos, jeringas 2.5, ungüentos contra hongos, gotas nasales, torniquetes, tijeras o pinzas.

Además, aparatos de visión térmica (nocturna), radio comunicadores portátiles, catalejos, ropa de camuflaje, botas de caza o militares, ropa de abrigo, camisetas térmicas, sacos de dormir, calcetines de alta protección o mantas térmicas.

Al tiempo que Diana estaba viendo la nave entonces vacía, Manuel, el propietario, hacía varias llamadas. En pocos minutos, había conseguido varias furgonetas con sus chóferes y el aparcamiento para el camión de 13 metros de longitud que este domingo salía hacia la frontera polaca con 27 toneladas de ayuda humanitaria.

Las organizaciones que están trabajando solo piden una cosa: que la ayuda se deje en los centros habilitados a tal efecto, porque no hay capacidad para recogerla. A partir de este lunes, se organiza para dejarla en los almacenes centrales, se carga y se coge la autopista. No se sabe hasta cuándo se mantendrá esta dinámica, pero el dispositivo está perfectamente engrasado para el tiempo que sea necesario.

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