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Dispuesto a retomar su huelga de hambre por los retrasos judiciales: “No quiero vivir de la limosna, quiero lo mío”

Julio César Hierro, durante la huelga de hambre delante de la Audiencia de Sevilla

Guadalupe Gavilán

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Todavía recuperándose tras haber perdido el conocimiento después de varios días en huelga de hambre delante de la Audiencia de Sevilla, Julio Hierro sigue lamentándose por su situación: le han señalado el juicio para reconocerle la incapacidad permanente en febrero de 2026. Su problema de salud, que le impide trabajar, empezó hace diez años. “Un día me levanté y se me quedaron las piernas como si estuviera paralítico”, explica a SevillaelDiario.es. Desde ese momento, estuvo alternando periodos de trabajo con largos meses de baja hasta que, finalmente, la empresa lo acabó despidiendo.

Este vecino de Gerena, antiguo jefe de mantenimiento mecánico en la mina Cobre Las Cruces, tiene lesiones vertebrales y un corte en el nervio ciático. Solicitó al tribunal médico la incapacidad permanente pero, recién salidos del confinamiento, el médico no le pudo hacer las pruebas pertinentes para acreditar su situación. En noviembre de 2021 decidieron darle el alta, pero con ciertas condiciones: no cargar más de 5 kgs, no subir y bajar escalares, y no dar largas caminatas. “O sea, que mi trabajo no lo podía ejercer pero tenía el alta médica de la Seguridad Social”, resume.

“He estado viviendo de mis ahorros, pero los ahorros se acaban”

Así las cosas, decidió poner una demanda a la Seguridad Social. Pero su sorpresa fue cuando le dijeron el mes y el año del juicio: febrero de 2026. “No tenía derecho a nada pese a haber estado cotizando 30 años”, cuenta. Ha estado viviendo de los ahorros “pero los ahorros se acaban”, comenta. Ahora debe recibos de luz, de agua y no tiene medios “casi que ni para terminar el mes”. Va subsistiendo gracias a la caridad y el apoyo de sus amigos y familia pero tiene claro que no quiere vivir “de la limosna”. “Tengo 30 años cotizados, con un puesto de trabajo fijo, y de buenas a primeras ves que no tienes ni para comida”, comenta decepcionado ante una situación en la que se siente “abandonado por parte de la justicia, ya que cuando me ha hecho falta que me echara una mano, me ha dado fecha para dentro de tres años”.

Situación extrema, medidas extremas

Él quiere que se le adelante el juicio “cuando hubiera un hueco”. “Yo no quiero perjudicar a nadie ni que le quiten su juicio por poner el mio”. Su abogado, Alejandro Bugarín, afirma que es “un juicio de unos 20 minutos, incluso menos” y que “huecos hay”. “Todos los días se concilian asuntos, se desisten asuntos, se resuelven asuntos y van quedando huecos, y más un hueco de estas circunstancias”.

Julio Hierro tuvo que pasar por un reconocimiento médico antes de iniciar la huelga ya que, además, padece de diabetes. “Todos los niveles salieron bien”, por tanto decidió empezar la huelga. Lo hizo pese a la insistencia de su entorno en no hacerlo ya que todos lo veían peligroso debido a su condición médica. “Tengo un niño con ocho añitos y me decía: 'papi, es que yo he escuchado que la gente se muere haciendo huelga de hambre'”, cuenta notoriamente emocionado. “Y, ¿cómo se lo explicas? La situación es tan extrema y tienes que tomar medidas extremas”.

Este hombre ha tenido que ser atendido por el 112. “El médico me dijo que estaba justo en los niveles donde ya empezaba a hacerme daño en la vista, o incluso en los riñones”. Varios días después sigue con dolores de cabeza y aún recuperándose de la situación tan extrema a la que llevó a su cuerpo durante todo el tiempo que aguantó sin ingerir ningún tipo de alimento.

“Un secreto a voces: la justicia no funciona”

Les llegó una notificación del juzgado diciendo que se comprometían a “cuando hubiera un hueco celebrar mi juicio”, algo que alentó algo la esperanza de Hierro, aunque “habría preferido una fecha fija, en vez de dejarlo en el aire”. Pero, según cuenta su abogado, una resolución posterior del juzgado da a entender que “esto es lo que hay y que la agenda del juzgado es la que es”. En dicha resolución se habla de que tienen 2500 procedimientos pendientes de celebrar y que las instrucciones son ir poniéndolos a la cola conforme van llegando, sin valorar nada más.

Julio está entre los 65 de 2500 que han solicitado que se les adelante el juicio pero, según Bugarín, “el juzgado no ha asegurado que vaya a mover antes de tiempo esas solicitudes”. El vecino de Gerena tiene claro que si pasa agosto sin recibir noticias “volveré a ponerme en huelga y esta vez me iría directamente al juzgado número 9, que es quien lo lleva”. “Entiendo que ellos están saturados, por eso de primeras no he señalado directamente a nadie, pedía que mejorara la justicia en España. Pero ya conocen mi situación, así que allí estaré esperando en la misma puerta, con mis papeles en la mano a que haya un hueco”.

Bugarín afirma que Julio está “poniendo encima de la mesa lo que es un secreto a voces: la justicia no funciona”. Cuenta que otros trabajadores que se han visto en una situación parecida han acabado desistiendo cuando se han dado cuenta de todo el tiempo que tenían que esperar para una solución. Afirman que en otros lugares de Europa estos juicios se celebran en cuatro o cinco meses. Hierro tiene muy claro que “no voy a conformarme” ya que, según reclama, “yo he cumplido con el Estado y ahora le toca al Estado cumplir conmigo”.

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