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Los modelos de Bellas Artes en Sevilla se revuelven contra años de “precariedad”: “Nuestro trabajo no lo sustituye un maniquí de goma”

La plantilla se ha concentrado ante la facultad de Bellas Artes para exigir mejoras laborales

Sara Rojas

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La Facultad de Bellas Artes de Sevilla es una de las facultades de Europa que ofrece clases con modelos en vivo. Pese a ser un factor diferencial que funciona como reclamo a ojos del alumnado, dentro y fuera del país, los 19 profesionales que ejercen esta labor en la Hispalense se sienten “descuidados” por la propia institución, que privatizó este servicio a finales de los 90, relegándolos desde entonces, aseguran, a unas condiciones de “precariedad laboral” que llevan años denunciando.

Coincidiendo con el inicio del curso 2023-2024, este colectivo ha retomado la lucha en las calles bajo el amparo del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), con el afán de alcanzar derechos “mínimos”. “No estamos pidiendo más que nadie, pedimos lo mínimo legal, como el resto de subcontratas”, remarca el representante sindical en la ciudad de los modelos en vivo, Cristian Carcereri, durante la concentración que se ha celebrado este lunes en la facultad sevillana.

“Exigimos estabilidad laboral y salarios dignos que nos permitan llegar a fin de mes”, reivindica en nombre de sus compañeros, antes de asegurar que la situación se ha tornado “insostenible para vivir”, pues en los últimos años han asistido a un “deterioro” paulatino de sus condiciones de trabajo que los obliga a tener que buscar otras ocupaciones. “Ni siquiera llegamos al salario mínimo, nos pagan por minuto trabajado y el tiempo que tardamos en cambiarnos no computa como parte de la jornada laboral”, señala Carcereri por aportar algunas pinceladas del cuadro “lamentable” en el que se enmarcan los y las modelos de Bellas Artes, debido a la “privatización de los servicios” que desde el SAT le recriminan a la Universidad.

De su lado, fuentes de la Facultad de Bellas Artes consultadas por este periódico se defienden argumentando que la actividad de pose es un servicio subcontratado, por lo que alegan no corresponde a la US dar respuesta a las reivindicaciones de los modelos, en tanto no son personal laboral propio. Asimismo, apuntan que con los pliegos de condiciones que saca la institución académica cada cuatro cursos para licitar este servicio se ha ido avanzando con el paso de los años, en pro de la calidad en la docencia y la formación. Esta redacción ha contactado también con Serveo, la compañía que contrata a los modelos, y ha sido emplazada a contactar con sus oficinas de Sevilla el próximo martes.

Bajo la amenaza de los maniquíes

Buena cuenta de la “precariedad” denunciada la da Raquel Serrano, una de las veteranas de la plantilla que se incorporó en el curso 1999-2000, cuando todavía quedaban modelos que pertenecían al personal laboral universitario. Ella entró ya como fija discontinua en la entonces subcontrata de Ferrovial (Serveo, desde la entrada de Portobello Capital) y pudo comprobar que la diferencia entre unos y otros era “abismal”. “No solo por el salario, sino por la cotización, las horas de posado...”, explica esta profesional, que se acuerda ahora del primer colega jubilado en la plantilla, al que le ha quedado “una pensión miserable después de 30 años trabajados”.

Por todo ello, critican que la institución académica “se limpie las manos”, al esgrimir que pertenecen a una empresa externa, cuando la misma los está “maltratando” en virtud del pliego de condiciones aprobado por la propia Universidad. De hecho, apuntan los representantes sindicales, la Hispalense prioriza en su licitación a las empresas que ofrezcan el salario más bajo. Al respecto, desde el SAT condenan “las condiciones que se aprobaron en julio de 2023”, por considerarlas “absolutamente indignas, donde ni siquiera se incluye la subrogación de la plantilla o donde se le puntúa más a la empresa que menos salario pague”.

Más allá de no cobrar ni los descansos, ni las vacaciones, ni las horas extra, el colectivo de modelos en vivo lamenta que desde la Universidad traten de aplacar sus reivindicaciones apelando a “la amenaza constante” de que pueden prescindir de este servicio. “Cuando nos reunimos con los responsables de la facultad, insinúan que ya existen maniquíes que respiran”, cuenta Carcereri, quien lleva 16 años formando parte de la plantilla en Sevilla.

Un servicio referente que no da para vivir

A este respecto, Isaac Oliva, también modelo y delegado del SAT, reivindica el valor de este oficio, desempeñado por profesionales con estudios artísticos y años de experiencia sobre la tarima. Al ejercer de “estatuas humanas” durante las clases de pintura, escultura y dibujo, los estudiantes pueden aprender en detalle la expresión del cuerpo humano, tan característica del arte clásico y de corte naturalista.

Tal y como defienden los representantes sindicales de estos modelos en vivo, dentro del sector de las bellas artes, la plantilla de Sevilla goza del prestigio de ser la más antigua de España. Estos profesionales se comparan en su actividad con el servicio de modelos en vivo que ofrece la Universidad de Boston. Sin embargo, lejos de “potenciarlo”, se quejan de que la institución los perciba como un “gasto” que hay que reducir, a tenor de la “política de recortes” que ha ido emprendiendo la Universidad en esta línea, al mermar progresivamente su presencia en la carga lectiva.

De ahí que aun siendo un trabajo que “se prestigia” a nivel internacional, quienes se dedican a ello en la capital andaluza “no llegamos a fin de mes”, como reconocen abiertamente. En línea similar, deploran que la Hispalense no valore el servicio que ofrecen ni el esfuerzo físico que supone posar durante varias horas en la misma posición, recreando una escultura al natural. “Hay muchas enfermedades asociadas a la tensión muscular que nos exige este trabajo, pero nada de eso se contempla en el pliego de condiciones”, lamenta Raquel Serrano, quien pide la readaptación del puesto por enfermedad profesional, que se le concede al personal de la US y al resto de los trabajadores subcontratados, de acuerdo con el SAT.

Siguiente paso: ir a huelga

Precisamente, dada la exigencia física de esta actividad profesional, el IV convenio colectivo de las universidades andaluzas recoge un máximo de 20 horas semanales. No obstante, en la actualidad, el pliego al que se circunscriben los modelos de Bellas Artes estipula 35 horas, repercutiendo en la cotización de estos profesionales como ellos mismos se quejan. También esta especialista en expresión corporal critica que la US someta a sus modelos a un “chantaje permanente”, al sugerir que son un sector prescindible ante cualquier amago de crítica.

Por su parte, desde el sindicato que respalda al colectivo, Francis Fernández condena que la “privatización de los servicios universitarios” haya derivado en que empresas como Serveo ensanchen sus beneficios a costa de “precarizar” a trabajadores como los modelos, que ven “imposible conciliar la vida familiar con la laboral” al tener que compaginar esta función con otras labores profesionales.

Así pues, con la concentración informativa de este lunes, los modelos en vivo de Bellas Artes retoman las movilizaciones que ya emprendieron en 2011, desembocando en una huelga indefinida. Desde entonces, han seguido luchando por mejorar sus condiciones de puertas para dentro, solicitando reuniones con los responsables de la US y con la propia empresa que los contrata. Al no haber logrado avances en este tiempo, vuelven a manifestarse públicamente y lo hacen con mayor rotundidad, como expresa el representante sindical, poniendo el foco en el pliego de las condiciones que emite la propia administración universitaria.

De modo que no descartan volver a convocar huelga si en los próximos días no perciben visos de cambio por parte de la Universidad, a la que instan a asumir la responsabilidad social que le exigen los criterios de contratación pública responsable recogidos en el acuerdo del Consejo de Gobierno de Universidad de Sevilla de 2017, según cita el SAT en su manifiesto.

“No estamos en contra de nadie, solo queremos hacer ver que es un trabajo desconocido y bonito, pero al ser tan pocos, se aprovechan”, apuntala Cristian Carcereri, recogiendo el sentimiento de indefensión que comparten sus compañeros en la ciudad hispalense. Aún así, tienen claro que no cesarán en el empeño por mejorar sus condiciones laborales, conscientes del valor que encierra su trabajo en el sector de las bellas artes. “Porque no, no se nos puede sustituir por maniquíes de goma”, sentencia Carcereri a las puertas de la facultad.

(Esta información ha sido corregida el 13 de septiembre de 2023)

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