Sevilla ultima “con ambición europea” la Fábrica de Artillería, el mayor complejo cultural de España

Iceta y Muñoz pasan junto a la calle Central, que divide en dos el complejo y que se abrirá al público.

Antonio Morente

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“Es la mayor inversión sobre el patrimonio de Sevilla en tres décadas”. Así lo recordaba el alcalde hispalense, Antonio Muñoz, al presentarle al ministro de Cultura, Miquel Iceta, la Fábrica de Artillería, un complejo tan enorme que obliga a ir por partes: ahora se están invirtiendo 18 millones de euros en rehabilitar lo que vendría a ser la mitad del conjunto, 8.000 metros cuadrados con otros 2.000 de patios y calles. De ahí, de un edificio que se construyó a lo largo de todo el siglo XVIII, saldrá el mayor centro cultural de España, una iniciativa con “vocación de Estado y europea” en palabras del propio Iceta.

El calibre del proyecto, rehabilitado con fondos europeos, ha llevado al Ayuntamiento de Sevilla a buscar precisamente eso, un horizonte nacional y europeo para darle uso. El primer evento de proyección nacional se ha confirmado este mismo miércoles, la celebración en otoño de las jornadas 'Cultura y ciudadanía', que organiza el propio Ministerio de Cultura, un foro de reflexión sobre las estrategias y políticas culturales en España.

Así será la puesta de largo de este gran contenedor cultural, en lo que supondrá una apertura formal que se irá haciendo por fases, ya que el área en el que ahora se interviene no estará terminada hasta 2023. En la actualidad, y en los momentos de mayor actividad, hay hasta 120 trabajadores en las obras de la Fábrica de Artillería.

Cadena de producción del proceso creativo

Y al margen de aspirar a captar eventos nacionales e internacionales, ¿a qué se destinará el enorme edificio? Pues el que ha sido bautizado como Centro Magallanes de Industrias Culturales y Creativas (Magallanes_ICC) tendrá por un lado programación cultural propia, y por otro aspira a convertirse en un espacio en el que nazca la propia creación: abordará toda la cadena de producción del proceso creativo, incluyendo investigación y experimentación.

Para ello, se ha diseñado un plan de usos en el que a la actividad cultural se suman los usos ciudadanos y turísticos. Así, el barrio de San Bernardo ganará espacios libres y de tránsito como la calle Central (que atraviesa el complejo y será de acceso abierto) o el Patio de Carlos III. El lado turístico se explotará con con itinerarios culturales para visitas turísticas, lo que incluirá pasear por los tejados y conocer los restos arqueológicos que han aflorado, entre ellos romanos.

En cuanto al ámbito cultural, habrá una zona para emprendimiento e innovación con espacios habilitados para industrias del sector, con áreas de trabajo compartido y administrativas. Y junto a ello, áreas de usos reversibles, como el Foro Magallanes, un espacio escénico, varias zonas de talleres y diversas áreas expositivas.

Implicación en la programación

Iceta reconoció la potencia de un complejo “con dimensión, vocación y ambición de Estado y europea”. Y por ello, comprometió la participación de su departamento a la hora de dotarlo de contenido. “Así como en la construcción de este equipamiento no hemos podido colaborar, porque no es la función del Ministerio, sí nos gustaría tener un papel muy activo en la programación de actividades”.

“Preservar el patrimonio es muy importante, pero darle uso y proyección es todavía más. Sabemos que es un proyecto de grandes inversiones: la inversión que merece Sevilla”, apostilló. En la ciudad, por cierto, Cultura está embarcada en la reforma del Museo Arqueológico, “pero luego tenemos que seguir con el Museo de Bellas Artes”. “Tenemos muchísimo por hacer y Sevilla es uno de los lugares centrales del Ministerio en cuanto a ocupación y preocupación”, remachó.

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