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2.000 ecólogos exigen a los políticos que tengan en cuenta la evidencia científica en la toma de decisiones

Laguna de Santa Olalla, en Doñana, seca en agosto de 2022.

Daniel Sánchez Caballero / Paula del Toro

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Los ecólogos están cansados. Cansados de que su trabajo sea ignorado en la toma de decisiones, del “maltrato institucional” que están sufriendo. Y han alzado la voz. “No podemos dejar de manifestar nuestro absoluto desconcierto y rechazo ante la campaña de desprestigio hacia la comunidad científica que se está viviendo en los últimos días”, escriben la Asociación Española de Ecología Terrestre (AEET) y la Sociedad Ibérica de Ecología (SIBECOL) en una carta abierta en nombre de sus más de 2.000 asociados.

“Los recientes acontecimientos y el maltrato institucional que ecólogos y ecólogas de reconocido prestigio están sufriendo en relación con el drama y bochorno de las decisiones políticas que afectan radicalmente el futuro del Parque Nacional de Doñana es sólo un detalle de lo que está ocurriendo a escalas más generalizadas y algo que nos preocupa y afecta profundamente”, lamentan. Y exigen que se tenga en cuenta su trabajo, a menudo financiado con fondos públicos, además.

“La comunidad científica no es la encargada de tomar las decisiones políticas. Pero el poder político tiene la obligación de basarse en el conocimiento científico en su toma de decisiones. Ignorar la información generada por el trabajo de la comunidad científica, el cual ha sido financiado mayoritariamente con recursos públicos, es profundamente irresponsable”, escriben las dos principales asociaciones de ecólogos del país.

La preocupación viene de atrás, explica Adrián Escudero, miembro de la directiva de AEET, aunque se ha recrudecido a raíz de la gestión del agua en Doñana en los últimos meses. “La expulsión de los científicos Miguel Delibes y Eloy Revilla de las conversaciones sobre la situación de Doñana [aunque el PP rectificó después] nos ha hecho explotar, pero esto ha pasado siempre”, explica. “Vivimos con demasiada naturalidad escenarios climáticos que son completamente nuevos. El hecho de que hace unas semanas hubiera sequía y ahora haya máximos de precipitaciones, supone que estamos viviendo una configuración atmosférica completamente excepcional y nosotros lo llevamos avisando desde hace mucho tiempo, pero no se nos escucha nunca. Los científicos estamos absolutamente espeluznados con el cambio climático global. Se tiene que dejar de negar la evidencia de una vez”.

El ecólogo reivindica un papel fijo de los científicos en las comisiones sobre el cambio climático: “No puede ser que los científicos no existamos dentro del debate de estas cuestiones de las que somos expertos. Los ecólogos tenemos muchísimo conocimiento sobre lo que está pasando y tenemos mucho que aportar. La actitud de negacionismo y ocultismo por parte de los que toman decisiones políticas nos duele porque, aparte de pensar que estamos haciendo el ridículo a nivel global, es que ni siquiera se nos deja hablar de lo que llevamos estudiando toda la vida. Que decidan, pero que lo hagan de manera informada”.

Los ecólogos explican que la situación requiere altura de miras y superar las dinámicas puramente político-partidistas en la toma de decisiones. “La crisis ambiental global está poniendo nuestra forma de vida y lo que entendemos por bienestar al límite. Un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista Nature alerta de que ya hemos sobrepasado siete de los nueve umbrales que permiten la vida en la Tierra. Resolver este drama requiere de valentía por parte de los políticos para tomar decisiones enfocadas hacia la sostenibilidad a largo plazo, en vez de en ganancias partidistas y cortoplacistas que supondrán impactos globales irreversibles. Estas decisiones afectan a diversos aspectos y escalas de complejidad y por tanto no son fáciles de tomar; pero está claro que las decisiones políticas deben estar avaladas por evidencias científicas”, cierran.

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