Celaá entierra el criterio Wert: las becas se otorgarán en función de la necesidad económica y no de las notas
El Gobierno se ha propuesto eliminar los requisitos académicos que impuso el exministro Wert para obtener y mantener las becas universitarias. Según el anuncio realizado este jueves en el Congreso por la ministra de Educación, Isabel Celaá, el nuevo programa de ayudas al estudio rebajará gradualmente de nuevo hasta el 5 –en un periodo de tiempo sin especificar– la nota necesaria para obtener una beca.
El PP había elevado la nota media necesaria para obtener y mantener las ayudas, en algunos casos hasta el 6,5, lo que estaba provocando que miles de estudiantes no tuvieran acceso o se vieran obligados a devolver becas concedidas porque el sistema no contemplaba atenuantes según los casos personales, como por ejemplo tener que trabajar durante la carrera porque las becas son insuficientes. Las ayudas más cuantiosas, correspondientes al umbral 1 de renta, oscilan entre los 2.250 euros anuales y los 4.124 si incluyen cambio de residencia.
“Vamos a llevar a cabo un profundo cambio en el sistema de becas”, ha explicado Celaá en la Comisión de Educación durante el desglose de sus planes para la legislatura. Entre las modificaciones que incluirá el ministerio también está la reducción “sustancial” o eliminación de las cuantías variables –que se otorgaban mediante una compleja fórmula que tenía en cuenta el rendimiento propio y el de los demás estudiantes–, el aumento gradual de la cuantía fija, la modificación de los umbrales de renta para acceder a las diferentes ayudas y un aumento de 30 millones en la partida.
Durante su comparecencia, la ministra también ha informado de que la ley que sustituirá a la LOMCE será la primera que el Gobierno de coalición apruebe en el Consejo de Ministros, que modificará la formación inicial y continua de los docentes (incluyendo la instauración de un año de prácticas para los nuevos profesores) y que creará un instituto dedicado a diseñar los nuevos currículums, que serán más competenciales y menos memorísticos.
Las broncas por las becas
En los últimos años la cuestión de las becas se había enfriado a base de hechos consumados, pero durante los primeros meses del mandato del exministro José Ignacio Wert fue uno de los principales campos de batalla de la política educativa y causa de grandes broncas en el Congreso, principalmente con el PSOE.
El PP cambió el sistema de becas al poco de acceder al poder. Entre acusaciones cruzadas de mentir (porque cada partido calculaba el gasto en becas de una manera distinta) el exministro Wert sacó adelante un programa que por primera vez trataba de ajustar las partidas iniciales a las finales (históricamente el dinero que se dedicaba a becas era muy superior al presupuestado) pero que también introdujo ciertos requisitos académicos que los estudiantes debían cumplir para obtener primero y mantener después las ayudas.
Los principales cambios que introdujo Wert fue elevar la nota exigida para obtener una beca de matrícula, aunque luego se volvió a rebajar hasta el simple aprobado. Para optar a las ayudas económicas directas en el primer curso subió hasta el 6,5 la nota media de la Secundaria. Para los siguientes cursos estableció la obligatoriedad de haber aprobado entre un 85% y un 100% de los créditos del curso anterior o entre un 65% y un 85%, pero con un 6 o 6,5 de media (los requisitos varían según la rama del grado estudiado, la horquilla alta para las ciencias de la salud y las sociales y humanidades, la baja para las ciencias y enseñanzas técnicas).
También dividió la beca en dos cuantías: una fija, igual para todos en función de la renta, y otra variable, que cambiaba según el presupuesto disponible y las notas obtenidas y que se calculaba con una compleja fórmula matemática. La creación de esta cuantía variable tuvo el efecto inmediato de que los estudiantes no sabían hasta prácticamente acabado el curso cuál sería su ayuda total. También modificó los umbrales de renta que marcan quién tiene derecho a ayudas y cuánto corresponde a quién en función del umbral en el que se ubique.
El resultado del cambio fue que, como presumía el Gobierno entonces, subió el número de becarios (más ligado, probablemente, a la caída de las rentas por la crisis, lo que permitió a más familias entrar en los umbrales establecidos), pero cayó la cuantía media de las becas en unos 300 euros anuales porque la cacareada subida de las partidas realmente no fue tal: simplemente se presupuestaba la cantidad que se iba a gastar y que sí era la mayor presupuestada nunca, pero seguía siendo inferior a lo que Gobiernos anteriores acababan gastando aunque no figurara de inicio.
Más de 45.000 estudiantes sin su beca
La introducción de los requisitos académicos cumplió su función: la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) denunció la semana pasada con dureza que el sistema de becas es regresivo, que está pensado “para ahorrar” y que “los requisitos académicos están actuando como un factor excluyente para más de 45.000 alumnos que, cumpliendo las condiciones económicas para acceder y permanecer en la condición de becario”, no obtienen las ayudas.
Otros sí las obtuvieron, pero vieron cómo el Ministerio de Educación les pedía que las devolvieran por no haber cumplido. Entre el curso 2012-2013 y el 2017-2018 el Ejecutivo exigió a 135.000 estudiantes de Bachillerato en adelante que retornaran las ayudas, medida con la que recaudó 160 millones de euros.
El departamento de Celaá se ha propuesto acabar con este tipo de situaciones. La ministra informó el jueves en el Congreso de que suprimirá estos requisitos académicos para volver al 5 (un aprobado) como única condición académica en todos los supuestos para las becas. Para las no universitarias se bajará al 5 con carácter inmediato. Para las universitarias, la parte destinada a cubrir la matrícula también volverá al simple aprobado y con las ayudas directas el compromiso es el mismo: rebajar al 5 lo necesario para obtener la parte fija y reducir “de manera sustancial” o directamente eliminar la cuantía variable, elevando en paralelo la fija.
La reforma del sistema se completará con una revisión de los umbrales de renta establecidos para obtener una ayuda, que el PP modificó también en su momento y que han sido tachados de poco progresivos. Actualmente hay tres umbrales que además varían en función de los miembros de la familia. Para un hogar tipo de cuatro miembros el umbral 1 es de 13.909 euros anuales, el 2 salta hasta los 36.421 y el 3 apenas varía, 38.831 euros anuales.
Además, Educación quiere “tener en cuenta la compatibilidad de las becas y ayudas con la vida laboral, flexibilizando las opciones que permitan compaginar estudio y trabajo para reducir el abandono”.
Prácticas docentes
Celaá también ha anunciado medidas específicas para los docentes. La ministra, que ya ha comentado en ocasiones que quiere establecer algo parecido a un MIR (DIR lo llama ella, cambiando la “m” de médico por la “d” de docente), ha explicado que se cambiará la formación inicial universitaria y que los nuevos profesores tendrán que hacer un curso de prácticas, aunque no ha especificado si será remunerado o no, y tampoco si será para todos, solo para los de la pública o solo para los que aprueben una oposición.
El actual sistema ya contempla unas prácticas, pero son más cortas y de facto no se hacen ni nadie las controla.
Por último, Educación quiere revisar los currículums de las asignaturas en la nueva ley. La ministra ha anunciado la creación de un organismo que los diseñe. La idea del ministerio es hacerlos “menos memorísticos” y más competenciales. Si la idea es reducir la cantidad de contenidos para aumentar la calidad, los docentes, que siempre se quejan de lo inabarcables que son los currículos, probablemente lo agradecerán.
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