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¿El anonimato de los donantes de óvulos y espermatozoides llega a su fin?
En España, como en otros países, la donación de gametos (óvulos y espermatozoides) es anónima. Pero existe una tendencia mundial creciente a cambiar el modelo para permitir a los niños concebidos por reproducción asistida conocer la identidad del donante que ya está calando también en nuestro país.
Tanto es así que el Comité de Bioética de España está trabajando en ello con el objetivo de emitir un informe en octubre o noviembre próximos, ha señalado a Efe Federico de Montalvo, presidente de este órgano independiente y consultivo, adscrito al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
DERECHO A LA IDENTIDAD
La pregunta es: ¿se le puede negar a un niño su identidad? De Montalvo cree que “hay pocos argumentos sólidos” para mantener el anonimato, “más allá” de que va a disminuir el número de donantes al igual que ha ocurrido en países en los que ha cambiado el modelo como Reino Unido o Portugal.
Pero no se puede “sacrificar el derecho a la identidad de un niño por un negocio”, subraya este doctor en Derecho, quien advierte de que “estamos hablando de algo que es esencial para la dignidad humana”.
En el ámbito europeo, el propio Consejo de Europa ha planteado también la posibilidad de eliminar el anonimato al entrar en contradicción con el derecho a la identidad y, a nivel mundial, existe “bastante unanimidad” sobre ello en el Comité Internacional de Bioética de la Unesco, del que forman parte 36 países de todos los continentes.
Este órgano, del que también es miembro De Montalvo, se reunió la semana pasada en Bangkok (Tailandia) y tiene previsto aprobar un informe el próximo mes de diciembre.
Más difícil será llegar a un consenso sobre si la eliminación del anonimato se debe aplicar con carácter retroactivo, “porque hay gente que ha donado con unas condiciones determinadas”, reconoce este jurista.
A FAVOR DEL CAMBIO
Alrededor de una veintena de países en el mundo permiten conocer la identidad del donante, un número que está creciendo, ha dicho a Efe Ken Daniels, profesor de la Universidad de Canterbury (Nueva Zelanda).
Además del derecho de los hijos a tener información sobre el/la donante y un posible contacto con él/ella, las pruebas de ADN han acelerado el movimiento a favor del cambio, ya que gracias a ellas muchas personas “están descubriendo cómo se construyeron sus familias”, señalado este experto.
La investigación que ha llevado a cabo Daniels demuestra, asimismo, que mantener el secreto sobre este tema es perjudicial para el buen funcionamiento familiar.
EL MODELO ESPAÑOL
En el otro lado, la Sociedad Española de Fertilidad ha entrado en el debate a través de la creación de un grupo de trabajo que está elaborando un documento partiendo de la premisa de que el modelo español, que contempla la Ley de Reproducción Asistida, “ha funcionado bien”, ha dicho a Efe el asesor legal de esta organización, Fernando Abellán.
Lo demuestra el hecho de que “no hay conflictividad ni judicial ni extrajudicial por esta cuestión”, por lo que, a su juicio, “no hay necesidad social para cambiar el modelo”.
La ley española contempla la regla del anonimato “de una manera flexible”, de tal forma que “no es imposible saltárselo cuando hay una necesidad justificada de contactar con el donante, en caso de enfermedad grave o si peligra la vida de los niños que han nacido por esas técnicas”.
Fuera de estas circunstancias, “conocer el nombre y apellidos del donante no aporta nada”, según este abogado.
Para Rocío Núñez, doctora en biología, experta en reproducción asistida e integrante del grupo de trabajo de la SEF, “desde un punto de vista ético y social, la familia es en la que se ha nacido, la otra persona ha puesto los gametos y no tiene ningún derecho ni ninguna responsabilidad sobre el niño”.
El modelo español está avalado por el Tribunal Constitucional (TC) en una sentencia de 1999 que lo consideró equilibrado porque contemplaba excepciones “y ayudaba a proteger los intereses en juego, en primer lugar, los del niño, pero también los del donante, que tiene derecho a que no se vea violentada su vida en el futuro por una reivindicación”.
EL ANONIMATO EN EUROPA
No ha ocurrido así en Portugal, donde una sentencia también del TC obligó a modificar la ley el pasado año. Este país se sumaba así a otros como Suecia, Austria o el Reino Unido, donde en 2005 se estableció que a partir de entonces el donante debía admitir que pudiesen identificarle.
Un modelo similar al español lo tienen en Europa Italia, Grecia, República Checa o Francia.
En este último país se está llevando a cabo “una importante campaña” para abolir el anonimato, liderada por adultos que nacieron por inseminación de un donante, ha explicado el profesor Daniels.
MENOS DONANTES
Para el presidente del Comité de Bioética “el derecho a la identidad es esencial, saber de donde viene uno es como conformar su futuro”, ello teniendo en cuenta que la reproducción asistida “es un negocio, pero que da felicidad a muchas personas y en un contexto de bajos índices de natalidad, cumple un fin social”.
El principal temor de los profesionales y de las clínicas es la disminución del número de donantes que lleva aparejado la eliminación del anonimato como ha ocurrido en otros países, cuyos ciudadanos acuden a España para someterse a técnicas de reproducción asistida.
Según el Registro Nacional de Actividad-Registro SEF, del Ministerio de Sanidad, el número total de ciclos de fecundación in vitro realizados en 2016 (último año del que se dispone de datos) fue de 138.553, mientras que en el caso de la inseminación artificial fueron 36.463.
PERFIL DEL DONANTE
En los países que permiten conocer la identidad, con el tiempo se van recuperando los donantes, aunque ha cambiado su perfil. “son personas más solidarias e involucradas”, asegura De Montalvo.
Actualmente en España, el donante de semen es un varón de entre 18 y 23 años; antes el 90 % eran estudiantes, ya no. En el caso de la donación de óvulos, generalmente son mujeres menores de 28 años aunque la ley permite donar hasta los 35 años.
Y en cuanto a la motivación, el perfil medio es una mezcla de altruismo e interés económico, indica la doctora Núñez.
Aunque la donación no se cobra, los centros han establecido en concepto de compensación una paga de 50 euros para los hombres y unos 1.000 euros para las mujeres, puesto que el proceso de donación en ellas es mucho más complejo.
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