El Ayuntamiento de Majadahonda permite un acto neonazi e islamófobo
Dos días después de que todos los líderes mundiales marcharan en París contra el odio racista y religioso que amenaza la libertad en Occidente, en un municipio madrileño, en Majadahonda (70.000 habitantes), medio centenar de ultraderechistas se reunieron el 10 de enero para invocar el nazismo. “Nosotros no somos Charlie Hebdo, esos eran unos miserables que bien muertos están porque por cada ofensa al islam, hacían 10 o 100 contra la cristiandad”, declaró el presidente del partido ultraderechista Alianza Nacional, Pedro Pablo Peña, en el homenaje a dos legionarios rumanos muertos en Majadahonda en la Guerra Civil.
En un acto público, frente a un monumento que el franquismo levantó en 1970 para recordar a los legionarios rumanos Ion Mota y Vasile Marin, muertos en los combates de la Guerra Civil en enero de 1937, dos curas ortodoxos de la Fundación George Manu hicieron de maestros de ceremonias ante decenas de miembros de Falange que hicieron todo tipo de apologías del nazismo.
“En 1945 perdimos la guerra todos. Ahora quieren que nos levantemos contra el yihadismo y que lo hagamos para defender a la República, según dice Hollande. Que se maten entre ellos, nosotros no vamos a defender la tolerancia para los homosexuales, las lesbianas, el aborto y el adulterio. El islam es el enemigo. Cuando estemos rearmados moral y militarmente nos levantaremos contra el sistema por haber abierto las puertas de Europa a la inmensa masa de inmigrantes musulmanes”, añadió Peña en su discurso.
El Ayuntamiento de Majadahonda fue advertido del evento por el grupo municipal de IU, pero decidió dejar hacer. El alcalde, Narciso de Foxá (PP), expresó por carta que el homenaje “se celebra en una propiedad privada y hay que respetarla, por lo que el Ayuntamiento no tiene ningún derecho a impedir dicha celebración”.
El homenaje a los rumanos no pilla desprevenido al alcalde. Esta celebración es una tradición franquista que se repite enero tras enero en Majadahonda desde el fin de la Guerra Civil. Durante el franquismo, el Gobierno de Franco fletaba autobuses desde la Plaza de España de Madrid para que las autoridades acudieran a uno de tantos homenajes a la memoria franquista por la “guerra de liberación”, “la cruzada”, “honrar a los mártires que lucharon contra los bolcheviques”, “caídos por Dios y por España” y demás vocabulario franquista que aparece en la hemeroteca.
Ahora lo organizan neonazis y viejos herederos del franquismo como Blas Piñar, que acudió al evento religiosamente hasta su muerte. Ahora acude su nieto, Miguel Menéndez Piñar, que pretende crear una Hermandad de conservación del monumento.
Una parcela privada de acceso libre
El grupo municipal de IU en Majadahonda pidió al alcalde del PP que condenara el homenaje a los soldados rumanos pertenecientes a una organización fascista y antisemita de la Rumanía de los años 20 y 30, que garantizara la seguridad de los majariegos y no facilitara la celebración del acto. “Cada año crece este asunto. Sabemos que dicen que es una parcela privada pero al menos podían mandar policía para evitar que aparquen en las cunetas o lo que sea para evitar que un acto así se celebre con total tranquilidad en Majadahonda”, explica el concejal de IU Juancho Santana.
El monumento de granito fue levantado junto al cementerio de Majadahonda en 1970 en la explanada donde se produjeron los combates. El lugar es de libre acceso a cualquier vecino de la localidad. Es decir, de ser una propiedad privada, nada lo señala, puesto que se trata de un descampado junto a una carretera que bordea el recinto ferial de la localidad. La novedad en 2015 fueron la celebración de unas jornadas en el Hotel Majadahonda a cargo del presidente de la Asociación de Amigos de Léon Degrelle (un oficial de las SS que vivió en España hasta su muerte en 1994), José Luis Jerez Riesco.
El acto del 10 de enero tuvo su secuela el pasado sábado 17 de enero. Por desavenencias internas en los conservadores de la tradición franquista en Majadahonda, este año se han celebrado dos eventos de apología fascista frente al monumento. El brazo en alto, el himno de la Guardia de Hierro de Rumanía y el Cara al Sol no faltaron para cerrar los actos.