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Chueca responde al odio contra el colectivo LGTBI: “Nunca había visto este nivel de provocación”

La plaza de Chueca, este domingo

David Noriega

19 de septiembre de 2021 22:47 h

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Nunca antes habían visto nada parecido a las puertas de su casa. Este domingo, los vecinos de Chueca paseaban por su barrio entre perplejos e indignados porque grupos de extrema derecha e ideología neonazi pudieran manifestarse por las calles de una de las zonas más tolerantes con el colectivo LGTBI de Madrid vociferando consignas homófobas como “fuera maricas de nuestros barrios”, “fuera sidosos de Madrid” o “se va a acabar el matrimonio homosexual”. 

Sebastián Carasale tiene 38 años, es uruguayo y lleva algo más de un año viviendo en Chueca. Sobre las 12.30 horas salía del mercado de San Antón con una bolsa de la compra. Dice que “no entiende cómo puede haber pasado”. “Si hay un discurso de odio, la manifestación se puede desconvocar y, por las frases que dijeron, no hay discusión sobre si es odio o no”, defiende. La marcha, que había sido convocada por el grupo ultraderechista Madrid Segura en contra de las “Agendas 2030/2050”, terminó desembocando en cantos homófobos y racistas, también con carteles contra los menas. “Esta organización tiene un pasado y a nadie se le prendió la lamparita”, lamenta este vecino, que pone el foco en la necesidad de “manifestarse y estar muy presente” porque “estamos acostumbrados a vivir en un lugar muy tolerante, pero los derechos, igual que se ganan, se pierden”.

Unos metros más arriba, Silvia Jiménez espera sentada en un banco de la calle Augusto Figueroa a que dé la hora de entrar a trabajar en el restaurante Señorito. El sábado por la tarde, cuando terminó su turno y fue a coger el metro en la plaza de Chueca se encontró con la manifestación. “Me pareció dantesco, una provocación en toda regla. Nunca había escuchado nada parecido. Mi compañera que entró en el segundo turno contaba que había policías que les acompañaban”, dice. Según los datos del Gobierno, los delitos de odio han experimentado un crecimiento del 9% anual desde 2014. Unos delitos que en los últimos meses se han situado en la agenda política, y también en las conversaciones del día a día, sobre todo tras el asesinado del joven Samuel Luiz al grito de “maricón” en A Coruña. “En el restaurante se escucha hablar de estas cosas, hay preocupación”, señala Silvia. 

Alejandro Arenas (autor del vídeo que se ve tras este párrafo) se topó en la tarde del sábado de frente con la protesta, primero en la plaza de Chueca y después en la de Pedro Zerolo. Tiene 19 años y había salido a dar un paseo por el barrio con una amiga. “Me puse muy nervioso, porque parecían bastante violentos”, explica. “Al principio sentí miedo, sobre todo por el barrio. Yo vivo aquí y que vengan es una incitación al odio y una provocación. Llevo una año viviendo aquí, saliendo por aquí y nunca he visto esto, ni creí que lo fuera a ver. Mi miedo ahora es que vas por la calle y no sabes si te puedes encontrar con alguno de la banda”, relata. En su opinión, las agresiones homófobas están aumentando como una reacción a los derechos adquiridos en los últimos años por el colectivo LGTBI. “Sentirán que van en picado”, afirma. Una teoría que compartían varias expertas en este reportaje

“Con total impunidad”

Joao Costa se mudó a Chueca en 2014, con 21 años. Mientras pasea a sus dos perros, Luca y Enzo, explica que él ve cómo este aumento de las agresiones lgtbifóbicas comienza también a tener su eco en sus conversaciones con amigos. “La gente tiene miedo e, incluso, hay quien habla de comprar spray pimienta. Si no nos defienden, tendremos que defendernos nosotros”, explica a la vez que muestra su perplejidad porque los cánticos homófobos del sábado se produjeran “con la Policía (Nacional) delante y que se haga con total impunidad”. 

El Gobierno llevará este lunes la protesta, que se saldó con un detenido, ante la Fiscalía por el “odio lgtbifóbico y racista de la manifestación”, según anunció la noche del sábado la ministra de Igualdad Irene Montero. Sin embargo, la sensación de los vecinos con los que ha podido hablar elDiario.es este domingo es que estos grupos de extrema derecha se sienten legitimados por los discursos de determinados grupos políticos. “Están diciendo que lo pueden hacer y ellos se lo toman al pie de la letra”, señala Joao, en referencia a PP y Vox.

La portavoz del Ayuntamiento de Madrid y delegada de Seguridad de Emergencias, Inmaculada Sanz, ha criticado la manifestación y ha tachado los cánticos de “absolutamente rechazables e inaceptables”. En declaraciones a los medios, Sanz ha indicado que “son pequeños grupos de personas completamente ajenas a nuestro sistema de valores” y ha pedido no “definir a Madrid por un pequeño grupo de personas”. Por su parte, el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ha abogado porque “cualquier manifestación que incite al odio tendría que ser absolutamente prohibida”. Quien no se ha pronunciado ha sido la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, que por la mañana compartía en su cuenta de twitter una entrevista a Nacho Cano. La líder del PP aseguró este mismo jueves en la Asamblea de Madrid que, “en realidad, la homofobia está en la cabeza de la izquierda, porque la Comunidad es segura, abierta y respetuosa” y, aunque reconoció que “claro que hay violencia y acoso”, se comprometió a modificar las leyes LGTBI, como reclama Vox. 

Tras la protesta, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, ha subrayado que “somos muchos más los que defendemos un país en el que todas las personas tengan derecho a ser quienes son libremente”. El líder de Más País, Íñigo Errejón, ha calificado lo ocurrido de “intolerable” y ha pedido explicaciones a la delegación del Gobierno en Madrid. Por su parte, el presidente de Vox Santiago Abascal ha acusado a los grupos ultraderechistas de ser “una banda de locos y de fanáticos gritando barbaridades”. El líder del partido de extrema derecha, que pide derogar las leyes LGTBI, ha señalado que “apesta a cloaca socialista”.

Carmen, que rozando el mediodía volvía a casa, donde vive con su marido y su hijo de 13 años, no se creía lo que ocurrió este sábado en el barrio hasta que ve algunos de los vídeos publicados en redes sociales. “Nunca he visto nada así”, coincide con evidente cara de sorpresa antes de explicar que una de las razones por las que se mudó a esta zona es porque “es abierta, libre y tolerante” y acusa a los grupos de extrema derecha de “venir a perturbar la convivencia”. “Desde mi punto de vista es una provocación”, sentencia. Mientras tanto, un matrimonio que pasea por la zona, y que prefiere no decir su nombre, dice que lleva toda la vida en el barrio –y cuando tienes 81 y 90 años, toda la vida es mucho tiempo– y que le parece “fatal” que vengan a señalar las personas LGBTI. “Es una cosa absurda, por mucho que quieran venir a quitarlo, no van a poder”, defienden. 

“Si tenemos miedo, han ganado”

Mili Hernández contesta al teléfono desde la Feria del Libro. Esta activista abrió su librería, Berkana, en Chueca hace 28 años y en todo este tiempo, “nunca había visto este nivel de provocación”. “Antes estaban escondidos y ahora les legitiman los discursos de odio que se hacen desde el parlamento, desde las filas de Vox y parte del PP, que les hacen creerse más fuertes. Pero, de momento, son cuatro pelagatos, no creo que la sociedad siga sus consignas”, explica, no sin hacer notar cierta tristeza por lo que se vivió ayer. Samira, que esta mañana se preparaba para comenzar a recibir clientes en la Chuequita, en la misma plaza, coincide en que eran “cuatro gatos”. “Estuvieron un rato, luego se pusieron en fila y se fueron. Llevaban más carteles racistas que homófobos, contra los menas (menores extranjeros no acompañados) y cosas así, con banderas de España, todo muy de Vox. Tampoco sé cómo les dejan”, dice. 

Ante el aumento de las agresiones lgtbifóbicas, Hernández pone el foco en que ahora “la gente se atreve” a denunciar. “Recuerdo cuando estaba en la plaza de Chueca, que todos los lunes venían personas a decirme que les habían pegado, pero no se atrevían a denunciar”, dice. “Las agresiones en los pueblos no se denunciaban para que nadie se enterara y en Madrid porque te daba vergüenza ir a la comisaría a decir que te habían pegado al salir de un bar de ambiente”, explica. Por eso, aboga por la “pedagogía” y “reactivar los colectivos, que han perdido el foco desde la aprobación de la ley de matrimonio igualitario”. 

Con todo, la activista pide no tener miedo: “Nuestro miedo es su triunfo y no podemos permitirlo. Decirle eso a un chaval de 18 años es muy difícil, pero también tenemos que decirle que nos podemos proteger, que hay leyes, que pueden venir a las asociaciones, a los colectivos, denunciarlo ante la prensa, porque seguiremos luchando. Si empezamos a tener miedo, han ganado”.

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