Un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha desarrollado un tratamiento antiobesidad en modelos animales (ratones y macacos), sin detectar efectos tóxicos.
Los resultados de esta investigación se publican en la revista Cell Metabolism y el estudio se ha realizado en ratones y monos obesos utilizando un fármaco que actúa inhibiendo la acción de la enzima PI3K, ha informado el CNIO en una nota de prensa.
Los científicos también detectaron una mejora en los síntomas de diabetes y esteatosis hepática (hígado graso).
La enzima PI3K regula el equilibrio entre la producción de los componentes bioquímicos celulares (anabolismo) y el gasto de nutrientes que ocurre en las células. En concreto, la enzima favorece el anabolismo celular, un proceso que puede inducir el crecimiento y multiplicación celular, y que en última instancia puede favorecer el cáncer.
Por esta razón, los científicos que trabajan en cáncer han estado persiguiendo desde hace tiempo inhibidores farmacológicos de PI3K, según las mismas fuentes.
Este es el caso del CNIO, donde han desarrollado su propio inhibidor experimental, el CNIO-PI3Ki, que está siendo estudiado en combinación con otros compuestos para el tratamiento del cáncer.
Como parte de la caracterización de este compuesto y para entender cómo afectaría al equilibrio entre el consumo y almacenamiento de nutrientes a nivel de organismo, el equipo de Manuel Serrano decidió estudiar los efectos de CNIO-PI3Ki sobre el metabolismo.
Así, los científicos del CNIO administraron durante cinco meses pequeñas dosis del inhibidor CNIO-PI3Ki a ratones obesos alimentados a base de una dieta rica en grasas.
Durante los primeros 50 días, los animales obesos perdieron un 20 % de su peso y en ese punto estabilizaron su peso corporal.
El tratamiento se mantuvo durante 5 meses y durante todo este tiempo los ratones mantuvieron su pérdida de peso estable, mientras seguían alimentándose de la dieta rica en grasas. También mejoraron sus síntomas fisiológicos de diabetes (glucemia) y esteatosis hepática (hígado graso).
Este estudio demostró también la ausencia de efectos secundarios del fármaco y que no tiene efectos irreversibles sobre el metabolismo, algo que es “también deseable por su posible uso futuro como tratamiento en humanos”.
En colaboración con los National Institutes of Health (NIH) estadounidenses, los científicos probaron el compuesto CNIO-PI3Ki en monos obesos (macacos).
Para asegurar unos márgenes de seguridad más altos, la dosis administrada fue muy baja; aún así, el tratamiento diario de estos animales obesos durante 3 meses disminuyó la cantidad total de tejido graso en un 7,5 % y mejoró los síntomas de diabetes.
Según este trabajo, CNIO-PI3Ki solo produce pérdida de peso en ratones bajo un exceso nutricional, no en ratones que comen una dieta normal equilibrada, y la pérdida de peso se debe exclusivamente a una pérdida de tejido graso: no existe pérdida en otros tejidos como masa hepática, muscular u ósea.
El siguiente paso lógico es realizar ensayos clínicos en humanos, según el CNIO.
“El salto de animales a humanos es complejo, caro y lleno de incertidumbres. Muchos tratamientos prometedores en animales luego resultan no ser eficaces en humanos o aparecen toxicidades que no se habían observado en los animales. Pero obviamente, a pesar de las incertidumbres, hay que intentarlo”, ha indicado Serrano.
Según este investigador, son “muy optimistas con respecto a poder establecer pronto un acuerdo con alguna multinacional farmacéutica interesada en la realización de ensayos clínicos”.