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Las ayudas a embarazadas acordadas por PP y Vox encubren el discurso antiabortista radical

Marcha contra el aborto en Las Palmas de Gran Canaria en 2010.

Marta Borraz

Un sistema de atención a mujeres con embarazos no deseados para proporcionarles información, asistencia y alternativas socioeconómicas. Es una de las propuestas contenidas en el acuerdo al que este miércoles llegaron PP y Vox para investir al popular Juanma Moreno en Andalucía. No mencionan el aborto, pero la medida, aparentemente neutra, entronca con la idea que los grupos más ultracatólicos llevan años defendiendo. Las asociaciones que suelen enarbolar el discurso de las ayudas y el apoyo a las madres embarazadas emprenden a su vez una férrea campaña contra el aborto. Todo ello en un contexto de auge de los partidos conservadores y la extrema derecha, contrarios a la interrupción voluntaria del embarazo.

La tarea de estas asociaciones no solo se enmarca en la incidencia política, algunas incluso se sitúan a las puertas de las clínicas para hostigar a las mujeres que acuden a abortar con el objetivo de convencerlas de que no lo hagan. “Si estás embarazada, llevas dentro la vida de tu hijo/a . ¡Enhorabuena! Si tus circunstancias o los problemas te hacen no alegrarte o estar preocupada, hay que tratar de mejorar esa situación. Y NO ESTÁS SOLA, mejor dicho NO ESTÁIS SOLOS. No tomes precipitadamente una decisión que no tiene vuelta atrás. Serénate y escucha tu corazón”, dice la Federación Provida, una de estas organizaciones, en su página web.

Provida expone además los recursos que ofrece a las mujeres, entre ellos, atención médica o ayudas en alimentación o alojamiento. Junto a ella, es conocida la Fundación Red Madre, presente en varias comunidades autónomas, que se define como “una red de apoyo, asesoramiento y ayuda a la mujer para superar cualquier conflicto surgido ante un embarazo imprevisto”. Son numerosas las referencias que cita en su web contra el aborto; se refiere al “sufrimiento del embrión” o “las graves consecuencias” de interrumpir el embarazo e incluye supuestas historias de mujeres que han vivido tortuosos periplos tras abortar. Todo ello aderezado con un mensaje dirigido a las mujeres: “no estás sola”.

El modus operandi y la idea que subyace en todas las entidades es la misma: ayudas sí, pero a cambio de restringir el derecho al aborto y mediante información sesgada. “Si tienes problemas en tu embarazo nosotros te ayudamos a seguir adelante con tu hijo. SIEMPRE estamos contigo, APOYÁNDOTE. NO HAY LÍMITE DE DE TIEMPO, 'siempre'. Tú y tu hijo tenéis un futuro”, asevera la entidad ultracatólica Más Futuro, a la que el Gobierno del PP declaró de utilidad pública en el BOE del pasado 24 de junio, una distinción que implica varias ventajas fiscales y beneficios económicos. La larga lista de este tipo de colectivos antiabortistas se completa con la Fundación Madrina, la Fundación Vida o Adevida.

Esperanza tras la traición 

Muchas de ellos aparecen recopilados en la web de Derecho a Vivir, un proyecto de incidencia política y lucha activa contra el aborto vinculado a HazteOir cuyo objetivo es “alcanzar el aborto cero en España”. Junto al conglomerado de colectivos autodenominados 'pro vida', Derecho a Vivir organiza anualmente las llamadas “Marchas por la vida” y en 2005 logró que los obispos se manifestaran contra el matrimonio igualitario aprobado por Zapatero. Parece que su presidenta, Gádor Joya, ha visto en Vox una nueva esperanza: “Ya habéis hecho historia [...] No olvidéis a los más débiles e indefensos de toda esta historia: los que esperan nacer dentro del seno materno”, se dirigió tras el acuerdo PP-Vox en Twitter a la formación de extrema derecha.

Los ultracatólicos llevan años recelosos del Partido Popular después de que el movimiento feminista y el amplio rechazo social obligara a la formación a retirar la reforma del aborto ideada por el exministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón en 2014, que además se vio obligado a dimitir. Los ultracatólicos, junto al ala más conservadora de los populares, se sintieron traicionados, pues veían en el anteproyecto la oportunidad de tumbar la ley que instauró el aborto libre en 2010 de la mano de Zapatero. De hecho, la Fundación Red Madre y el Foro Español por la Familia –ambas entidades vinculadas a través de Benigno Blanco, vocal de la primera y expresidente de la segunda– hicieron entonces sus alegaciones al proyecto de Gallardón, al que calificaron de “un paso adelante en la buena dirección”, pero “insuficiente”.

Ahora, el escenario recupera esa misma estela conservadora: el actual presidente de los populares, Pablo Casado ya se ha referido en varias ocasiones a su intención de regresar a la norma de 1985, de supuestos, y que produjo tanta inseguridad jurídica para las mujeres. Junto a él, se manifiestan de vez en cuando y de forma pública mujeres del partido de gran relevancia cuestionando que el aborto sea un derecho. Así lo hizo la vicesecretaria de Estudios y Programas, Andrea Levy el pasado mes de agosto y hace unos días, la secretaria de Comunicación, Isabel Díaz-Ayuso.

Vox, por su parte, siempre ha enarbolado una férrea oposición a la interrupción voluntaria del embarazo y en su programa electoral para las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre incorporó la medida de sacar la prestación de la sanidad pública. Los ultracatólicos ven en este contexto la oportunidad perfecta.

De hecho, HazteOir, cuyo presidente Ignacio Arsuaga y el dirigente de Vox Santiago Abascal son aliados desde hace tiempo, pidió hace una semana al PP, Ciudadanos y Vox que “no tuvieran miedo de defender los derechos del no nacido” y que el futuro Gobierno garantice información para las mujeres –estos grupos utilizan como mantra una y otra vez que la información que reciben las mujeres y que garantiza la ley de plazos de 2010 está sesgada o es insuficiente– e incluso que la madre “pueda escuchar los sonidos que emita el niño” en las ecografías. El objetivo, de nuevo, convencer a las mujeres de que no aborten y restringir el derecho al máximo.

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