Los colores del mapa de la península Ibérica lo dicen todo: el rojo predomina por encima del resto, y eso equivale a que el nivel de riesgo de incendio es “extremo”, según las estimaciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Los datos corresponden a este viernes, 21 de abril, y ofrecen un panorama en el que la mayor parte de Castilla-La Mancha, la Comunidad de Madrid, Extremadura, Castilla y León, La Rioja, Murcia y la Comunitat Valenciana aparecen teñidas de un rojo intenso. Tampoco se libran Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria o Navarra.
El color naranja, que no es otra cosa que nivel de riesgo “muy alto” de incendios, ocupa buena parte de Navarra y Catalunya, y llega, aunque en menor medida, hasta Galicia y Balears, con lo cual todas las comunidades autónomas –a falta de las Islas Canarias, que no aparecen reflejadas– registran niveles muy alto o extremo de fuegos, cuando apenas ha pasado un mes desde el inicio de la primavera.
Los mapas de niveles de riesgo, generados automáticamente a partir de datos meteorológicos y de modelos numéricos de predicción del tiempo, han ido oscureciéndose a medida que avanzaba la semana, como muestra un aviso de la Aemet publicado en Twitter hace unos días:
La Agencia Estatal de Meteorología ha alertado, además, de que lo 'peor' está por venir –al menos en cuanto a calor– la próxima semana, con temperaturas propias de julio y cercanas a los 36 grados en algunos puntos de España, lo que supone entre 6 y 10 grados más de lo habitual para estas fechas.
Si observamos la evolución de los mapas de riesgo de incendios para esos días, vemos que los niveles de alerta dan una tregua este fin de semana y a comienzos de la próxima. Sin embargo, la predicción para el jueves 27 de abril es, de nuevo, preocupante, con más de tres cuartas partes de la Península en riesgo extremo.
España se encuentra oficialmente en una temporada de sequía de larga duración, que alimentada por las altas temperaturas puede aumentar el riesgo de incendios forestales. Según las mediciones de la Aemet, este se clasifica en cinco niveles (bajo, moderado, alto, muy alto y extremo), que constituyen indicadores de la probabilidad de que se inicien fuegos, así como de su extensión e intensidad.
El balance ya es malo, con 57.000 hectáreas quemadas
Más allá del riesgo y de las predicciones, los hechos son, de por sí, negativos. En lo que va de año, en España ya han ardido más de 57.000 hectáreas, según los cálculos en tiempo real del Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales (EFFIS) que recoge RTVE. Si 2022 fue considerado como el peor año del siglo en cuanto a incendios –con más de 300.000 hectáreas quemadas–, en 2023 ya se han registrado más de la mitad de todos los fuegos del año anterior.
Lo peor, hasta la fecha, ha tenido lugar en Asturias y Castellón. Según el Gobierno del Principado, la oleada de incendios de marzo asoló 11.000 hectáreas en Asturias –aunque el sistema de EFFIS estima en esta comunidad un total de 30.000 hectáreas quemadas en los tres primeros meses del año–, mientras que el incendio registrado en Villanueva de Viver, un pequeño pueblo de Castellón que linda con Teruel y Castellón, quemó más de 4.500 hectáreas.