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Españolas y españoles de ascendencia asiática, frente a las europeas: “En mis círculos no se habla de esto”

Susana a las afueras del CEIP República de Venezuela de Usera. Vota pensando en el emprendimiento y en la crisis climática.

Deva Mar Escobedo

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Jornada electoral en Europa. El distrito de Usera de Madrid es conocido por su comunidad de personas de origen asiático, pero esta demográfica se echa en falta en los colegios electorales. “Habré visto a uno o dos”, comenta una apoderada pasado el mediodía. “Mis amigas no vendrán a votar”, dice Susana, española sinodescendiente y apoderada del PP. Ella vota “por responsabilidad” al formar parte de un partido político, pero cree que pocas personas de su entorno se acercarán a las urnas porque “no están tan educadas en política”. Preguntadas en comercios, calles y parques, personas nacidas en países asiáticos o con orígenes familiares en ese continente niegan que vayan a votar o dudan si hacerlo o no.

El 22,4% de los habitantes chinos de la ciudad de Madrid se concentran en este distrito. Los requisitos para obtener la nacionalidad —necesaria para votar en estos comicios en el caso de ciudadanos extracomunitarios— son estrictos, y muchas personas de origen asiático no podrán participar en la formación del próximo Parlamento Europeo. Sin embargo hay quien, pudiendo elegir, prefiere no votar. La mayoría de personas de ascendencia asiática con derecho a voto a las que ha preguntado elDiario.es ha negado que fuera a depositar su papeleta hoy. Otros, los menos, dicen ya pasado el mediodía que no tienen claro si votarán.

Los motivos que aducen para su negativa o incertidumbre respecto a las elecciones son el desconocimiento tanto de la Unión Europea como de la repercusión en su vida de las políticas comunitarias. “Tengo 20 años y no he votado nunca”, dice una chica. Ni se ha planteado la posibilidad de acudir a su centro electoral porque es algo de lo que “no se habla” en sus círculos. En la misma línea se pronuncian unas jóvenes que pasan el tiempo en un banco cerca del Centro Cultural de Usera, habilitado para votar en estos comicios: no sabían de la celebración de elecciones.

Poca importancia a las europeas

Susana charla en corrillo con otros apoderados a la salida del CEIP República de Venezuela de Usera. Su ascendencia asiática destaca entre el resto de integrantes de partidos políticos y entre quienes llegan a votar: la escasez de personas con origen familiar chino o de otros lugares de Asia contrasta con la diversidad racial que se ve en las calles del barrio. “Le damos poca importancia a las europeas”, opina Susana.

El primer familiar de Susana en llegar a España fue su abuelo. Después, “por boca a boca”, fueron “sacando” de China a la familia con la esperanza de mejorar su situación económica. La chica obtuvo la nacionalidad por haber residido en España durante 10 años ininterrumpidos y es la única con la ciudadanía española en su familia. El resto no ha aplicado para conseguirla, y solo se la pidieron a Susana para agilizar trámites burocráticos y “por si acaso”.

Sin nacionalidad española —o comunitaria y residencia en España en caso de las municipales y europeas— no se puede votar, así que en casa de Susana no se hablaba de ello. Solo cuando empezó a participar en la organización del PP de Usera le dio importancia al voto y empezó a ejercerlo “por responsabilidad”. Considera que su entorno no vota por desconocimiento, pues “cuando sabes el [candidato] que más te conviene” sí se ejerce ese derecho. En su caso, como trabajadora de una ONG de reciclaje de aparatos eléctricos, piensa a la hora de votar en las facilidades al emprendimiento y la lucha contra la crisis climática.

Falta de información

Yu Fu es creadora de contenido. Vino desde China con 20 años y tiene residencia permanente, pero no la nacionalidad. “Pago impuestos, pero no puedo votar”, resume. Achaca la poca participación de la comunidad sinodescendiente no a una falta de interés, sino de información. “Las personas jóvenes usamos más redes sociales y por ahí no nos llega la información” explica Fu. “Es verdad que puedes sentarte una tarde y leerte los programas electorales, pero si estás trabajando lo pospones hasta que el final se pasa la fecha”, añade.

Cada vez que se acercan las elecciones europeas, medios y líderes de opinión se esfuerzan en trasmitir la importancia de los comicios. La mayoría ignora que el 53 % de la legislación española aprobada en los últimos años se decidió en Europa y “si no te afecta”, o crees que no te afecta, “no te interesa”, cuenta Fu. Fue su caso: no se interesó por la política española hasta que sintió que le afectaba, dice refiriéndose a la irrupción de Vox, un “partido de gente que está en contra de mí”.

La falta de cultura democrática en los hogares de origen asiático es otro factor de la baja participación: “Si los padres no tienen la nacionalidad y no pueden votar, igual los niños tampoco saben lo que es o no les interesa hacerlo”, especula Fu.

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