Dos de cada tres personas que abandonan los pueblos son mujeres. Este es uno de los datos que aporta un extenso informe elaborado por Cruz Roja sobre la vulnerabilidad social en la España despoblada. Que las mujeres se marchen de las zonas rurales conlleva una alta “masculinización del campo”, que poco a poco se va quedando más vacío por la falta de oportunidades laborales, de servicios y también de opciones de ocio y cultura.
“El fenómeno de despoblación no es neutro respecto al género, por el contrario, en general, nos encontramos con zonas especialmente masculinizadas”, indica el estudio, cuya metodología se ha basado en técnicas cualitativas de entrevistas a grupos focales con usuarios, trabajadores y expertos en la materia. “Dos de cada tres personas que abandonan un pueblo son mujeres. Si bien el porcentaje de mujeres es mayor a nivel de todo el país (50,97%), en más del 80% del territorio nacional el porcentaje de mujeres no se acerca a esta media y solo en las grandes ciudades se supera”, compara.
Las mujeres deben abandonar el campo si quieren encontrar un trabajo bien remunerado o acorde con sus estudios. El documento señala diferentes causas de este éxodo femenino del pueblo a la ciudad. En primer lugar, apunta que con la llegada de la democracia las mujeres han tenido “mayor acceso a la formación universitaria, llegando incluso a superar a los hombres en las estadísticas”. En segundo lugar, dice también que son “las mujeres rurales las que ven en las ciudades oportunidades ligadas a los derechos reproductivos, encontrando mayores oportunidades para sus hijas, no solo profesionales, sino además para romper con mandatos de género tradicionalmente establecidos”.
“El medio rural tiende a expulsar a las mujeres”, asegura la socióloga y profesora de la Universidad de Valladolid Rosario Sampedro, que ha participado en el informe. “Si no hay mujeres, no hay futuro, no hay pueblos, no hay vida”, advierte. Para la experta, uno de los problemas que tiene la España rural de interior, “las zonas que se conocen como la España vaciada”, es un “ecosistema laboral especialmente adverso para las mujeres”.
Por otro lado, prosigue Sampedro, “el medio rural exige muchos más cuidados por parte de las mujeres, no se trata solo del cuidado de los niños. Es un medio muy envejecido y las personas mayores requieren atención y cuidados”. En ocasiones, ejemplifica el documento de Cruz Roja, llegar al médico en las zonas más despobladas puede suponer un día entero.
“Ofrecer un proyecto de vida, no solo un trabajo”
“Es cierto que se está masculinizando el mundo rural”, confirma Eva Fernández, coordinadora autonómica de Cruz Roja en Castilla y León. “Ahí tenemos que hacer un trabajo con las personas mayores, hombres solos, que necesitan cuidados o que necesitan ser autónomos porque previamente no lo han sido, en las tareas más sencillas de la casa. Esto requiere un plan integral. A las personas que quieren venir a los pueblos se les tiene que ofrecer un proyecto de vida, no solo un trabajo”, solicita.
“La gran mayoría de las mujeres mayores de 50 años que, en el ámbito urbano estamos trabajando, en el medio rural tienen que estar cuidando a sus mayores, llevándolos al médico, atendiéndolos, porque hay mucha gente mayor y no hay recursos de apoyo o no son accesibles”, añade Sampedro en la misma línea.
La solución pasa por que las políticas de desarrollo rural apoyen el emprendimiento femenino y por que se logren alternativas de empleo que no tengan que ver solo con la agricultura o con “los sectores más presentes en el medio rural, que están muy masculinizados”, dice Sampedro. Al hilo de esto, el informe reconoce que las mujeres históricamente han sido “esenciales” en todos los trabajos agrarios, al tiempo que han compatibilizado esto con la crianza y los cuidados y, sin embargo, “su rol en ambos ámbitos –productivo y reproductivo– no ha tenido reconocimiento social ni monetario a lo largo de muchos años”.
Para la socióloga, las demandas de la España vaciada de una nueva política territorial “van en buena dirección” porque lo que se necesita son “acciones integrales y no puntuales: descentralizar la actividad económica, los centros de formación y de alguna manera no dejar al medio rural arrinconado en el desarrollo económico”.
El fin de semana pasado, la España vaciada ha llevado acciones en todos los pueblos bajo el lema ‘Yo paro por mi pueblo’ para exigir equilibrio territorial con el Plan 100/30/30, una de sus principales reivindicaciones. La plataforma considera “imprescindible” que todos los pueblos dispongan de Internet a una velocidad mínima de 100 MB simétricos, estar a 30 minutos de servicios básicos (para no tardar un día entero en hacerte una radiografía) y a 30 kilómetros de una vía de alta capacidad, como puede ser una autovía. Hace dos fines de semana, la plataforma anunció que se convertirá en herramienta política, al estilo de Teruel Existe, para promover cambios desde la esfera en la que se toman las decisiones.
“Todo ese tipo de innovaciones tecnológicas, técnicas y de inversiones serían fundamentales”, añade Sampedro, que recuerda que la mayor fuente de empleo para las mujeres en el medio rural sigue siendo el sector servicios. También habría que lograr “que las mujeres que tienen trabajo en el medio rural tengan unas condiciones de trabajo dignas equiparables a las de los varones. También que las mujeres puedan volver al medio rural”.
“Si yo soy fotógrafa, periodista, abogada, profesora o quiero montar mi negocio, ¿qué hago? Ese es el problema, poner las condiciones para que las mujeres puedan tener un equilibrio entre la vida familiar y laboral que la inmensa mayoría de las mujeres queremos tener en el medio rural y en el medio urbano”, concluye Sampedro.