En qué tienes que fijarte para elegir el colegio de tus hijos
Es posible que después de meterte en Google, de recibir cientos de mensajes en los grupos de WhatsApp y de ver más colegios de los que puedes recordar sigas con dudas sobre dónde escolarizar a tu hijo o hija. Te damos unas claves sobre en qué hay que fijarse con la ayuda de una psicóloga, un pedagogo y una maestra.
El proyecto educativo, al detalle
¿Fichas? ¿Trabajo por rincones? ¿Proyectos que respetan los ritmos? ¿Prioridad a la lectoescritura? ¿Bilingüismo? Los modelos educativos son variados y es probable que no los conozcas todos. Por eso, coinciden las expertas, lo primero que hay que preguntar cuando ves un cole es por su proyecto educativo. Y a partir de ahí ver cuál encaja mejor con cómo quieres que sea la educación de tus hijas o hijos.
“Buenos síntomas son que puedan explicártelo claramente y lo tengan por escrito. Y que lo escrito coincida con lo que te venden en las visitas. Es un indicio de que el centro tiene claro adónde va”, argumenta Enric Roca, profesor de Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Natalia Ocaña, maestra de Infantil, también recomienda comprobar que “hay coherencia entre cómo se trabaja en Infantil y cómo se sigue en Primaria”. “En este paso si hay cambios abruptos, lo pasan mal. Si en Infantil han trabajado por proyectos y en Primaria les meten un libro a la primera de cambio, no hay coherencia. Y eso pasa bastante”, sostiene.
Muy relacionado con esto están los deberes. Los centros con pedagogías más alternativas son menos proclives al concepto tradicional de deberes; los más metódicos, más favorables. Las expertas recomiendan en este punto preguntar si hay carga de tareas para casa y de qué tipo son. “No es lo mismo investigar sobre algo que estimule la curiosidad que copiar el dibujo de un libro en el cuaderno para que esté bonito y acompañe al ejercicio”, dice Natalia.
Los profesores, todos a una
Poner el ojo en el equipo docente del colegio como conjunto. “Observar si los profesores trabajan con un proyecto compartido que define la línea del centro. Más allá de si hay docentes brillantes, hay que fijarse en el conjunto y ver si el equipo está consolidado”, señala Elena Martín Ortega, catedrática de Psicología Evolutiva en la Universidad Autónoma de Madrid.
Esta unidad se consigue más fácilmente, completa Natalia, si “la mayor parte de la plantilla es fija”. “La interinidad corta los proyectos porque un año estás en un cole y al siguiente, en otro. Los centros con más demanda no tienen casi personal interino, a no ser que sean muy nuevos”, explica.
Coherencia entre casa y colegio
Optar por un colegio religioso si en casa sois laicos puede no ser la idea más brillante. “Si compartes la filosofía del centro, todo va a ser más fácil. Se dará una confianza recíproca y la responsabilidad se siente como compartida. Sin embargo, si chocan los principios que el cole impulsa con los que tienes como familia, el niño o la niña puede tener problemas para complementar esas dos visiones del mundo”, dice el profesor Enric Roca.
Para hacerte una idea de cuáles son los valores del centro, te puede dar pistas preguntar (si es que no te lo han contado) si trabajan la inteligencia emocional, la convivencia escolar, si hacen innovación educativa, si pertenecen a una red de centros que intercambian experiencias o si hay programas de desayuno saludable.
Cómo participan las familias
No hay que profundizar demasiado para saber si un colegio es favorable a que las familias participen de sus decisiones y sus dinámicas. El mismo día de la visita es posible que lo detectes sin hacer muchas preguntas. ¿Pueden entrar los padres y las madres a las aulas o tienen que dejarlos en la puerta? Para la maestra Natalia Ocaña, esta pregunta es clave. “Si te dejan pasar y participar, te da más confianza porque ves lo que está pasando”, añade.
“En coles con participación no se concibe a las familias como enemigas, sino como aliadas. Por lo tanto, no se les oculta información porque se entiende que la única forma de educar es compartir los criterios de cómo educar”, explica la catedrática Elena Martín Ortega.
Que no te envuelva el envoltorio
Un patio amplio, una gran polideportivo o una pizarra digital pueden ser elementos atractivos, pero las expertas recomiendan no dejarse llevar por el “envoltorio”. “Hay que tener cuidado porque en las visitas te están vendiendo las mejores clases”, advierte Ocaña. Y Martín Ortega matiza que “por muy chulas que sean, si dentro no hay un proyecto consolidado, nada te garantiza una respuesta educativa a las necesidades de tus hijos”. En Infantil, coinciden, “es importante que haya un aula de psicomotricidad adaptada, con paredes y suelo adecuados o una clase de música”.
En la visita, además, “es fácil ver cómo respira el centro y sus espacios, si está decorado, acogedor... aunque sería mejor verlo con los alumnos y alumnas dentro. Una cosa es lo que quieren mostrarte y otra la práctica cotidiana, profesores que chillan, uno que sustituye sin saber qué hacer, niños castigados en el pasillo. Solo el día a día te confirma si se corresponde lo que te dicen con lo que hacen”, afirma Roca.
Cómo se atiende la diversidad
¿Cuántos apoyos hay? ¿Disponen de aula TEA? ¿Y es preferente para alumnos con diversidad funcional? Son preguntas que puedes plantear si lo que buscas es que tu hijo o hija crezca en un centro diverso e integrador. “Solo así puedes asegurarte de que darán respuestas si pasa algo. Lo ideal es que en el cole se tomen todas las decisiones desde este eje de respetar e incluir al otro”, desarrolla la catedrática Elena Martín Ortega.
Roca insiste en consultar también cuántas recursos tiene el departamento de orientación y cómo atienden a los estudiantes con dificultades o a los más avanzados“ y ver, al dar el salto a Secundaria, el criterio con el que se hacen los grupos, ”si teniendo en cuenta los centros de procedencia o buscando la mezcla de perfiles de los chavales“.
La distancia a casa
¿Estás viendo colegios que están al otro lado de la ciudad de donde se sitúa tu vivienda? Las expertas coinciden en que la cercanía a casa es un punto favorable a la hora de elegir. “Es importante para la socialización de los chicos y chicas, y cuando empiezan a quedar con los amigos para dar una vuelta les restas autonomía si no están próximos a casa”, considera la maestra Natalia Ocaña.
Los horarios y las extraescolares
La horquilla de horario extraescolar o el tipo de jornada son otras dos claves de cara a la conciliación. Muchos centros ya trabajan con horario intensivo de mañana, que agrupa todas las clases antes de la comida. “Es interesante ver si todo el tiempo escolar, también los recreos y el descanso del comedor, es tiempo educativo. Si se ha incorporado el proyecto a todos los agentes, como los monitores. Que esos tiempos no solo aseguran su seguridad y su alimentación”, concluye Martín Ortega.