El juicio en Pamplona por la violación grupal ocurrida en Sanfermines ha agitado durante las últimas semanas a la opinión pública y ha movilizado al feminismo. Este lunes, penúltima jornada del proceso, el Ministerio Fiscal ha presentado su informe, en el que concluyen que los hechos “se produjeron sin consentimiento y bajo violencia e intimidación”, con unas pruebas “absolutamente contundentes”. Así ha tumbado los argumentos de 'la manada'.
“La intimidación fue gravísima e impidió resistencia”
Los cinco acusados han mantenido durante todo el juicio que lo que ocurrió en el portal 5 de la calle Paulino Caballero el 7 de julio de 2016 fue sexo consentido, aunque alguno reconoció que no se produjo “de palabra”. Para ello se apoyaban en los vídeos que grabaron, en los que según ellos se veía que la mujer, de entonces 18 años, no ofrecía resistencia.
“La intimidación fue gravísima e impidió resistencia o huida, no le quedó más remedio que someterse”, ha dicho hoy la fiscal Elena Sarasate. “Mantuvo una actitud pasiva, de no resistirse, eso es lo que se ve. Una mujer de rodillas, con cinco hombres rodeándole, siempre en posición de inferioridad”, ha dicho.
“En ningún momento tuvo una actitud activa, estaba con los ojos cerrados, no había ningún signo de que hubiera participación, ni una sonrisa, ni un gesto ni una palabra. Dejó que aquello pasara cuanto antes. La sitúan y la colocan como a ellos les interesa en cada momento”.
“Entró en pánico y se bloqueó su capacidad de reacción, con cinco varones delante”. Los peritos forenses hablaron de la “absoluta pasividad” por parte de ella, lo que “no es una reacción extraña, sino propia de una persona en esa situación”.
Llevaba una vida normal: “Faltaría más”
La defensa de un miembro de 'la manada' presentó un informe, que finalmente fue retirado, realizado por un detective que siguió a la víctima durante los meses siguientes a la violación, tanto en personas como por redes sociales. Su objetivo era demostrar que llevaba una “vida normal”, queriendo argumentar que el trauma no sería tan grande como supuestamente correspondería a los hechos.
La fiscalía lo ha zanjado rápidamente: “Faltaría más. Una mujer tendrá que salir y hacer su vida”. Y ha añadido que solicita responsabilidad por el “sufrimiento moral” al que se ha sometido a la víctima por este hecho, que conoció en el juzgado. Esta parte de la defensa ha abierto una reflexión social acerca de que no hay un comportamiento determinado de una víctima ni durante ni después de una violación, incluyendo testimonios de experiencias similares.
“La declaración de la víctima cumple todos los requisitos para darle credibilidad”
Los abogados de la defensa interrogaron a la joven buscando incoherencias, contradicciones y lagunas en el relato de los hechos, lo cual ha desatado estos días el movimiento “yo sí te creo”. Además de que los testigos que la atendieron aquella noche declararon haberla encontrado “en estado de shock”, la fiscal ha reiterado hoy que “la declaración de la víctima cumple todos los requisitos para darle absoluta y totalmente credibilidad y sin embargo la de los acusados tiene contradicciones, no pequeñas, sino determinantes”.
“Es absolutamente coherente desde el principio hasta el final la declaración de la denunciante”, ha dicho, insistiendo en que no hay “ningún tipo de contradicción” y que los vídeos grabados durante la agresión por la propia 'manada' “corroboran la declaración de ella”. “Es un testimonio ajustado a la verdad, no hay exageración”, manifestando además que hay “coincidencia” entre la narración de la joven y los vídeos.
La representante del Ministerio Fiscal ha señalado de hecho incoherencias y coordinación entre los cinco acusados: ha recordado que su primera declaración se produjo dos meses después de que ocurrieran los hechos, lo que a su juicio motivó que se la “prepararon” para “coincidir”. “Se han tratado de preparar pero no lo han conseguido en modo alguno” y ha mantenido que “actuaron de forma conjunta y organizada”.
“Se produjeron bajo violencia e intimidación”
Los acusados, en su línea de demostrar el supuesto consentimiento, han mantenido que la víctima entró al portal por su propio pie y que besó a uno de ellos. Esto último lo reconoció ella misma, pero como la fiscal describe cómo en la entrada en el lugar de los hechos “sí hubo violencia, mínima pero la hubo, agarrándola para introducirla en el portal, tapándole la boca”.
Los hechos, ha incidido, “se produjeron bajo violencia e intimidación”. “Hubo superioridad física de los acusados”, ha añadido, además de que “de ninguna manera esperaba lo que iba a suceder”. “No sospechaba ni rematadamente lo que estaba pasando”.
En esta línea y sobre los vídeos grabados por los agresores durante los hechos, describe que “se oyen dos tipos de conversaciones: las que se dirigen entre ellos, que son de colaboración, y las que se dirigen a la víctima, que son imperativas, sin ningún tipo de interactuación”. “Todas las conversaciones eran entre varones, ninguna palabra pertenece a la víctima. Ellos deciden lo que hacen, lo que tiene que hacer la víctima”.
Otro argumento de su defensa era que en realidad ella estaba dolida porque se fueron sin despedirse. La fiscal ha explicado que lo que ocurrió es que “cuando los acusados terminaron y consiguieron lo que querían, la dejaron tirada y semidesnuda”. “Si son consentidas las relaciones, por qué roban el móvil, lo normal hubiera sido intercambiarse los números; pero se lo quitaron con la intención de dejarla en absoluta indefensión”, ha concluido.