Cuatro euros por persona habrían salvado a tres millones de niños en 2015
Cuatro euros. Esa es la modesta inversión por persona y año que habría bastado, según datos del Banco Mundial, para salvar a la mitad de los 6 millones de niños menores de cinco años que murieron en 2015 de enfermedades fácilmente tratables o a las más de trescientas mil mujeres que fallecieron por complicaciones relacionadas con la maternidad o el embarazo.
Este dato es una de las conclusiones principales de un artículo publicado por la revista médica The Lancet, en el que se resumen los resultados más importantes de un estudio global llevado a cabo por el Banco Mundial. Dichos resultados sugieren que es posible salvar millones de vidas mediante la ampliación de los servicios básicos de atención sanitaria en los 74 países más pobres del planeta, en los que se producen más del 95% de las muertes maternas e infantiles cada año.
El estudio incluye detalles de varios paquetes de medidas preventivas y terapéuticas en salud materna y neonatal, reproductiva e infantil, que de haber sido aplicados durante 2015 habrían evitado la muerte de 149.000 mujeres embarazadas, 1.498.000 recién nacidos y 1.515.000 niños menores de 5 años, según el estudio. “Nuestro análisis muestra que la expansión del acceso a la atención para mantener a más madres y los niños vivos y sanos es factible, además de ser una inversión altamente rentable”, aseguró Robert Black, profesor de la Universidad Johns Hopkins y líder de la investigación.
Para el estudio, los investigadores analizaron tres paquetes básicos que incluyen hasta 66 ejemplos de intervenciones de eficacia demostrada que podrían ser aplicadas sin un incremento excesivo del coste sanitario y que podrían ser implementadas con relativa facilidad por medio de las infraestructuras locales. Las que tendrían más impacto sobre la mortalidad incluirían, según el estudio, “el tratamiento de la malnutrición aguda, la atención del parto prematuro, la provisión de anticonceptivos y el tratamiento de infecciones graves, como la neumonía, la diarrea, la malaria y la sepsis neonatal”.
El incremento anual de costes que tendría una aplicación inmediata de estas medidas sería de 5.400 millones de euros en los países de bajos ingresos, 11.000 millones en los países de ingresos medios bajos y 7.000 millones en los países de ingresos medio-alto. Lo que equivale a una inversión media por persona de poco más de 4 euros. Además, el estudio señala que la mejora de la atención sanitaria supondría un importante retorno, estimado en más de 8 veces a la inversión realizada.
La falta de anticonceptivos aumenta la mortalidad
Los investigadores destacan que el coste de la inversión no es el único problema al que hay que hacer frente, ya que las creencias religiosas y culturales a menudo impiden el acceso a métodos anticonceptivos. El documento señala que “en 2015, hasta el 12% de las mujeres casadas quisieron retrasar o evitar el embarazo pero no utilizaron ningún método anticonceptivo” y, según cifras del Banco Mundial, “se estima que en los países en desarrollo se produjeron hasta 74 millones de embarazos no deseados en 2012”.
Todos los modelos estudiados indican que la prevención del embarazo con anticonceptivos tiene un mayor impacto en la reducción de la mortalidad materna que el aborto, ya que, a pesar de que el acceso a medicamentos abortivos es cada vez más fácil, muchas mujeres siguen muriendo porque no pueden acceder un aborto seguro.
Según el estudio, si se llegara a cubrir el 90% de la demanda de anticonceptivos, el pasado año se habría evitado la muerte de 67.000 madres y 913.000 niños menores de cinco años, casi la mitad de ellos recién nacidos.
Lejos de los Objetivos del Milenio
La evolución de los datos de mortalidad en bebés, materna e infantil ha sido positiva durante los últimos años. Sin embargo, las cifras no alcanzan los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que los líderes mundiales se comprometieron a respaldar en septiembre del año 2000 y que pretendían una reducción de dos tercios de la mortalidad infantil y de tres cuartas partes de mortalidad materna respecto a las cifras de 1990.
Los mayores progresos se han realizado en mortalidad infantil, cuyas cifras se acercan más al objetivo propuesto, con una reducción de un 53%. Sin embargo, a nivel mundial el número total de muertes maternas disminuyó tan solo en un 43%, pasando de 532.000 en 1990 a 303.000 en 2015, la mayoría en países del África subsahariana.
Según ha asegurado a eldiario.es Blanca Carazo, responsable de programas de Unicef, “este tipo de estudios son importantes, porque nos dan una idea de que los objetivos son alcanzables”, pero recuerda que “además de la disponibilidad económica, también hay una parte de voluntad política”.
Carazo también señala que, si bien es cierto que los objetivos globales no se han conseguido, también hay casos de éxito. “Hay 22 países de ingresos bajos o medios bajos que sí han conseguido reducir la mortalidad infantil en dos tercios, como Nepal, Niger o Mozambique”. Estos casos, asegura Carazo, “son una muestra de que aplicando las medidas adecuadas es posible salvar la vida de millones de niños”.