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CONVERSACIONES CON ORGULLO

Nadia Calviño conversa con Inés Martín Rodrigo: “Hablar con mis hijos me hace plantearme cuestiones que no se han dado en mi vida”

Que lo personal es político es una frase ya frecuente pero que el contexto actual parece hacer aún más necesaria. La escritora Inés Martín Rodrigo acaba de publicar Una homosexualidad propia (Destino) y alerta, sin embargo, del riesgo de que esa premisa se vacíe de significado justo ahora, “en este momento en que es más necesaria que nunca porque nos jugamos muchísimo y los derechos pueden perderse en cuestión de segundos”. A su lado, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, asiente: “Parece mentira que a estas alturas tengamos que seguir luchando por esos derechos humanos que parecen conseguidos. Por eso es fundamental que no demos ni un paso atrás en los derechos de las personas LGTBI”. En la semana del Orgullo, una escritora y una ministra, lesbiana y heterosexual, se sientan a conversar sobre identidad, derechos, miedos, tabúes y decisiones, personales y políticas.

El libro de Inés Martín Rodrigo no es tanto una salida del armario como un recorrido por la construcción de su identidad, un acto de autoconocimiento y de aceptación y, como ella misma dice, de contrición, “por todo el daño que me he provocado al no ser capaz de entenderme sin juzgarme”. La vicepresidenta económica del Gobierno lo acaba de leer y alaba la utilidad del texto de Martín Rodrigo para combatir “la invisibilidad de las lesbianas” y aportar referentes para la sociedad. “Y desde luego me ha servido para entender mucho más cuál es el reto al que nos enfrentamos. Yo me siento muy orgullosa de que España sea uno de los países de referencia en cuanto a derechos de las mujeres y de las personas LGTBI, pero está claro que los avances que hemos tardado décadas en lograr se pueden perder en días. Lo estamos viendo en otros países y también en España. Tenemos que consolidar los avances porque se trata, como dices, de poder ser una misma”.

La escritora reivindica la utilidad de la política pero también de la palabra como herramienta para defender derechos: “En cuestión de tres semanas el país puede pegar un cambio radical a peor. Y es importante que quienes tenemos esa responsabilidad social la ejerzamos, tanto los políticos como periodistas, escritores...”. Poco antes de que Una homosexalidad propia viera la luz, la hermana de Inés Martín Rodrigo le preguntó: “¿De verdad te compensa esta exposición que vas a tener, con todo lo que has sufrido?”. “Yo le contesté que estoy dispuesta a pagar el precio que eso supone. Si no damos pequeños pasos, y este libro es un paso, corremos el riesgo de involucionar”, cuenta ella.

Esos pequeños pasos son también gestos. Como desplegar la bandera LGTB en edificios oficiales o en balcones. Nadia Calviño la lleva a modo de broche en su chaqueta, cree que quizá muchas personas heterosexuales no son conscientes de que es una manera de transmitir “que estás en un lugar seguro, que puede ser tú mismo y que no hay riesgo”. “Es más importante que nunca llevarla ahora, justo cuando están quitando las banderas de algunas sedes institucionales. Pero también ahora que hemos visto cómo han tapado a una artista [Rocío Saiz] para que no expusiese sus pechos”. Calviño califica ambos hechos de “involución”.

Doble discriminación

En su libro, Inés Martín Rodrigo recuerda cómo de pequeña la atacaban con la palabra 'marimacho' y cómo ahora, muchos años y cambios después, 'lesbiana' sigue siendo un término que se escucha poco. “Parece que la mujer homosexual sea una excepción, seguimos relegadas a los márgenes. Yo reivindico la normalidad”. La vicepresidenta económica reconoce “esa presión por encajar y ser 'normal'”. “¿Dónde está la normalidad, qué es lo normal? Cada situación es única, cada familia, es muy importante el respeto a la identidad de cada uno, a su orientación. Precisamente lo que estamos viendo estos días es que parece que no pasa nada por faltar al respeto, y esa es la clave de la convivencia”, añade Calviño.

Una de las presiones de la 'normalidad' es dar por hecho la heterosexualidad, o no hablar o preguntar por la pareja salvo que ésta sea heterosexual. La vicepresidenta económica asegura que ella nunca se ha planteado su orientación sexual, “he tenido siempre claro que soy heterosexual”. “Pero sí he vivido a lo largo de mi vida un cambio muy importante en nuestro país y me ha ayudado mucho hablar con mis hijos, me permiten tener otra perspectiva de las cosas, porque hay cuestiones que simplemente a lo largo de mi experiencia vital no se han planteado y sí se están planteando en las vidas de mis hijos”, relata. ¿Se practica en el Ecofin o en las reuniones empresariales al más alto nivel esa máxima del don't ask, don't tell, el lema que resumía la presión hacia las personas LGTBI para mantener silencio sobre su identidad? “Cuando estás hablando de la inflación, pues no te pones a hablar de la orientación sexual de la gente. Sí creo que ha habido una gran normalización, y que ya es habitual preguntar por la pareja o el hijo, sin mayor problema”.

La invisibilidad es uno de los factores que contribuye a esa doble discriminación que sufren las mujeres lesbianas. “Nos toca lo peor a las mujeres homosexuales de esos condicionamientos del machismo y del heteropatriarcado”, afirma Inés Martín Rodrigo, que relata cómo, desde la salida del libro, muchas mujeres le han escrito para agradecerle ese paso al frente. “La realidad que yo describo en el libro de esa niña a la que insultan llamándole marimacho porque no le gustan las cosas que se supone que a una niña le tienen que gustar es algo que sigue pasando ”, apunta la escritora. Y pone algunos ejemplos. Como los comentarios que recibió la cantaora María Peláez en Twitter, por ejemplo, “eres maravillosa, qué pena que seas homosexual”. O los que ella misma recibió después de una entrevista, cuando algunos lectores lamentaban que fuera lesbiana “con lo bien que escribía”. Recuerda también las agresiones que se producen, como la que hace poco sufrió una pareja de lesbianas en el parque Warner cuando iban de la mano.

Una homosexualidad propia, dice Calviño, le ha servido para darse cuenta de “la falta de referentes”. Y del peso de la culpa. “Culpa por tener deseo sexual, por tener relaciones sexuales, culpa por ser demasiado atractiva, culpa por no ser suficientemente atractiva. La culpa ya viene de serie si eres mujer”, dice la vicepresidenta, que señala también esa doble discriminación y habla del retroceso que se ha producido en otros países cuando llegaron al poder partidos conservadores y de extrema derecha.

“Defender los derechos LGTB no es solo algo del colectivo, es que es lo mejor para el país. En este momento hay mucha gente mirando a España”, asegura la vicepresidenta, que apunta a que nuestro país se considera “un muro de contención” de una ola reaccionaria que recorre el mundo. “Es verdad que el ser un país referente también nos convierte en un espejo en el que el resto de países de nuestro entorno se ve reflejado”, agrega la escritora, que alerta de que “podemos acabar en el extremo opuesto”: “Nos jugamos mucho”.

Inés Martín Rodrigo tiene claro que este momento a la política le pide “compromiso, valentía y empatía”. “Pues eso es lo que tenemos que hacer”, concluye Nadia Calviño.

Mañana continúan esta serie Alejandra Jacinto y Viruta

Vídeo: Nando Ochando y Mario Iranzo.