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La película 'Cuerpo Escombro' abre un debate sobre cuál es la mejor forma de contar la discapacidad en la ficción

Dani Rovira durante el rodaje de 'Cuerpo escombro'.

Ariadna Martínez

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Desde el día de su estreno, el 9 de agosto, la película Cuerpo Escombro, dirigida por Curro Velázquez, ha ido alimentando un debate sobre desde qué miradas debería (o no) contarse la discapacidad en la ficción. “Ante los problemas para encontrar trabajo y liado por su hermano Fermín, Javi se hace pasar por discapacitado para conseguir un puesto que necesita desesperadamente. Pero fingir parálisis cerebral es más complicado de lo que parece, sobre todo cuando se enamora de su jefa”, dice la sinopsis del filme protagonizado por Dani Rovira.

Varios perfiles de personas con discapacidad en redes sociales como Instagram o X han criticado el enfoque de la película. Es el caso de David Rodríguez (@lomionoesnormal), CEO de la Fundación Pegasus y persona con diparesia espástica, un tipo de parálisis cerebral. Fue uno de los invitados a uno de los pases VIP de la productora (Morena Films), responsable también de la película Campeones. Rodríguez explica que la película le pareció “una vergüenza” y que así se lo hizo saber al productor.

“Para mí no tiene un fin empoderante. ¿Qué mensajes de la película empoderan a alguien que tiene discapacidad cuando el protagonista no tiene discapacidad?”, afirma.

Por su parte, Artemisa Martínez (@realidades diversas), persona con discapacidad visual y trabajadora social, incide en este punto: “Ya estamos partiendo de la idea de un personaje que finge una discapacidad para obtener un puesto de trabajo. Nos estamos dando cuenta de que la gente no quiere escuchar. Si queréis hacer un reflejo de las personas con discapacidad, ¿por qué no creáis un personaje que verdaderamente tenga discapacidad? Que diga: 'oye, mira, la realidad es esta. Hagamos sátira, si quieres, desde un enfoque realista y donde sea yo, persona con discapacidad, quien se ríe de mí'”. Rodríguez lamenta que “esto es tener que ver en las salas de cine cómo la gente se ríe de la discapacidad”.

“El debate es legítimo porque cada persona con discapacidad es de un padre o de una madre pero yo no quiero vivir en luto por tener una discapacidad. Llevo en terapia 10 años ¿y ahora resulta que no me puedo reír de mí mismo?”, expone Inazio Nieva, actor de la película, persona con parálisis cerebral, integrador social y divulgador.

La gente va a pensar 'si en esta película está bien que se hagan este tipo de chistes, yo puedo seguir haciéndolos'.

Artemisa Martínez Trabajadora social, divulgadora y mujer con discapacidad visual.

“La película muestra unas realidades que si no tienes una discapacidad jamás te planteas”, defiende Nievas. Además, asegura que uno de los aciertos es que huye de la infantilización, ya que muestra, entre otras cosas, cómo salen de fiesta o buscan trabajo, algo que la sociedad no suele esperar de este colectivo. A su vez, pide que, antes de emitir un juicio, la gente vea la película.

“Subnormal” o “tontito”

Ha sido el uso de palabras como “tullido”, “tontito”, “subnormal” o “cuerpo escombro” uno de los puntos centrales de la controversia. Ambos influencers temen que esto pueda “poner de moda” esos improperios. “Ya pasó con Campeones que la gente empezó a usar el nombre de forma despectiva y era una película con un enfoque mucho más cuidado. Ellos defienden que es en tono sarcástico, pero el público general se va a quedar con la idea de 'Jaja, mira los tullidos. Jaja'. La gente va a pensar 'si en esta película está bien que se hagan este tipo de chistes, yo puedo seguir haciéndolos'”. 

Si alguien se pone rojo, se ruboriza, por darse cuenta de cómo es la sociedad española, lo siento mucho

Juan Manuel Montilla, "El Langui" Actor y rapero

Otro de los actores de la película, Juan Manuel Montilla, conocido como El Langui, defiende que la película no es más que un retrato de la sociedad española. “Si alguien se ruboriza por darse cuenta de cómo es la sociedad española, lo siento mucho”. El lenguaje utilizado, insiste, trata de mostrar la forma de pensar de muchas personas en España: “Yo a día de hoy entro en un banco y hay gente que se santigua y que dice: 'pobrecito, está malito'”.

David Rodríguez, desde el otro lado del debate, apunta que uno de sus peores recuerdos de cuando era joven era ver cómo sus compañeros le imitaban al andar, y que el hecho de que sea el personaje principal quien se pasa toda la película fingiendo estos movimientos puede normalizar este comportamiento en los institutos. “Una persona que no tenga trato con una persona con discapacidad, que lo vea como una realidad lejana, no va a empatizar. La película les reforzará los tópicos”, apuntala Artemisa.

Un guion apoyado por el CERMI

Según datos del Observatorio de Ocupaciones, la tasa de empleo en 2022 de las personas con discapacidad en España fue de un 26,9%, 39,4 puntos por debajo que la de las personas sin discapacidad. Sin embargo, la película trata de hacer sátira con esta realidad. Se presenta a un personaje que, al ser visto como alguien con diversidad funcional, consigue trabajo inmediatamente. Esto, apuntan las voces críticas, puede llevar a una confusión en el espectador, que puede llegar a pensar que esta es la realidad. El filme también cuenta cómo, de un día para otro, Javi (Dani Rovira) tiene la casa adaptada. “Yo no veo una sátira. Yo veo una realidad inventada, súper alejada de lo que vive una persona con discapacidad”, explica Artemisa.

Desde la productora explican que el guion fue validado por el CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad). elDiario.es ha preguntado al organismo por esta afirmación, sin obtener respuesta. David Rodríguez opina que aquí es donde ha estado el supuesto “error”, ya que la sociedad tiene una forma de ver la discapacidad, un paradigma, que está obsoleto, y anima a buscar otra forma de contar “el relato” también en instituciones como el CERMI o la ONCE. “Más que normalizar la discapacidad lo que han hecho es sobreexponerla y utilizarla”, critica en relación al largometraje.

Por su parte, El Langui contrapone que la película no hace más que reproducir estereotipos y prejuicios que existen: “No podemos esconder cómo es la sociedad española”, sentencia.

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