La Policía apunta al posible “testimonio deshonesto” del padre Román en el caso de los abusos sexuales
“El testimonio prestado por Román M. V. (el padre Román), en lo relacionado con los presuntos hechos delictivos que se investigan, es altamente compatible con un testimonio deshonesto”. El juicio por el caso Romanones ha entrado en su fase final con la declaración de los responsables de la Unidad Central de Inteligencia Criminal de la Policía Nacional realizaron un análisis de conducta de los testimonios tanto del padre Román como de Daniel, la víctima que ha denunciado.
Respecto al testimonio de Daniel, los expertos de la Policía Nacional subrayaron que “el testimonio prestado respecto al hecho de haber sido víctima de unos abusos sexuales repetidos a lo largo de varios años cuando era menor de edad, fundamentalmente, a cargo del denunciado Román M.V., es altamente compatible con un testimonio honesto”.
Sobre el hecho de que Daniel siguiera frecuentando durante algún tiempo la parroquia, después de los abusos, los expertos señalan que “existe un vínculo emocional muy poderoso entre D. y Román M., vínculo formado principalmente gracias al poder de influencia de este último, mayor de edad, logrado a lo largo de varios años en los que la edad de D. le hacía especialmente vulnerable, y en los que se fueron produciendo comportamientos progresivamente de mayor intensidad emocional y física entre ambos”.
“La extensión de la denuncia de D. a otros miembros adultos de la comunidad referida durante las actuaciones judiciales por presuntos abusos sexuales y, por tanto, la implicación de éstos en los hechos denunciados, es altamente compatible con un testimonio honesto”, afirma la Policía Nacional, quien vuelve a abrir la hipótesis de que no solo pudiera haber sido el líder del grupo el causante único de los abusos denunciados.
“Ansiedad” y “hostilidad” en el sacerdote
En lo tocante a Román, los investigadores aducen que “la expresión emocional asociada a los diferentes momentos de la entrevista resulta en general incongruente con la situación concreta que está viviendo. Se aprecia ansiedad, compatible por supuesto con el hecho de haber sido acusado de la comisión de un presunto delito, pero se aprecia también hostilidad hacia el entrevistador, mientras que no se aprecia frustración o ira para enfrentarse a la situación que supone para él ser acusado de algo sobre lo que es absolutamente inocente”.
A preguntas del fiscal del caso, Francisco Hernández, han explicado que se mueven en el terreno de “hipótesis”, aunque el análisis conductual conlleva una “valoración psicóloga rigurosa”. Ambos han ratificado su informe y aunque han admitido que la víctima incurrió en algún error o contradicción en su declaración, lo justificaron “porque los recuerdos varían y son transformados a lo largo del tiempo”. Han afirmado también que no apreciaron simulación alguna en Daniel, todo lo contrario de lo advertido en el caso del padre Román.
Por contra, las dos forenses que exploraron físicamente al padre Román, han declarado que no pudieron “apreciar una pequeña mancha como tal”, con un contorno definido, en su miembro viril, como subrayó Daniel en los interrogatorios, aunque sí una “hiperpigmentación difusa” en toda la piel. “Eran zonas más oscuras en la piel, ni siquiera se apreciaba una mancha más oscura”, han señalado, si bien han reconocido, a preguntas del abogado del joven, que el color puede evolucionar con el tiempo.
El denunciante dijo también que el padre estaba circuncidado y tenía estrías. Sin embargo, los forenses han descartado la operación de fimosis.