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El policía acusado de torturas Billy el Niño estuvo cobrando premios del Estado hasta 1980

La hoja de servicios completa del policía franquista Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, revela que no solo fue premiado por la dictadura y no solo con las cinco medallas que se le conocen. Pese a ser un símbolo de la represión española, recibió dinero público extra y reconocimientos del Estado desde que entró en el cuerpo de policía en 1969 hasta el 1 de julio de 1980. En el expediente completo, hasta ahora secreto y que publica este martes íntegro eldiario.es (puedes consultarlo al final de esta información), se refleja que la trayectoria de González Pacheco está llena de honores y premios en metálico que le dio el Estado en dictadura, durante la transición y ya en democracia. El mismo policía ha recibido 36 querellas por tortura y maltrato.

El documento tiene una parte legible a la que consiguió acceder este medio (se puede consultar aquí), y una parte censurada, del 14 de febrero de 1977 hasta 1980, porque así la ha entregado la Dirección General de la Policía después de que el Consejo de Transparencia le haya conminado a liberar esa información. El organismo policial había iniciado una batalla legal con eldiario.es que ha durado meses y con la que quería evitar su publicación. Finalmente ha tenido que entregar el expediente, pero lo ha enviado prácticamente tachado en negro. Aún así, se ve claramente que el policía recibe “felicitaciones públicas” y premios por operaciones constantemente. El último reconocimiento del Estado a este activo del franquismo está fechada el 1 de julio de 1980, cuando recibe “felicitación pública, con otros, y premio de”. Lo demás es ilegible.

En los once años de servicio que figuran en su historial policial, Billy el Niño recibió cincuenta felicitaciones públicas (en solitario o junto a otros agentes) y fue recompensado cuarenta veces con “premios” en metálico que van desde las 2.000 pesetas por detener a “estudiantes revoltosos” en 1972 a las 20.000 pesetas por “desarticulación de aparato de propaganda del FRAP”, el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico, en 1975. Es la actuación por la que el policía recibió la mayor remuneración de las que figuran en la parte legible de su hoja de méritos.

Además de estos honores y dinero público, el 25 de septiembre de 1975 se asciende “por elección a este funcionario adelantando 500 puestos en el escalafón que le han sido reconocidos por méritos”. Dos años más tarde, ya en la transición y con la desaparición de la Brigada Político Social en la que cometió las tropelías denunciadas, es integrado como “Jefe de Grupo de la Brigada de Operaciones de la Comisaría General de Información”, como consta en su expediente. Unos meses más tarde “se dispone el ascenso escalafonal de mil puestos”. Abandonó el servicio en los años 80 para pasar a trabajar como jefe de seguridad en empresas privadas.

A todos estos reconocimientos sucesivos hay que sumarles las cuatro medallas policiales que se le han concedido (1972, 1977, 1980, 1982), que le han reportado un aumento de su pensión del 50%, y que también figuran en este expediente. Además, tal y como publicó este lunes eldiario.es, tiene una quinta medalla, hasta ahora desconocida, que le entregó el Ejército en 1977 y que figura también en su hoja de servicios.

Las víctimas de Billy el Niño

Los “méritos” policiales del exagente Antonio González Pacheco que constan en su brillante hoja de servicios tienen una cara B mucho más turbia en las denuncias públicas y judiciales de sus víctimas. Por ejemplo, a Rosa García Alcón, que militaba en la Federación Universitaria Democrática Española (FUDE), la metió en los calabozos de la Brigada Político Social en 1975, cuando tenía en su poder ya una medalla policial, 17 felicitaciones públicas y 14 premios en metálico: “Me llamaba puta, guarra, disfrutaba imponiendo el terror. No recuerdo que me preguntara nada, solo que me pegaba como un loco”. Rosa lo denunció.

Chato Galante sufrió las tácticas predilectas del policía, como el 'pasillo’, el 'repasito’, colgamiento de una barra, el 'saco de golpes’ o la 'bañera’. Era febrero del 71, y él tenía 22 años. “Imaginar que en la sala de interrogatorios estaba sentada mi familia era la única forma de aguantar los golpes de Billy el Niño”, relataba a este medio. Roser Rius, Enrique del Olmo, Jesús Rodríguez, Esteban Cabal y Francisco Javier Maestro, militantes antifascistas, fueron detenidos entre los años 1971 y 1977 y sometidos a todo tipo de violencias cuando tenía ya en su poder dos medallas policiales y la del Ejército. Son los últimos en denunciar al exagente en una querella conjunta por torturas. De momento, ninguna de las denuncias contra el expolicía ha prosperado, ya que los tribunales consideran que los hechos han prescrito, y solo un juzgado ha admitido a trámite una de ellas. Tampoco se ha extraditado a Billy el Niño como pidió la jueza argentina María Servini, que instruye una causa contra el franquismo en aquel país, ya que la Audiencia Nacional alegó también que los delitos habían prescrito y que no se podían calificar como delitos de lesa humanidad.