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Conrado se salva de la deportación gracias al comandante del vuelo

Conrado Semedo, leonés de 34 años, fue condenado a tres años de cárcel. Tras cumplir su pena, la Justicia le expulsa a un país que no conoce y del que ni siquiera habla su idioma.

Elena Cabrera

El pasado 21 de febrero la policía trasladó a Conrado Semedo al aeropuerto de Barajas con la intención de deportarle en un vuelo regular a Cabo Verde, como informó eldiario.es ese mismo día. La resistencia de Conrado, en plena pista del aeropuerto, junto al avión, evitó la deportación.

Conrado nació en la ciudad leonesa de Bembibre hace 34 años. Sus padres procedían de Cabo Verde y habían estado viviendo en Portugal hasta el día antes del parto. La madre, tal y como fue aconsejada, inscribió el nacimiento en el consulado de Cabo Verde, lo que motivó que Conrado no fuera español. A pesar de este hecho administrativo, Conrado “es español”, asegura su madre, Tina Robalo. Sólo habla español, estudió en un colegio y en un instituto de Bembibre, su vida está hecha aquí. Es un joven berciano con poca suerte a la hora de conseguir un trabajo estable, como muchos otros.

Semedo cometió un delito de narcotráfico por el que fue condenado a tres años de prisión. Cumplió su pena, salió de la cárcel e inmediatamente fue detenido de nuevo y dirigido al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), del que salió, escoltado por la policía, con un billete de avión a Praia, Cabo Verde. El juez consideró que dejar que siguiera con su vida aquí era “un peligro para España”, según su abogada.

Esposado con bridas

El siguiente relato de lo sucedido el viernes 21 de febrero a su llegada a Barajas lo hace Conrado en la mañana del lunes 24 a una cooperante de la organización SOS Racismo, en una visita al Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche, en Madrid. Esta persona señala que Conrado tenía marcas y magulladuras en las muñecas. Conrado revela a esta persona que la policía “le trató mal”. Le ataron con bridas los pies y las manos y le colocaron un arnés en el pecho para mantener separados los brazos. Permaneció tranquilo y sin ningún gesto de resistencia durante el trayecto. Fue trasladado en un coche por las pistas del aeropuerto hasta alcanzar el avión, cargado de pasajeros, que le esperaba para despegar.

Activistas de SOS Racismo habían repartido octavillas a la tripulación y a los pasajeros informando de la introducción del leonés en el avión, probablemente “en algún lugar lejos de las miradas del resto del pasaje”. Casualmente, entre los pasajeros que estaban realizando la facturación, apareció un antiguo amigo de la infancia de Conrado. Gran parte del pasaje se enteraba así de lo que estaba por suceder.

El texto de la ONG también advertía, premonitoriamente: “No duden de que [los policías] aplicarán la fuerza contra él si trata de comunicar su presencia”. No fue hasta que Conrado se aseguró de la presencia cercana de alguien civil, en este caso una azafata que esperaba junto a la puerta de la cabina, cuando se tiró al suelo junto al coche para evitar que le metieran en el avión.

Conrado es un hombre de constitución fuerte, corpulento, según muestran sus fotografías. En la visita de la mañana del lunes, Conrado relata que un policía le puso la rodilla contra sus genitales y, de la presión, también le rompieron la brida de los pies. Además, cogieron una cazadora y se la pusieron sobre la cabeza, tapándole la cara.

La azafata, testigo de esta resistencia, avisó al comandante del vuelo y fue este quien se negó a despegar. Según el protocolo del Ministerio del Interior, el comandante está en su derecho de no emprender el vuelo al ser informado de que hay una deportación entre el pasaje.

Informes médicos

A pesar de que Conrado tiene dolor en el cuello y en los hombros y marcas en las muñecas, fue examinado por un médico de la policía, que dictaminó que no tenía signos de violencia. No obstante, una vez de vuelta al CIE, donde Semedo fue trasladado posteriormente, pidió un segundo examen médico. Éste podrá ser cotejado con otro que solicitó antes de abandonar las instalaciones policiales, en previsión de que algo así pudiera ocurrir. La abogada de Semedo ha adelantado que interpondrá una denuncia por el trato que ha recibido.

Mientras tanto, Semedo continuará en el CIE a la espera de otro billete de avión como el que le llegó el mismo día de su cumpleaños, para un país cuya lengua no conoce y en el que sólo estuvo en una ocasión, de niño. Un país africano donde no tiene familia ni conocidos y le espera un futuro incierto. El 29 de junio tendrá lugar un juicio por la vía contencioso-administrativa que no servirá para dirimir la deportación, pero que sí puede cancelar la orden que impuso el juez de no poder regresar a España en un periodo de cinco años.

Air Europa traslada deportados

La Coordinadora de la Campaña Estatal contra los CIE viene documentando y alertando de los vuelos masivos de repatriación de inmigrantes hacia Senegal y Nigeria, que también se han extendido a otros destinos como Ecuador y Colombia. Según indican, la compañía que habitualmente fleta los aviones es Air Europa, “gracias a un acuerdo de casi 12 millones de euros con el Estado español”.

Los participantes de esta coordinadora estatal, contactando con personas que han viajado en estos vuelos, han documentado “el uso de esposas metálicas” y “la paliza policial sistemática a quienes tratan de resistirse pasivamente a la expulsión”. También denuncian que estas expulsiones son consecuencia de “redadas e identificaciones racistas”.

Este martes 25 de febrero esa misma plataforma ha sabido de la existencia de un vuelo de deportación masiva que saldrá de Madrid a las siete de la tarde con destino a Colombia y Santo Domingo, aunque desconocen si será un avión militar o un vuelo fletado por una compañía aérea.

El pasado 13 de febrero salió de Barajas un vuelo hacia Dakar de estas mismas características. Según la Campaña por el Cierre de los CIE, los vuelos a Senegal se están realizando aproximadamente cada dos meses.

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