La alteración del clima es una sangría económica constante. La crisis climática ha seguido cobrándose una altísima factura humana y económica en 2020. Los eventos meteorológicos extremos, los incendios forestales salvajes e incluso plagas de insectos asociadas al calentamiento global del planeta han producido, además del daño a personas, miles de millones de euros de pérdidas económicas en todo el mundo: solo los diez episodios más destructivos han sumado 145.000 millones de dólares (120.000 millones de euros), según calcula la organización Christian Aid.
Esta es solo la lista de los reveses “financieramente más devastadores”, advierten en la ONG que ha tenido en cuenta, además, “solo las pérdidas de bienes asegurados” por lo que “la cifra real es posiblemente mucho más alta”. “Ya sea con inundaciones, tormentas o nubes de langostas, el cambio climático ha seguido desencadenándose este año”, resume la autora del estudio, Katherine Kramer.
El estudio hace una aproximación de las consecuencias de destrucción económica que diversos eventos extremos asociados al cambio climático han supuesto a lo largo de 2020. Sin embargo, los propios autores avisan de que “los costes económicos son habitualmente más altos en los países más ricos porque tienen propiedades más valiosas”, pero que “algunos de estos episodios han golpeado en los países más pobres, aunque la etiqueta del precio [de los bienes destruidos] sea más baja”.
El peor
¿Qué episodio desencadenado por la crisis del clima ha sido más costoso? El prisma desde donde se mire cambia la respuesta. Este año se han producido fenómenos rápidos y muy dañinos como los huracanes en el área del Caribe, Centroamérica y parte de EEUU que han costado al menos 4.100 millones de dólares y han obligado a desplazarse a más de 200.000 personas. ha sido una temporada con más huracanes que nunca y de gran intensidad. El ciclón Amphan asoló la golfo de Bengala en mayo con 4,9 millones de desplazados y un coste económico asociado de 13.000 millones de dólares.
Si los huracanes golpean muy violentamente durante unos días, en otras ocasiones, los efectos del calentamiento antinatural del planeta causan episodios extremos, pero prolongados: “Se desarrollan a lo largo de meses”, explican estos analistas. Entre esa variante incluyen en 2020 las inundaciones en Asia. De junio a octubre pasados, las avenidas en China han costado 32.000 millones de dólares y desplazado 3,7 millones de ciudadanos (además de 278 muertes directas). En esa misma temporada, las inundaciones de la India dejaron una devastación de 10.000 millones, cuatro millones de personas fuera de su hogar y más de 2.000 vidas perdidas.
También en este ránking destructivo se han localizado Inundaciones en Japón, Vietnam o Pakistán. Sudán del Sur padeció sus peores inundaciones y perdió la cosecha de todo un año.
Europa no se salva
Ninguna parte del mundo se libra. En Europa, este mismo año se han registrado varios huracanes extratropicales. Los que han costado más fueron las tormentas llamadas Clara y Álex cuyos daños combinados casi llegan a 6.000 millones de dólares. “y son solo un ejemplo de una tendencia por la que eventos extremos meteorológicos ocurren regularmente en Europa”.
Si en febrero Clara golpeó sobre todo en Irlanda y el Reino Unido, en octubre, Alex atacó más a Europa del sur. En el Piamonte italiano se registraron 630 mm de lluvia en 24 horas. La tormenta puso en alerta a ocho comunidades autónomas en España por lluvia, viento y mala mar. Esta tormenta ha sido la primera “borrasca de gran impacto” de esta temporada –que es diferente a la época de huracanes que se forman en el Caribe atlántico y que, en ocasiones, están alcanzando latitudes tan al este como para tocar España– en las que se contabilizan cinco, según los registros de la Agencia Estatal de Meteorología. La más reciente fue Ernest que provocó avisos naranjas por sus vientos y rojos por fenómenos costeros.
Los fuegos
Los incendios forestales en Australia comenzaron al final de 2019, pero se alargaron en el tiempo hasta abrasar 18 millones de hectáreas de bosque. Las llamas destruyeron miles de edificios, mataron 1.000 millones de animales salvajes y 34 personas. El humo viajó miles de kilómetros para afectar a la población de Sídney, Melbourne y Camberra. “Solo el coste en atención médica por culpa de ese humo sumó más de 1.400 millones de dólares”, han calculado en este trabajo. Los fuegos de este 2020 han supuesto pérdidas de más de 3.600 millones.
Meses después, docenas de incendios en la costa oeste de EEUU, se extendieron desde California a Washington y Oregón además de Colorado y Arizona, devastaron 3,2 millones de hectáreas. Murieron 42 personas y el quebranto económico ha ascendido a 20.000 millones de euros, según las estimaciones de Christian Aid. “Las sequías y el ascenso de las temperaturas que conlleva el cambio climático contribuyen a la severidad de los incendios forestales”, recuerdan los autores del análisis. El grupo científico World Weather Attribution explica que “el cambio climático aumenta en un 30% el riesgo de que se desencadenen incendios”.
Nubes de langostas
Tras una temporada inusual de lluvias, varios países del este de África padecieron el ataque de una plaga de langostas en los primeros meses de 2020. Los insectos aparecieron en Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia y Uganda.
Los enjambres de saltamontes destruyeron vastas áreas de bosque, pastos y cultivos lo que puso en peligro la alimentación de las poblaciones. Fue el peor brote en 25 años en la región. El Banco Mundial calculó que la pérdida de cultivos y “otros impactos económicos, humanos y medioambientales” alcanzó los 8.500 millones de dólares.
“El cambio climático y los fenómenos extremos fueron factores relevantes del brote”, según explicó la FAO. Las langostas son una fase de algunas especies de saltamontes que cambian morfológica y conductualmente bajo ciertas circunstancias, y medran en ambientes húmedos por lo que las plagas surgen tras inundaciones y ciclones. El Cuerno de África tuvo ocho durante 2019, abonando el terreno para la multiplicación de estos insectos.
Este listado funesto que combina crisis climática e impacto económico lo completan la inusual ola de calor que ha soportado Siberia, el tifón que atravesó Filipinas o lo fuegos de agosto a noviembre localizados en Suramérica. Nadie escapa.