La semana pasada China confirmó el primer caso de infección por un nuevo virus de gripe aviar, el H7N4. Este virus es uno de los poco más de 4.500 que se han podido identificar y de los que tan solo 263 pueden afectar a los humanos. Sin embargo, la cifra real de virus que habitan nuestro planeta es mucho mayor y podría superar el millón y medio según un equipo internacional de científicos. Ahora, estos investigadores se han reunido para tratar de luchar contra esta amenaza oculta y han presentado un proyecto para “ayudar a identificar la mayor parte de esta amenaza viral” y proporcionar datos que les permitan luchar contra futuras pandemias. “Esperamos que este proyecto sea el comienzo del fin de la era pandémica”, asegura a eldiario.es uno de los líderes del proyecto, el presidente de la organización EcoHealth Alliance, Peter Daszak.
“Aún no conocemos muy bien a nuestro enemigo”, aseguran los investigadores en un artículo publicado este miércoles en la revista Science. Según este selecto grupo de científicos, que incluye a varios de los investigadores más reconocidos a nivel mundial en el ámbito de la virología, “nuestra poca comprensión de la diversidad y la ecología de las amenazas virales y de los factores que impulsan su aparición limita nuestra capacidad para luchar contra las enfermedades emergentes”.
Además, los investigadores recuerdan que “la tasa de propagación viral en las personas se está acelerando” y que se está produciendo “un aumento del riesgo pandémico y un crecimiento exponencial de sus impactos económicos”. “Las pandemias están surgiendo con mayor frecuencia y se están extendiendo más rápidamente a través de nuestras redes globalizadas de comercio y viajes”, explica Daszak.
Para luchar contra esta amenaza, los científicos han desarrollado el Global Virome Project (GVP), una iniciativa promovida por la Agencia Para el Desarrollo Internacional de EEUU (USAID) con el apoyo de varias organizaciones nacionales e internacionales y que está destinada a reducir el riesgo de futuros brotes virales en los próximos 10 años. El objetivo del proyecto es identificar y catalogar las aproximadamente 1,6 millones de especies víricas aún por descubrir que residen en mamíferos y aves, de las que entre 631.000 y 827.000 podrían tener la capacidad de infectar a los humanos.
“Esta iniciativa puede suponer un cambio importante en el campo de la virología y para nuestra capacidad de reacción ante las nuevas amenazas que provengan de virus zoonóticos”, explica a eldiario.es Miguel Ángel Jiménez, investigador del Centro de Investigación en Sanidad Animal. “La información que vamos a tener dentro de 10 años gracias a este proyecto va a ser enorme y servirá para mejorar las herramientas con las que evaluar la dinámica de los virus que nos pueden afectar”.
Vulnerabilidad ante enfermedades emergentes
Los investigadores aseguran que los brotes víricos ponen de relieve la vulnerabilidad mundial a las enfermedades emergentes, ya que las herramientas que se utilizan para luchar contra estos brotes “a menudo son ineficaces, porque el desarrollo de las contramedidas es superado por la velocidad de aparición y propagación de los nuevos virus”.
“Cada vez que surge una nueva enfermedad, esperamos que los científicos desarrollen vacunas y medicamentos para detenerla, pero cuando esto sucede, ya tenemos otras dos enfermedades nuevas que nos afectan”, explica Daszak. “El GVP es un esfuerzo por romper este ciclo descubriendo exactamente qué virus hay en el planeta e identificando los que tienen potencial para infectar a las personas y prevenir la próxima pandemia antes de que surja”.
Sin embargo, uno de los grandes desafíos de la virología es predecir la virulencia a partir de los datos de secuenciación de un virus. “El punto realmente clave en este proyecto es si realmente será útil para predecir los próximos brotes de virus emergentes”, asegura Jiménez. “Habrá que traducir la información de estos nuevos virus en información funcional, es decir, saber de todos esos virus cuántos nos pueden afectar y ahí no se ha avanzado mucho”.
Un proyecto piloto descubrió 1.000 nuevo virus
El GVP no es la primera iniciativa destinada a mejorar nuestra lucha contra los virus emergentes. Desde 2009, la USAID ha llevado a cabo un proyecto piloto a gran escala sobre amenazas pandémicas emergentes llamado PREDICT y que se ha desarrollado en más de 35 países durante 8 años. Hasta la fecha, este programa ha descubierto más de 1.000 virus que eran desconocidos, incluidos algunos implicados en brotes recientes, como el BASV, que provocó un brote de fiebre hemorragica en la República Democrática del Congo.
Sin embargo, “esto aún no se ha traducido en una mayor predictibilidad de brotes de enfermedad, ni se espera que ello ocurra próximamente”, afirma Jiménez. “Descubrir cientos de miles de virus está al alcance del proyecto, pero de ahí a extraer la información necesaria para saber cuáles presentan un mayor riesgo hay un salto importante”.
Sobre esta cuestión, Daszak asegura que están trabajando en varios enfoques para tartar de predecir la viurlencia de los nuevos patógenos, pero insiste en que necesitan más datos para continuar el trabajo y ése es el objetivo del proyecto. “Una vez que el GVP comience a ofrecer datos sobre nuevos patógenos, podremos refinar nuestros modelos y estrategias de evaluación de riesgos para conocer realmente qué virus son los más amenazantes”.
Un proyecto milmillonario
Además de los problemas tecnológicos, el GVP también presenta un desafío importante con respecto a la financiación. El proyecto PREDICT tuvo un coste de unos 170 millones de dólares, pero el salto de escala con respecto a este programa piloto será importante y los responsables del nuevo proyecto han estimado que “el descubrimiento de todas las amenazas virales y la caracterización de su riesgo de propagación” tendría un coste de más de 7 mil millones de dólares.
Aún así, los científicos recuerdan que lo que realmente aumentaría el coste sería la búsqueda de los virus más raros, debido a la cantidad de muestras necesarias para encontrarlos. Sin embargo, estos virus tan raros no suponen una amenaza tan grande, por lo que estiman que el coste de identificación de los más abundantes sería de unos 1.200 millones de dólares. Un precio que los investigadores consideran razonable, si se tiene el alto coste de un solo evento epidémico.
La última gran epidemia de ébola, que se declaró oficialmente en 2014, dejó más de 11.300 muertos y más de 28.000 afectados. De acuerdo con las estimaciones del Banco Mundial, solo en los tres principales países afectados (Liberia, Sierra Leona y Guinea) las pérdidas totales relacionadas con la epidemia alcanzaron los 2.200 millones de dólares en 2015, mientras que el coste de la recuperación durante el periodo 2015-2017 se estima más de 4.500 millones.
“O hacemos un esfuerzo concertado en los próximos 10 años para descubrir estos virus a través de un GVP colaborativo internacional, o podemos descubrirlos de la manera difícil, dejando que surjan entre la población, causando muertes y daños económicos”, concluye Daszak.