Un ciberdelincuente roba fotos íntimas a la actriz Bella Thorne y ella desactiva la sextorsión publicándolas en sus redes
“Publico esto porque es mi decisión: ahora vas a entender por qué no vas a sacar nada más de mí”, ha escrito en sus redes sociales Bella Thorne, actriz y cantante estadounidense. Alguien la hackeó, le robó fotos y vídeos íntimos e intentó chantajearla este fin de semana para obtener dinero a cambio de no colgar las imágenes en Internet. Tras 24 horas de dilema, Thorne ha actuado como aconsejan todos los expertos: erradicando cualquier poder que el ciberdelincuente pudiera tener sobre ella.
La actriz, de 21 años y muy popular en EEUU por su trabajo en series destinadas a adolescentes, tomó la determinación de publicar las imágenes ella misma, en su propia cuenta de Twitter. “Aquí están las fotos con las que él ha estado amenazándome”, ha escrito Thorne: “Podré dormir mejor esta noche sabiendo que he retomado el poder. No puedes controlar mi vida y nunca podrás”.
El chantaje que ha sufrido Thorne se denomina sextorsión y es un delito informático habitual. Defenderse de él, una vez que se tienen pruebas de que el ciberdelincuente ha accedido a contenido privado, requiere un paso a la acción. “Hay que hacerlo público en Facebook o en las redes sociales que más utilices y donde te han amenazado con difundirlo”, explicó a eldiario.es Silvia Barrera, directora del grupo de investigación en redes sociales de la Policía Nacional durante cinco años, hoy en excedencia.
“Es duro, pero si los contenidos se publican sin ese aviso, el grado de exposición y de vejación va a ser mucho mayor. Lo suyo es avisar a tu entorno para que esté pendiente y hacer una captura de los contenidos antes de que se retiren”, resumió la experta en una información de este medio dedicada a la sextorsión, que sufren principalmente las mujeres. Según su experiencia, “estos casos acaban siempre con publicación del contenido” de una forma u otra.
“No contestar, no pagar y denunciarlo cuanto antes”
Antes incluso de contarlo hay que acudir a la Policía. “No contestar, no pagar y denunciarlo cuanto antes” es la primera recomendación de Barrera cuando se sufre una sextorsión.
La exinspectora explica que detrás de este tipo de chantajes siempre hay, por norma general, delincuentes que pretenden sacar el máximo dinero posible a su víctima. Tras ponerse en contacto, estudiarán su perfil personal para saber a qué cifra pueden aspirar. “Una vez que comprueban que puedes tener una determinada solvencia económica, empiezan con una pequeña suma, a lo mejor de mil euros. Tras pagar, fingirán que te dejan en paz. Pero te volverán a contactar, quizá en 15 días o una semana y volverán a exigirte otro pago”, expone.
Los extorsionadores intentarán exprimir la desesperación de su víctima el máximo tiempo posible. “A ellos les da igual el daño que causen, buscan dinero. Van dilatando la exigencia de los pagos pero nunca cesan. Tiran y tiran para sacar todo lo que puedan, hasta que no puedas más. Nunca van a desaparecer”, continúa Barrera.
El miedo al qué dirán, el mejor refugio de los ciberdelincuentes
El mejor refugio de los ciberdelincuentes en estos casos es el silencio de la víctima por el miedo al qué dirán. Por ello, el mejor ataque es contarlo. “Lo primero que hay que hacer es contarlo a tu círculo cercano, incluidas las personas que puedan verse afectadas por la publicación de los contenidos. Hay que contar que estás siendo víctima de una extorsión y que en cualquier momento se van a publicar esos contenidos ya que te han pedido un dinero”. Después, llega el paso de hacerlo público en las redes.
Según los datos de la Policía Nacional, hasta un 70% de estos delitos no se denuncian. La posibilidad de ver sus fotos o vídeos íntimos publicados en las redes sociales sigue llevando a una mayoría de las víctimas a intentar llegar a un acuerdo con los extorsionadores y pagar lo que piden. Justo el motivo que provoca que la incidencia de este delito no disminuya.
El Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) cuenta con una Oficina de Seguridad del Internauta con un teléfono de ayuda gratuito donde recibir asesoramiento sobre cómo actuar ante este tipo de problemas. También dispone de guías para asegurar la privacidad de la navegación o con recursos formativos para, por ejemplo, aprender a diferenciar a un hacker de un ciberdelincuente.