Familia, cargo y ningún hombre feminista: así se definen los 350 candidatos al Congreso con cuenta de Twitter
Twitter no es la red social que más usuarios acumula en España; solo un 40,9% de los españoles que se conectaron a Internet en el último mes entraron a esta red social, por el 80% que sí usaron Facebook o el 93% de WhatsApp. Pero Twitter sí es la red social que de manera más relevante concentra las conversaciones de representantes políticos, organizaciones sociales, periodistas, académicos o cuentas institucionales. De los 384 candidatos a los que el CIS dio posibilidades de entrar en el hemiciclo en la horquilla más alta para cada partido, solo 51 no tienen cuenta en esta red social.
En este escaparate, ¿cómo se presentan en Twitter los candidatos con más posibilidades de entrar en el Congreso de los diputados tras las elecciones?
Para analizar cómo se definen, eldiario.es utilizó una base de datos proporcionada por David Álvarez, analista político experto en Social Media. Tras contrastar sus datos y sumar 17 candidatos más para llegar a la cifra redonda de 350 (paralela a los 350 escaños del Congreso) se puede extraer información tanto cualitativa como cuatitativa sobre cómo se comportan los políticos españoles en Twitter. De esta forma, se comprueba que el candidato más tuiteador es un recién llegado a la política, Daniel Lacalle (PP), con más de 140.000 publicaciones acumuladas en su vida previa como economista. Con semejante cifra, el economista queda encuadrado en un grupo de cuatro usuarios masivos de esta red social que se sitúan a mucha distancia del resto y que incluye a Edita Olaizola (Pacma), Jaime de Olano (PP) y Laura Borràs (JxCat).
“Entre los políticos españoles se pueden ver varias maneras de moverse en Twitter”, explica Álvarez en conversación con eldiario.es. “A mí me llaman mucho la atención los que yo llamo políticos soldado, a los que les dan determinadas instrucciones y están todo el día difundiendo contenidos. Cuando se ve una lista de políticos con más actividad en Twitter, lo interesante es fijarse en qué porcentaje de esos tuits los han creado ellos, y qué porcentaje los han compartido de otros”.
Jaime de Olano, candidato del PP por Lugo, es solo el principal exponente de una manera de utilizar Twitter más general entre los políticos del partido: “El PP va muy en plan ejército, por decirlo de alguna manera”. “Ciudadanos, por otro lado, ahora ha bajado un poco, cuando en Twitter antes eran más activos, mientras que Podemos va un poco con el contexto de cómo está el partido, no hay tanta organización interna, no hay ningún patrón establecido”, continúa.
Si se acude al ranking por número de seguidores aparecen los principales cabezas de lista, aunque hay diferencias entre ellos. La izquierda lleva la delantera. El referente en este sentido sigue siendo Pablo Iglesias, que con más de dos millones de seguidores dobla a sus tres máximos rivales en este campo, Albert Rivera, Alberto Garzón y Pedro Sánchez, que tienen en torno a un millón cada uno. Pablo Casado, con unos 230.000, es el popular que mejor puntúa en ese sentido, pero a bastante distancia de los otros líderes.
Escapando de los números, se pueden rastrear las bios que los 350 candidatos del Congreso tuitero escogen para describirse a sí mismos. Tienen poco espacio, ya que Twitter solo les da 160 caracteres, unas 20-25 palabras, por lo que deben hacer un ejercicio de concisión y escogerlas con cuidado. Analizando estas autobiografías, se aprecia que los políticos españoles prefieren no dar demasiados detalles de su ideología en su presentación ante el resto de usuarios. Apenas emplean palabras como “progresista” (solo se repite dos veces en todas sus biografías), “liberal” (cuatro, aunque otros cuatro mencionan “liberalismo”), conservador (cero) o europeísta (dos). La etiqueta que se lleva la palma es “socialista” (38), un término que está ligado fundamentalmente a la pertenencia el PSOE.
La definición ideológica no ligada a ningún partido concreto más repetida es “feminista”, que aparece en 15 de las 350 bios, aunque empleada siempre por candidatas. No hay ningún candidato que se autodefina como “feminista” en Twitter. Ocho candidatos recuerdan que son “españoles”, todos del PP y Vox. Las dos menciones a “patria” también se encuentran en candidatos del partido de extrema derecha.
Al contrario, los políticos españoles prefieren delegar esa presentación ideológica haciendo alusión al partido al que pertenecen. “La autodefinición va muy relacionada con su zona geográfica y con su organización política. Gran parte de las cuentas son de candidatos locales que se deben a una vida política más regional, por lo que es normal que recurran a los lugares que representan. En cambio, llama la atención que muchos tiren por la parte más familiar”, recuerda Álvarez. El análisis de eldiario.es confirma la impresión del experto: “madre” (21 veces, duodécima palabra más repetida en todas las biografías) y “padre” (13) están entre las expresiones preferidas por los candidatos. Otros nueve utilizan otras fórmulas para mencionar a sus hijos y siete hacen referencia al concepto “familia”.
Predilección por los cargos
En las autopresentaciones de los 350 candidatos al Congreso con cuenta de Twitter destaca la predilección por mencionar el cargo que ocupan. Hasta 44 de ellos recuerda que son “portavoz” de su partido en alguna materia, la tercera palabra que más repiten después de “Congreso” y “PSOE” (que es el partido más mencionado, lo que es normal si se tiene en cuenta el mayor peso estadístico en la muestra de candidatos que le otorgan las encuestas). A “portavoz” le sigue de cerca “secretario” (aparece 42 veces, por las 18 de “secretaria”) y continúa por una larga cola de presidentes (19), vicesecretarios (13), vicepresidentes (7), responsables (5), viceportavoz (1) e incluso un “alcalde-presidente”.
Muchos de los que cuentan con una carrera profesional al margen de la política también lo señalan en las descripciones que hacen de sí mismos. 29 de los candidatos especifican que son abogados o abogadas, 27 son profesores, nueve señalan alguna otra vinculación con la universidad, once son economistas y nueve, periodistas. Cinco son arquitectos y otros tantos mencionan de alguna forma la carrera de Medicina.
Para seguir lo que todos ellos tuitean, Álvarez los ha juntado en una lista que va por los 572 candidatos. Sus publicaciones en Twitter también pueden seguirse de manera dinámica a través de aplicaciones como un muro social. En plena campaña electoral, los comentarios de contenido personal han bajado en detrimento de la propaganda y el ruego del voto. En cualquier caso, el experto señala que ha habido un cambio claro respecto a hace tres o cuatro años: “Se meten en menos broncas”.
“Es algo que va un poco en la condición de la persona, hay políticos que son muy agresivos y se comportan de la misma forma en Twitter. Pero también es cierto que se ha corregido un poco el desmadre de los años 2012 o 2013, cuando había un buen número de ellos que estaban constantemente trolleando”, rememora. “Recuerdo por ejemplo a Carlos Martínez Gorriarán, un diputado de UPyD, que estaba constantemente discutiendo. Ahora, la proporción de políticos que van a la gresca es mucho menor que antes, han echado el freno, o les han echado el freno desde sus organizaciones”.
Lo explica en su propia biografía en Twitter Pau Marí-Klose, candidato del PSOE por Zaragoza: “Discutí aquí con vehemencia y sarcasmo. Ahora más domesticado”. Álvarez lo justifica en el conocimiento que ahora tienen todos los políticos de que algo que pase en Twitter va a tener un calado automático en los medios de comunicación, dada la gran presencia de periodistas en esta red social. Ahora son los partidos los que controlan desde sus cuentas oficiales el nivel de violencia dialéctica que emplean. Mientras que las broncas personales de los candidatos han bajado, se ha hecho habitual que los perfiles de sus organizaciones, que antes se centraban en contenidos más institucionales, pasen al ataque y se mofen con memes, montajes y comentarios irónicos de sus rivales políticos. En 2019 la política intenta no dejar nada al azar, y mucho menos en las redes sociales.