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Estafador, filántropo, neurodivergente: las mil caras de Sam Bankman-Fried, el magnate cripto que irá 25 años a prisión

El cofundador de FTX y el niño prodigio del mundo de las criptomonedas, Sam Bankman-Fried, en una fotografía de archivo.

Carlos del Castillo

1 de abril de 2024 22:53 h

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“Él sabía que lo que hacía estaba mal. Sabía que era un delito”. “Existe el riesgo de que este hombre esté en condiciones de hacer algo muy malo en el futuro”. “Cuando no mentía descaradamente, a menudo se mostraba evasivo y esquivo. Nunca he visto una actuación igual”. “La sentencia de hoy evitará que el acusado vuelva a cometer fraude y es un mensaje importante para otros que puedan verse tentados a cometer delitos financieros de que la justicia será rápida y las consecuencias serán severas”.

Con expresiones como estas, el juez Lewis A. Kaplan, del Tribunal Federal de Distrito de Manhattan, dictaba una sentencia de 25 años de prisión para Sam Bankman-Fried, cofundador de la bolsa de criptomonedas FTX. Una plataforma que quebró de la noche a la mañana en noviembre de 2022, haciendo desaparecer 10.000 millones de dólares de sus inversores y arrastrando a medio sector cripto en su caída.

Bankman-Fried ha sido condenado por siete delitos, como fraude o lavado de dinero, y se le considera responsable directo de estafar unos 8.000 millones a los clientes de FTX que se destinaron a financiar otras startups, campañas políticas de candidatos demócratas y republicanos y donaciones benéficas. El joven de 32 años, que un día fue considerado el “niño prodigio de las criptomonedas” por Bloomberg, se enfrentaba a una pena máxima de 100 años de prisión. La Fiscalía pedía 50 años de cárcel. Su defensa, seis años y medio.

Tras conocer la sentencia, Bankman-Fried pidió perdón a los afectados por la bancarrota de FTX y afirmó “lamentar lo ocurrido”: “Me persigue cada día de mi vida”, había afirmado antes de escuchar la sentencia. “Lamenta haber hecho una apuesta muy mala sobre la probabilidad de que le pillaran”, espetó luego el juez Kaplan.

El joven “raro” que engañó a todos

La sentencia a 25 años de cárcel —que podrían aumentar en un futuro, ya que Bankman-Fried tiene aún cargos pendientes por intentar sobornar al Gobierno de Bahamas, donde FTX tenía su sede— cierra la historia oficial de un joven que en 2022 se estaba convirtiendo en una de las mayores estrellas mundiales. “En un mundo cripto plagado de estafas, hedonismo y codicia, Bankman-Fried aporta una visión más amable y con mayor impacto, alumbrada por la nueva tecnología”, escribió de él la revista Time en mayo de aquel año.

A finales de 2021 pocos fuera del mundo cripto sabían quién era. Para el febrero siguiente el joven estaba teniendo citas con personas como Anna Wintour, directora de Vogue e inspiración del personaje de Meryl Streep en la película El diablo viste de Prada, para que asistiera a la Gala del Met. “Tres días antes, Sam había embarcado en un avión privado en las Bahamas con destino a Los Ángeles, sin más equipaje que su ordenador portátil y una muda. Desde entonces, había tomado un brunch con Shaquille O' Neal y cenado con las Kardashian, y había visto la Super Bowl con el propietario de [la franquicia de fútbol americano de] Los Angeles Rams. Había charlado con Hillary Clinton y Orlando Bloom. Había asistido a cuatro fiestas y se había reunido con emprendedores que querían que comprara sus empresas, y también con el CEO de Goldman Sachs, que estaba ansioso por conocerlo mejor”.

El fragmento es parte de la primera biografía del magnate cripto caído en desgracia, Hacia el infinito. Ascenso y caída de Sam Bankman-Fried, fundador de FTX (Editorial Deusto). Está firmada por el periodista y escritor Michael Lewis, autor de otros éxitos como Moneyball. Un libro que muestra las múltiples caras del personaje, que Lewis empezó a escribir cuando el popular criptomillonario estaba en la cresta de la ola y que narra en directo su descenso a los infiernos.

La primera parte del libro se centra en describir la poliédrica personalidad del joven. El escritor hace una metáfora con su cabello: “La gente que intentaba describir el pelo de Sam se rendía y decía que era «afro», pero no es afro. No es más que una maraña, y, como todo lo que tiene que ver con la presencia de Sam, no parecía tanto deberse a una decisión como a la decisión de no tomar una decisión”.

Más tarde, tras una entrevista en televisión en la que el Bankman-Fried jugó a un videojuego mientras respondía a las preguntas (sin que los espectadores o su entrevistadora se dieran cuenta) lo describe directamente como “raro”. “Sam era raro en la televisión, pero también lo era fuera. En la vida real, las personas que se topaban con él solían pensar que era la persona más interesante que jamás habían conocido”.

Esta faceta es la que su defensa alegaría después para pedir una pena de prisión más baja. Sus abogados, apoyados con informes psiquiátricos, han expuesto que Sam Bankman-Fried tiene un trastorno del espectro autista, neurodivergente, que provocaba “que no fuera consciente de la realidad y de las consecuencias de sus actos”. Era un secreto a voces ya antes de que fuera detenido, con detalles como la forma de atarse los cordones de los zapatos que utilizó para acudir a una audiencia en el Congreso de EEUU sobre la regulación de las criptomonedas en 2021.

Sus padres, ambos catedráticos de Derecho en la prestigiosa universidad de Standford, confirmaron al Tribunal el particular funcionamiento del cerebro de su hijo. “Puede que algunos de los reclusos lleguen a apreciar a Sam una vez que lo conozcan. Pero la falta de comunicación en ese entorno es peligrosa, y los rasgos de Sam aumentan mucho la probabilidad de que algo malo ocurra”, escribió su madre al juez en una carta para intentar impedir una condena larga.

Es una versión que ahora desacredita el juez y la Fiscalía de EEUU, que aseguran que los estaba engañando a todos. Lewis empezó a seguir de cerca al joven aproximadamente un año antes de que FTX implosionara y su fundador fuera detenido. Bankman-Fried le aceptó dentro de su círculo de confianza e incluso continuó recibiéndolo mientras permanecía en arresto domiciliario en casa de sus padres, antes de ser enviado a prisión por intentar presionar a testigos del caso. Una ventana excepcional al mundo del primer multimillonario del mundo cripto que ha sido criticada por la falta de perspectiva respecto a todo lo que sobrevino después.

El libro ha tenido no obstante un calendario perfecto, siendo publicado en inglés al comienzo del juicio de Bankman-Fried hace un año y ahora en castellano, coincidiendo con su sentencia. Teniendo en cuenta la controvertida aproximación de Lewis al personaje que hizo perder sus ahorros a miles de inversores —algunos de los cuales declararon haber tenido “ideas suicidas” durante el juicio por lo sucedido— su narración ayuda a entender por qué el joven encandiló a todos antes del gran batacazo del mundo cripto.

El millonario más joven y desconocido

Uno de los aspectos que más llamaba la atención de la figura de Sam Bankman-Fried era lo fulgurante de su ascenso. Lo resume Lewis a partir de conversaciones con los periodistas de Forbes que tuvieron que incluirle en la lista de los más ricos de un año para otro. En 2020 no era nadie. En 2021 tenía ya una fortuna de 20.000 millones de dólares.

“'Salió más o menos de la nada. Me impactó. No era que hubiese comprado bitcoins y hubiese pasado de cero a veinte mil', dijo Steve Ehrlich, el periodista al que Forbes encargó averiguar el patrimonio neto de este desconocido que [entonces] tenía veintinueve años. Al parecer, en tres años, Sam Bankman-Fried había creado una empresa tan valiosa que su participación en ella lo convertía ahora en la persona menor de treinta años más rica del mundo”, narra el biógrafo.

“'Cuándo miré las cifras por primera vez, pensé: ¿Puede ser verdad esto, puede este tipo valer 20.000 millones de dólares? Era algo bastante insólito. Nadie se había hecho rico tan rápido, excepto Mark Zuckerberg, y se le acercaba mucho', dijo Chase Peterson-Withorn, que dirigía el equipo de investigadores de Forbes”, continúa: “En los cuarenta años transcurridos desde que Forbes empezó a llevar un registro del patrimonio de los ricos, él era un caso atípico. 'Era el rico hecho a sí mismo más rico que jamás había irrumpido en la lista de Forbes. Y podríamos haber justificado fácilmente una cifra mucho más alta. Intentamos ser cautos', dijo Peterson-Withorn”.

La apreciación de Forbes terminó de convencer a muchos fondos de capital riesgo de que Bankman-Fried era el hombre en el que poner el dinero. Sus ejecutivos exponían en privado que podría ser la primera persona en tener un billón de dólares (un trillón, en inglés americano). Actualmente la persona considerada la más rica del mundo por Forbes es Bernald Arnault, empresario francés cofundador del grupo Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH), con unos 225.000 millones de dólares.

Sin embargo, ninguno de ellos lo conocía realmente a él o sus intenciones. “En las finanzas tradicionales, basadas en el principio de la confianza, en realidad nadie tenía que confiar en nadie. En las criptofinanzas, basadas en el principio de la desconfianza, la gente confiaba enormes cantidades de dinero a completos desconocidos”, resume Lewis.

Donante anónimo

Uno de los lugares donde acabó el dinero de Sam Bankman-Fried fue campañas de múltiples candidatos demócratas y republicanos de todo EEUU. También a organizaciones benéficas.

“Durante un tiempo sorprendentemente largo, el gasto de Sam en las elecciones estadounidenses había pasado inadvertido. En 2020 destinó 5,2 millones de dólares a la campaña presidencial de Joe Biden sin que nadie se lo pidiera y ni siquiera se lo agradecieran. Fue el segundo o tercer mayor donante de Biden, y aun así el comité de campaña ni siquiera se molestó en llamarlo. Desde entonces, Sam había dado decenas de millones de dólares a más de un centenar de candidatos y comités de acción política por vías que dificultaban la detección de su identidad”, documenta.

Entre sus proyectos, el joven magnate llegó a preguntar por una cifra a los colaboradores cercanos de Donald Trump a cambio de la cual este no se presentaría a la carrera electoral de 2024. Según Bankman-Fried le dijo a Lewis, le transmitieron que el precio era 5.000 millones de dólares.

Antes de su caída en desgracia, Bankman-Fried también fue la cara más reconocida del “altruismo efectivo”, un movimiento filantrópico y filosófico que busca maximizar el impacto positivo de las donaciones mediante el uso racional de recursos y las decisiones basadas en datos contrastables. La fundación de FTX prometió donar 1.000 millones de dólares durante 2022, aunque antes de su caída en noviembre solo había podido llegar a contrastar 132 millones invertidos en diferentes proyectos y ONG.

Incluso esa cifra está ahora en entredicho tras la condena del benefactor y probado el origen ilícito del dinero. Un proyecto disuelto, al igual que todo su imperio financiero global apoyado en una “ambición sin límites”. Una historia que cuenta “una valiosa lección sobre los problemas del modelo de negocio de la economía digital” que coincide con un nuevo auge del bitcoin y del sector cripto, que se encuentra de nuevo en máximos históricos.

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