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Un alto cargo de la OMS: “Necesitamos entender a los que creen las teorías de la conspiración, es una reacción humana”

Ufólogos, antivacunas, illuminati o extrema derecha: los conspiracionistas niegan el coronavirus en YouTube

Carlos del Castillo

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A finales de marzo, cuando China apenas vislumbraba la luz al final del túnel del confinamiento y en Europa el objetivo número uno seguía siendo “aplanar la curva” de contagios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una segunda alerta relacionada con la COVID-19: a la pandemia desatada por el virus se había sumado una “infodemia” derivada de la salvaje cantidad de información publicada sobre él. Esta avalancha de datos es en la que se camuflan, explicó la organización, los bulos sobre curas falsas, los contenidos engañosos sobre descubrimientos científicos sin contextualizar y las teorías de la conspiración sobre el origen del virus o sobre las vacunas. Informaciones que pueden afectar a la salud física y psicológica de las personas, así como viciar algunas decisiones de los gobiernos.

“Al igual que los patógenos en las epidemias, la desinformación puede extenderse muy rápido y agrega complejidad a la respuesta de las autoridades sanitarias”, detalla la OMS, que ha lanzado este martes una conferencia científica que reunirá durante dos semanas a matemáticos y científicos de datos, expertos en epidemiología, Salud Pública, periodismo, comunicación en entornos de riesgo o diseño web. Junto a representantes de ministerios de sanidad de todo el mundo y de Naciones Unidas, intentarán definir un campo de estudio denominado “infodemiología” basándose en “investigaciones relevantes” y “prácticas contrastadas”. “Una infodemia no puede ser eliminada, pero puede ser gestionada”, asegura la OMS.

“No debemos culpar a otros por creer en cosas que pensamos que son teorías de conspiración. Necesitamos aceptarlo y entenderlo. Es una reacción humana perfectamente razonable que se basa en una confusión real y en el miedo que proviene de lo que ha sucedido en los últimos seis meses”, ha explicado en una charla inaugural David Nabarro, encargado de la OMS para la COVID-19 en Europa. “Para muchos de nosotros, la llegada de este virus brutal ha sacudido nuestra comprensión de aspectos básicos de nuestro día a día”.

Nabarro ha hecho referencia al documental 'Plandemic', en la que una serie de fuentes que se identifican como autoridades médicas “reprimidas” por sus opiniones contra el poder aseguran que el coronavirus es una maniobra de las élites para lucrarse con una nueva vacuna. Los vídeos del documental corrieron como la pólvora en YouTube. Otras teorías de la conspiración, como la que relaciona el coronavirus con el 5G, o la que denuncia que Bill Gates quiere imponer el control mental de la población a través de la vacuna también se difunden por la plataforma de vídeo y otras redes sociales.

Personas que creen en estas teorías se han manifestado para protestar por la situación en varios lugares del mundo, también en Madrid. Tanto en la capital como en otras ciudades españolas se han programado marchas para este mes de julio con objetivo de denunciar la ocultación de la verdad detrás de la pandemia por parte de los gobiernos o el papel de Bill Gates en ella.

“Nosotros conocemos los virus. Conocemos las enfermedades emergentes. Conocemos las amenazas de una pandemia. Es casi una parte de nuestra vida. Pero ciertamente hay personas que no saben qué es un virus, que no entienden la naturaleza de las enfermedades causadas por los virus”, ha continuado Nabarro, que fue candidato a dirigir la OMS en 2017. “Necesitamos entender la forma en la que la gente afronta los problemas desde sus propias percepciones, llegar a ellos de una manera que puedan entender. Y tenemos que ser muy pacientes, porque esto puede llevar algún tiempo”.

“Nos esperan al menos otros dos o tres años de desinformación sobre el coronavirus”

Las conclusiones de la conferencia multidisciplinar de expertos sobre “infodemiología”, que incluirá diversas mesas de trabajo, se presentará en un acto público digital el 21 de julio. La OMS y Naciones Unidas adelantan que los resultados deberán abrir una línea de investigación que deberá continuarse a lo largo del tiempo para ayudar a frenar la desinformación no solo sobre esta pandemia sino también sobre otras que puedan darse en el futuro. Dos de los objetivos son “desarrollar una agenda de investigación en salud pública para enfocar e invertir directamente en este campo científico emergente” y “establecer una comunidad de práctica e investigación”.

Los bulos sobre el coronavirus, además, podrían estar lejos de finalizar su recorrido. “Hemos tenido algunos retos importantes con la desinformación en los últimos seis meses. Espero que aprendamos de ellos porque nos esperan, creo, al menos otros dos o tres años en los que tendremos que navegar a través de contenidos falsos relacionados con el coronavirus”, ha opinado Claire Wardle, directora del medio de verificación estadounidense FirstDraft y una de los seis expertos que, junto a Nabarro, han participado en la charla inaugural de la conferencia sobre cómo prevenir infodemias.

Wardle ha destacado la avalancha de desinformación que ha sobrevenido sobre las sociedades conectadas en esta pandemia. Los mismos bulos impactaban a la vez contra ciudadanos estadounidenses, europeos, brasileños o indios. “En FirstDraft llevamos monitorizando desinformación alrededor de cinco años, pero nunca habíamos visto algo como lo que ha ocurrido con el COVID-19, donde estábamos viendo los mismos rumores a la vez a través de las fronteras. Es algo que nunca habíamos visto a esta escala. Es imposible monitorizar todos esos espacios lo suficientemente rápido como para desacreditarlos”, ha expuesto.

Las comunidades que han compartido esos bulos a través de las fronteras “no han nacido de la nada”, ha expuesto otra de las investigadoras invitadas, Camille François, del Berkman-Klein Center for Internet & Society de la Universidad de Harvard. Junto a dos miembros de su equipo, ha adelantado los resultados de un análisis del rastro digital de estos bulos en su recorrido por las redes. Los puntos de distribución y réplica de los contenidos tóxicos han sido las “comunidades conspirativas sobre política y pseudociencia” que estaban especializados en difundirlos antes de la pandemia.

“Tradicionalmente estos grupos utilizan la manipulación algorítmica y la amplificación para difundir su contenido. Durante estos meses, hemos visto esta maquinaria totalmente reenfocada para producir y comunicar únicamente sobre el impacto de la pandemia y las diferentes respuestas de los gobiernos”, han revelado los investigadores de Harvard. “Este no es un problema sin solución, pero requiere un método formal e interdisciplinario para analizarlo y navegar a través de él. Podemos trabajar juntos para lograrlo”, ha concluido François.

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