Valeria, la serie de Netflix inspirada en las novelas de Elísabet Benavent, se prepara para su puesta de largo el próximo viernes 8 de mayo. Entre los que se lanzarán a verla, los habrá que hayan leído los libros y los que no, por lo que contará con una aproximación que también han influido en la forma en la que sus intérpretes han abordado su participación en la ficción.
Diana Gómez es la encargada de meterse en la piel de su protagonista, una joven a la que, tras ganar un premio de literatura, se le ofrece publicar su primera novela. La intérprete adelanta que los que fueron lectores “estarán esperando revivir las sensaciones de cuando leyeron los libros, y quiero y espero que esto lo vayan a encontrar”. Para los que no han caído todavía rendidos al universo de Valeria, su actriz explica que “encontrarán entretenimiento, verse reflejados en según qué situaciones, echar un poco de menos Madrid y a los amigos”.
En esta entrevista con Vertele participan también Ibrahim Al Shami (Adrián) y Maxi Iglesias (Víctor). Entre los tres conforman el triángulo amoroso que vertebra una de las tramas de la serie, siendo el último quien pondrá patas arriba el matrimonio de los dos primeros.
Al Shami comparte que mientras rodaron la serie, consideró “lo más responsable” centrarse únicamente en los personajes de la ficción, identificándolo como lo “más correcto para evadirme de las opiniones”. Y con ello, librarse de la presión que conlleva trasladar a la pequeña pantalla todo un fenómeno literario. Gómez, por su parte, se leyó las novelas cuando llevaba “un mes trabajando en el proyecto, para tratar de añadir cosas y ver si íbamos por buen camino, que vi que sí”. En cualquier caso, fueron “los guiones lo primero que leímos para crear nuestros papeles a partir de ahí”. Para ellos, contar con la autora como asesora creativa sirvió para darles “tranquilidad”.
Valeria se introduce de lleno en la treintena y todos los conflictos que se producen en esta etapa vital. “Es uno de los puntos fuertes de la serie”, celebra Iglesias, que fue el último en incorporarse sustituyendo a Benjamín Alfonso, “situaciones que a muchos nos han podido pasar”. Gómez concreta que lo más llamativo de esta etapa, en comparación “con la veintena, es que a los veinte no sabes muy bien qué quieres, y a partir de los veintimuchos , las cosas se empiezan a asentar un poco y es cuando empiezan las dudas y las preguntas”. Su compañero Al Shami se postula en la misma línea, al destacar que es un momento de toma de “decisiones” y nuestra “capacidad” para enfrentarnos a ellas.
La amistad, Madrid y el sexo funcionan en la ficción como tres personajes más. Gómez explica que “forma parte de nuestras vidas, no puedes desligarte de tu entorno”. Poniendo el foco en “la sexualidad y cómo la vivimos cada uno, si tenemos o no sexo, con quién, el deseo, la falta de deseo”, la actriz reconoce que “lo bonito de Valeria es que muestra que está ligado a cómo lo compartimos con nuestras amigas y amigos, cómo lo vivimos y cómo nos influye lo que les está pasando a ellos”.
El sexo no solo se representa en cuanto a cómo interpela a las mujeres, si no también a los hombres, que también ocurre de formas dispares. “Va a haber mucha gente, tanto ellos como ellas, que van a decir 'eso a mí me pasa'. E incluso pensar 'me puede pasar y no pasa nada'”. Gómez considera que esto tiene que ver con cómo “se desmitifica el sexo”. Iglesias, por su parte, pone en alza que la serie “habla abiertamente sin tapujos y sin censura de cosas que pasan, pero sin ponerlo en un pedestal ni llevándolo a algo tremendo, que muchas veces se le da demasiada importancia. En Valeria se habla de manera muy natural”.
Como decíamos, los tres personajes componen un triángulo amoroso, del que sus intérpretes explican qué arista ocupan. Valeria es quien se sitúa en el centro, dado que “Víctor aparece en un momento de su vida de crisis general y personal y le hace replantearse muchas cosas, como que igual su marido y ella no son felices, ya ni se cuentan la historia y están desencantados”. La actriz añade que “sexualmente le despierta unas cosas que Adrián ya no, y también a nivel intelectual. Me gusta el pique verbal que tienen. Su marido ya no llega a eso, no tiene esta cosa de seducirse con la palabra”.
Sobre el primer de los aludidos, Víctor, Iglesias cuenta que “no toma una ventaja de primeras, pero que cada vez está más deseoso de Valeria. Ella llama su atención, considera que tiene mucho potencial y se le ha metido entre ceja y ceja, siendo él el primer sorprendido”. Por último, Al Shami reafirma lo anterior, al reconocer que entre Adrián y Valeria hay “falta de comunicación, roce, cariño e incluso necesidad de sentir el uno del otro, y el otro del uno”.
Si antes hablábamos de cómo la serie desmitifica el sexo, comparte misión con la profesión de escritor. La protagonista está bloqueada con la que debería convertirse en su primera novela, siente que no llega a los plazos y se agobia porque no consigue sacarla adelante. “Veía muchos paralelismos con mi profesión de actriz”, confiesa Gómez, “depende mucho de la confianza que tengas contigo misma para encarar un proyecto. Valeria se siente bloqueada y frustrada porque no está aprovechando la gran oportunidad que tiene por delante”.
El problema no reside únicamente en su capacidad de escribir, sino en que “como no tiene dinero, buena parte de su entorno le dice que igual tendría que buscar un plan B, pero ella no quiere. Me sentí muy identificada con esa parte de la creatividad bloqueada y cómo la cabeza empieza a boicotearte. Y cuando te boicoteas, te bloqueas aún más y no puedes salir de ahí”.